Capítulo 6.

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Prometí ser tu amigo, es un juramento que mantendré hasta el final.

“¿Mal día o mal momento?”

“Mala vida.”

No sabes cuándo fué que hablaste con Husk por primera vez, simplemente recuerdas el primer momento en qué disfrutaste compartir tu soledad junto al demonio gatuno. Te gustó su actitud transparente, su manera de hablar sin mirarte mal por tu pasado. Husk tuvo paciencia con tu actitud de mierda, supo manejar cada mala reacción tuya y además, te cuidó sin importar las veces que dijiste 'no'.

Él buscó más allá de lo que mostrabas, viendo a una niña perdida en lugar de una mujer mala y egoísta.

Husk estuvo allí desde entonces, acompañándote en tus caídas y éxitos. Ofreciendo una mano amiga cuando no querías seguir luchando. Esperando en silencio hasta que finalmente abrieras tu corazón. Él añora el día en que finalmente destruyas los muros que aíslan tu alma, deseando que seas libre de tu mayor enemigo: la mente.

“¿Te gustaría hablar conmigo sobre ello?”

“Será en otra ocasión, bigotes.”

Algo que detesta de ti es tu insistencia de ser autosuficiente, de no necesitar de nadie. Está bien bajar la guardia de vez en cuando, está bien pedir ayuda y sentirse acompañado. Realmente desea que ya no te sientas culpable, mucho menos insuficiente. Posees un espíritu hermoso, el cual lamentablemente fué expuesto a tanto dolor pero, sigue siendo maravilloso.

Ustedes dos estaban en el balcón del hotel, observando las partes más destacadas de Pentagram City. Extrañamente, a pesar de ser de tonos rojizos y oscuros, la ciudad está brillante gracias a las tantas luces artificiales que la decoran. Estabas más pensativa de lo normal, no hablabas como solías hacer, ninguna queja ha salido de ti desde que Husk te trajo hasta aquí.

Ese día permitiste que tu alma hablara por ti en vez de la estúpida actuación que montas todo el tiempo. Ser fuerte, inquebrantable, resistente, insensible. Todo eso quedó al olvido en ese momento.

A Husk le gustó esta parte de tu personalidad, en dónde podía apreciar tu verdadero yo. Con él no necesitas ser fuerte, ni resistente, tampoco fingir ser insensible. Podías ser tú si realmente bajaras la guardia.

“Me quedaré contigo en silencio. ¿Te gustaría eso?” ofreció, cambiando de rumbo la conversación.

Pensaste por unos segundos para después sacudir la cabeza en negación. Husk hizo un sonido inquisitivo, creyendo que su presencia no era bienvenida ante tu negativa.

“Sigue hablando, odio estar en silencio.” suspiraste de contenido, dándole una de tus miradas más suaves.

“De ser así, te contaré mis grandes hazañas que hice en la Tierra.”

Resoplaste divertida, esta vez sonriendo un poco.

“¿Otra vez?, si ya me has contado todas tus travesuras de humano.” bromeaste, la penumbra dentro de ti se fué desvaneciendo.

“Repetiré cada historia hasta que dejemos de ser amigos.” la seguridad en Husk es envidiable. “Y eso nunca pasará porque estaré atado contigo hasta el fin de los tiempos.”

“Eres todo un poeta.” señalas, la ironía en tus palabras demuestra que no le crees.

Te empujó de manera juguetona, riendo un poco cuando presionaste tu dedo índice contra su nariz de botón, sus bigotes reaccionaron, moviéndose con gracia. Podrá negarlo tantas veces como sea pero, Husk le hace honor a su forma demoníaca. Es un lindo gatito cuando lo agarras desprevenido.

Miel y Café. | Lucifer Morningstar.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora