« Perdóname, mi corazón le pertenece a alguien más. »
Ambos están solos, tristes y enamorados de alguien que ya no está; pero son tan idiotas que se lamentan por el pasado.
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Historia interactiva, por lo que tú eres protagonista.
Todos los der...
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Me hace mal y ya no hay vuelta atrás, no dejo de atentar en contra de mi propia vida.
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advertencia de capítulo: intento de asesinato, vida después de la muerte, traición, corrupción entre las autoridades; rechazo social y depresión crónica.
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Crees que nadie comprenderá tu dolor, pero ¿has visto a tu alrededor?, muchas almas sufren al igual que tú. Ellos sienten, lloran y se culpan por lo errores que cometieron en el pasado. Buscas salir del pozo sin fondo, los demás también. Buscas huir de la vergüenza y la tristeza, al igual que ellos. Los que están abajo, los que sufren por el resto de la eternidad.
Has sido tan egoísta y ni siquiera te habías dado cuenta.
Todos buscan la felicidad, sobre todo la paz. Los pecadores, humanos, demonios y ángeles, cada uno de ellos sienten de igual manera porque, la materia viva siempre tendrá sensibilidad. La sangre que fluye por sus venas es casi la misma que la tuya, había dicho el cordero de Dios. Lo miraste sin comprender, acariciando tu antebrazo y concentrándote en cómo el líquido que te mantiene viva recorre tus venas.
Ahora entiendes la perspectiva de Charlie.
Ella busca la salvación de los pecadores porque, a pesar de ser la princesa del infierno, sigue siendo su pueblo. Charlie siente una conexión especial con cada uno de ellos y los quiere liberar de las cadenas del pecado. Demostrar que hasta el alma más vil se podrá redimir.
¿Por qué no lo habías visto antes?
Con valor, alzaste la mirada para poder ver el rostro del hijo de Dios. Cómo lo esperabas, tus ojos no están diseñados para ver tal pureza y divinidad tan de cerca. Una nube llena de luz cubre su rostro de ti, pero, sabes que te está observando, así que le sonríes con serenidad. Sus hombros se sacuden, demostrando que está riéndose suavemente.
"Ahora lo entiendes, ¿no es así, querida oveja?"
Amor y esperanza, dos emociones que pensaste haber perdido.
Tu corazón late, no de miedo, ni de ansiedad o de rabia, sino de alegría. Las manos tiemblan por no saber qué hacer con ellas y tus ojos, el color de ellos vuelve a un tono más colorido, reflejando que tu alma ha vuelto a recuperar la fe.
"Más, ¿quién de su vida sabrá el valor? o, ¿quién lo ha de apreciar?" cuestionó, manteniéndose a tu lado mientras ambos miraban al cielo lleno de ángeles buscándote. "Nunca lo verá ojo de mortal. . ." redirige la mirada nuevamente hacia a ti. "Tú lo debes mirar, con la mirada celestial."
