03: Pensamientos encontrados.

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Días después del exterminio, Lucifer ya se habia instalado del todo en la torre principal a la izquierda del hotel, que quedó justo al contrario de la torre de radio del demonio pelirrojo y molesto. Un error de diseño, o petición de Charlie, obviamente el demonio Radio debía tene una altura apropiada para su sano pasatiempo y la princesa nunca le iba a negar su diversión inocente. Ya habían pasado los días y esa noche sería el banquete proporcionado por el barrio canibal en celebración de la victoria y la cantidad soñada de alimento que habia sido proporcionada en la cruel batalla.

Mismo día en la mañana en que el personal y residentes del Hotel Hazbin  finalmente se acoplaban lo suficiente como para iniciar sus actividades diarias con normalidad.

— ¡Bien! Ya que las cosas finalmente están mejor, puedo introducirlos correctamente... Emm, ya como sabrán, tenemos ahora a mi padre entre los residentes y-

— Linda, sí me disculpas— El rubio interrumpió, alzando una mano para que la atención se fuera directamente a él. Estaba sentando en un sillón individual en la sala de reuniones junto a todos los demás habitantes del hotel, sillón que regularmente era de Vaggie, pero lo cedió sin problema. No quería negarle algo al padre de su novia. —, pero estoy aquí más como patrocinador o colaborador que como residente a redimirse.

— Sí pero participaras en las actividades ¿No? ¡Vamos, será divertido! Así podrás relacionarte con los demás y al fin y al cabo eres-eres un pecador y... — Su tono de voz fué bajando cada vez, al percibir la mirada un tanto perturbada de su padre. —. Tú me entiendes, papá.

Lucifer suspiró, tampoco es como sí buscara llevarle la contraria a su quería hija o romper sus delicadas ilusiones en estos pecadores, así que asintió sin más confirmando que iba a estar al día con sus actividades didácticas. Se hicieron unas preguntas básicas, de bienestar, respecto al estado de animo y cómo se sentían en las nuevas instalaciones. Cosas básicas y sencillas para participar. Lucifer jugaba con su lápiz, con una hoja blanca en la mano y apoyado de manera incomoda en su pierna, sin estar muy seguro qué poner respecto a su estado de animo.

No podía decir que estaba atravesando una depresión clínica más o menos medicada con ligeros arranques ansioso debido a que por culpa de su autismo no era capaz de sentirse del todo cómodo en el nuevo espacio aunque este fué planeado meticulosamente por él mismo ¿Verdad? ¡Ja, ja, por supuesto que no podría? ¿...o sí?

Se estaba comenzando a molestar, fijándose que algunos ya estaban escribiendo o ya habían terminado, como el caso de Alastor (maldito), mientras que él estaba estancado en la primera pregunta. Qué patético de su parte. Sus dedos inconscientemente se fueron directo a tocar su cuello con sumo cuidado, deslizando un par de dedos cubiertos en tela por el oro frío que amenazaba su tráquea con un gustoso estrangulamiento. El toque no lo sintió del todo claro por los guantes, pero una sacudida de tranquilidad invadió su pequeño cuerpo y relajó cada músculo tenso, así como el cerebro sobrecargado de pensamientos autodestructivos.

Respiró lentamente, absorbiendo la calma cual esponja, abriendo los ojos con cuidado para fijarse en la figura delgada de su hija hablando con muchos animos con la dulce Vaggie. La chica resultó ser una antigua exorcista, las exorcistas son hijas legítimas de Adán, los ángeles más cercanos a él¿No? La hija de él con su hija, su hija con la hija de él, Charlie mantenía un romance con la hija de su padras...tro. Oh, ya estaba pensando disparates.

Al entender el hilo de pensamientos que estaba llevando con una calma muy perturbadora no pudo evitar asustarse de la nueva mentalidad que estaba adquiriendo. Se asustó por la tranquilidad que aquella pieza de oro le brindaba cuando se suponía que era un símbolo vergonzoso de sumisión, al mismo tiempo que un triste recordatorio de su viudez. Un segundo¿Triste? ¿Acaso perder al maldito de Adán fué un acontecimiento triste en su vida? Oh, se podría decir que la mera existencia del primer hombre era un factor muy triste y lamentable de su vida, sobretodo por el jardín del Edén, pero esa nostalgia y ligero arrepentimiento no eran sentimientos que siquiera se acercarán a la increible añoranza, perdida y luto que su cuerpo ahora trataba de controlar. Se entendía. Ciertamente nunca odio a Adán, por lo menos hasta que lo vió arremeter contra la vida de su perfecto rayito de rol, Charlie, así que se podria decir que aquel egocentrico sujeto no era merecedor de sus penas y protagonista de sus inquietudes.

Matrimonio de Mierda. (AdamsApple)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora