Capítulo 13.

137 17 2
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Vienen noticias de consuelo, no permitas que nada te desanime.


Esperabas cualquier tipo de traición que viniera de este lugar tan mundano y cruel, por eso no sentías decepción o evitabas sentir tristeza cuando alguien cercano a ti te daba la espalda. Normalmente eras tú quién se iba primero, sacabas la daga y apuñalabas a quien se atreviera a confiar en ti. Obligaste a cualquier pecador o demonio a alejarse, nadie podría tener compasión en los traidores e insensibles como tú.

"Preciosa, ¿por qué esa carita tan triste?"

Realmente confiaste que de alguna manera alguien te amaría o incluso tendría el más mínimo aprecio por ti. Es decepcionante darte cuenta de que al final, solo te engañaron.

El medallón que te dieron tus hermanos está a pocos metros de ti, tú sentada inútilmente en el suelo sucio y lleno de escombros mientras que la reliquia yacía también allí, sin hacer nada. Anticipabas un escudo protector con espadas y alas divinas, una explosión que aniquilaría a cada maldito exorcista, lo que sea con tal de ayudar a terminar con el apocalipsis. 

Esto es humillante y no tenías la manera de levantar la cabeza para enfrentarte a Adán.

"Pobrecita, imagino que esperabas la salvación por parte del cielo, ¿no es así?" el primer hombre se burló de ti, tan arrogante como es mientras los pocos exorcistas que lo custodiaban se reían. "Sigues siendo tan estúpida."

Sí, lo soy. Pensaste, tus dedos fríos y casi rígidos por la falta de circulación sanguínea, jugaron con algunas pequeñas rocas que estaban cerca.

El suspiro desalentador que salió de tus labios fue la señal de tu resignación, es causa perdida. Lucifer tuvo que irse para auxiliar a Charlie, confiando que podías manejarlo. Muy tonto de su parte, ¿cierto?, creer que un ángel caído sin poder, sin divinidad, sin fuerza podría hacer algo al respecto. Los demás están batallando, dándolo todo para defender al hotel, incluso Nifty está corriendo con su extraña aguja en manos.

Más que una risa sarcástica, sonó como incredulidad y desesperación. Tuviste que encorvarte en ti misma para sostener tu abdomen mientras reías a carcajadas, histérica y sin esperanza. Adán frunció el ceño al ver tu estado patético y miserable, volteando los ojos con fastidio. Vamos, ¿en serio es momento de burlarse de él?, no. En realidad, no te estabas burlando de Adán.

Te reías de tu desgracia porque te cansaste de llorar.

"Ojalá y expulses gusanos por el trasero, pedazo de mierda." sonríes sin calidez, el cinismo toma lugar en tu rostro.

Miel y Café. | Lucifer Morningstar.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora