—MAGNE—
Mis piernas ya no podían más, pero las obligué a seguir a pesar del cansancio y el dolor que gritaba mi cuerpo. Mi garganta estaba seca y cada bocanada de aire se había vuelto afilada y desgarradora. Seguí corriendo mientras las ramas arañaban la piel de mi rostro y de mi cuerpo, pese a que cada paso se había vuelto lamentable.
Mis pies apenas tocaban el suelo, lleno de hojas y troncos caídos mientras corría por el espeso bosque; una parte de mí lloraba y gritaba para que me detuviera a recuperar el aliento y descansar, pero no podía hacerlo o me encontrarían y me cazarían como a todos los demás y moriría, eso era seguro.
Me obligué a seguir corriendo en aquella oscuridad que parecía suspirar y susurrar pesadillas. Mi corazón golpeó con fuerza contra mis costillas, pero se detuvo cuando el primer aullido cortó el silencio de aquella noche y me detuve en seco, escuchando cómo se unían más aullidos al primero. No, no era solo uno de esos perros, no, eran muchos, muchos de ellos.Y en algún momento el único sonido que logré escuchar fue ese, el de esas malditas bestias. Lo sentí en mis huesos, en mi piel y en cada rincón de mi cuerpo; una parte dentro de mi desgastada alma se rompió ante aquello y las lágrimas se deslizaron frías sobre mis mejillas.
Respiré hondo cuando escuché sus pesadas pisadas siguiendo mi rastro y la oscuridad pareció derretirse bajo la luz de una docena de antorchas brillantes. Podía quedarme ahí y esperar a que los perros me encontraran y me hicieran pedazos o podía seguir corriendo y llegar al límite del territorio entre Artem y Vilém; la decisión era sencilla, así que seguí corriendo.
Escuché el cuerno de caza que sonó detrás de mí, escuché mi nombre siendo llamado a gritos y las risas, escuché también los cascos de los caballos que se acercaban con demasiada prisa, seguí y seguí corriendo y quizá ese fue mi error. Mis pies no encontraron nada sólido y el agua tocó mi piel, fría y extrañamente viva. El grito se quedó atorado en mi garganta y me hundí en ella.
Mis pies tocaron el fondo fangoso y oscuro. Me impulsé hacía arriba con ambas piernas y subí de forma lenta; el agua me llegaba hasta la cintura, pero aquella agua parecía serlo y al mismo tiempo no lo era. Mis dientes castañearon y pude escuchar a los perros cada vez más cerca. Avancé lentamente buscando la orilla, pero ahí donde había dejado la tierra firme ahora solo había agua y más agua; el pánico comenzó a subir por mi garganta.
Busqué desesperada un lugar por donde escapar de aquello, pero solo había oscuridad y sombras que se alargaban; el agua pareció moverse y ondular frente a mí y a mi alrededor. Me di cuenta que ahora ya no estaba hundida hasta la cintura; el agua ahora me llegaba hasta el pecho.
"Magne"
Una voz que llamó mi nombre, una voz que era joven y vieja al mismo tiempo; un escalofrío corrió por mi columna vertebral cuando el agua frente a mí había dejado al descubierto un par de ojos amarillos que me miraban sin pupilas.
"Magne"
De nuevo la voz que se deslizaba como terciopelo y al mismo tiempo como una daga afilada y que parecía salir de aquella criatura oscura que me miraba y me miraba. Los perros aullaron otra vez más cerca y la criatura sonrió, una sonrisa que iba de lado a lado de su cara y que de alguna manera no tenía principio ni fin.
Un parpadeo después, y la criatura había desaparecido bajo el agua una vez más, mi cuerpo entero tembló y recé a lo que sea que nos protegiera en ese mundo cruel para no volver a verlo. El agua de aquel extraño lago emitió un suave susurro que tenía más similitud con una risa.
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"MAGNE" (EDITANTO)
FantasyEl continente de Herleit había vivido en una relativa y tensa paz en los últimos mil años después de la guerra contra Amélie y Eide, pero esa fragilidad, ese pequeño lazo de esperanza se rompió en miles de pedazos cuando "ella" apareció y despertó a...