04: Sumisión.

731 78 22
                                    


Charlie estaba agotada, mentalmente cansada muy a pesar de los días de inactividad que hubieron en el hotel debido a las mudanzas y terminar de ajustar pequeños detalles respecto a las remodelaciones, ahora le resultaba muy fácil sentirse ahogada debido a las peleas innecesarias entre su padre y, quién parecía un segundo padre, Alastor. Lo odiaba tanto, le parecía tonto que el más bajo sea tan fácil de provocar muy a pesar de tener cientos, miles, millones ¡Muchísimos años de edad! Era más viejo que el infierno y tenía casi la misma edad del cielo. Cuando se levantó a atender la puerta, no pudo evitar observar de reojo una vez más la gargantilla que adorna cruelmente el cuello de su familiar, como un recuerdo eterno de su más reciente viudez, porque sí, pese a las circunstancias Charlie sabía que esa perdida de alguna forma le dolía, como sí arrancarán  una parte de su alma con la partida de Adán. Ella lo sabía, lo suponía al menos, pero no era capaz de entender aún qué fué todo eso.

Tan aterrador. Tomar y condenar a su padre a otro tipo de devastación, parecido a un trato entre demonios, con la diferencia de que estos últimos son concientes de que lo ocurrirá, de las consecuencias de sus actos, pero en esta ocasión fué una hazaña que solo uno de los dos ejecutó, obligando al otro a someterse. No fué un trato, no no, por supuesto que no, fué esclavitud, conquista y esclavitud. Una violación. Lo que hizo Adán no tenía perdón.

Lo detestaba como nunca antes había odiado a alguien.

Solo esperaba no volverlo a ver y que su padre no se hundiera más de lo que había hecho cuando su madre, Lilith, decidió escapar de la familia.

Decoró su rostro con una amplia sonrisa al pensar en que la idea que era un nuevo reciente esperanzado por la redención¡Justo hoy! Día en que estaban abriendo oficialmente sus puertas al tan ansiado público infernal. Lista para lo próximo, quitó el seguro y abrió la puerta en par con una cantora voz entonada y los ojos cerrados.

¡Bienvenido al ho-...!— En cuanto su vista se enfocó, recibió el horrendo paisaje de un nuevo pecador, el cual era curiosamente familiar, por no decir que era la misma mierda horrenda de Adán, con tonos más opacos y unos malditos cuernos adornando su cabello. Debía de ser una broma.

—¡Ya llegué, perras! — El grito de Adán afecto seriamente tanto en los tímpanos como la cordura de Charlie, haciendo que ella en segundos adoptara una apariencia completamente demoniaca ante los ojos rojizos del pecador. El invasor no se inmutó, muy por lo contrario se apoyó en el marco de la puerta, adoptando una postura relajada con una mano en la cadera ladeada y la otra colocado en el marco, casi arriba de la contrario, teniendo cuidado de un chocar con un par de cuernos.— Oye, nena, vengo por tu papá.

El sonido de un golpe resonó por el lugar, así como voló la saliva de Adán a causa del derechazo que Charlie le propinó.

.

— ¡Tú hija es una maldita salvaje, los míos nunca hubieran hecho una cochinada como esta!

Lo que estaba ocurriendo ahora en la sala principal de aquel hotel era un total descaro, así como inimaginable, provocando que más de uno tragada saliva y se cuestionara las reglas básicas del cielo, infierno y de la vida misma ¿Por qué? Todos se preguntan;¿Por qué Adán estaba de regreso? Saber exactamente el porqué de que estaba... Bueno,¡Aquí, como un fantasma! O una maldita cucaracha que no se quería morir por nada. Lucifer en cuanto lo vió cruzar el umbral tragó saliva, parpadeando un par de veces y como reflejo se llevó un par de dedos a la gargantilla, acariciando el metal caliente como sí ese fuera el confort que necesitaba para afrontar a nada y nada menos que su difunto marido frente suyo. Que amargo sabor de boca le dejaba la imponente figura.

Se sentía, lo que nunca antes, acorralado. No estaba asustado, estaba... Indeciso. No podía decidir a cuál neurona debería hacerle caso. El agente de su conciencia que gritaba a todo pulmón que se levantará del sofá y se lo tire en la cara de su marido hacia que aquella más razonable (aunque igual de vengativa) casi no sea escuchada, quien le estaba recomendando con mucha serenidad que llevarán esa discusión a un lugar MUY apartado y lejos de los oidos curiosos, así podría matarlo.

Matrimonio de Mierda. (AdamsApple)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora