Al día siguiente los huéspedes del hotel estuvieron toda la mañana entrando y saliendo con muebles y paquetes, también algunos diablitos contratados por Lucifer para que se ocupen de trabajos pesados, las tres comidas necesarias y remodelar correctamente el espacio para que fuera lo más lujoso y cómodo posible. Realmente el soberano estaba usando su influencia para consentir a su querida hija, estando siempre atento a que no le doliera ni una sola uña luego de la batalla que lideró el día anterior.
Ya estando todo listo, cerca de las 3 de la tarde, Lucifer finalmente se acostó en un mueble frente a la televisión pantalla plana que estaba apagada, puesta más para reemplazar la vieja caja de vídeo pero en lo personal no le agradaba tener uno de esos aparatos que contaminaban la mente. Cerrando los ojos para finalmente descansar un poco.
— ¡Que gran sorpresa tenemos aquí, señores. Nada más ni nada menos que el soberano!
El rubio abrió los ojos de golpe, de tal forma en que se marcaron las venas rojizas en sus retinas.
— ¿Qué carajos quieres ahora, Alberto?— Con un tono venenoso y sin sonrisa le respondió, alzando una ceja.
— Alastor. — Corrigió. — Y no deseo nada de usted, cuando fácilmente lo podría conseguir con mis propias influencias ¡Ja, ja! Aunque... Le venía a aplaudir por su récord recientemente roto ¡Tan hilarante! Merecedor de un premio.
— ¿A qué té refieres?— Cuestionó al levantarse del lugar donde estaba descansando, rascando el cuello cabelludo para despegar su pereza.
— ¡Su divorcio, su boda y su viudez, desde luego! Nunca había visto tantas ceremonias cristianas en un solo sitio y menos en el infierno.— Alastor puntualizó, jugando con sus mangas y acomodando su adorable moño. — Dígame, señor ¿Satisfecho de su vida de casado y...? ¡Oh! ¿Qué ven mis ojos? Todavía portando el símbolo dorado de su compromiso.
Alastor llevó una de sus manos al mentón del gobernador, haciendo que alce un poco la cabeza y releve su pálido cuello siendo apretado por el oro, que pareció brillar más debido el contacto de tal forma que se podía insinuar que poseía más poder ante la idea de una infidelidad dirigida al propietario. Eso hizo que la sonrisa del pelirrojo vibre burlón, afilando sus ojos con malicia.
Lucifer apartó la mano invasiva de un manotazo en el cual no contuvo su fuerza, dejando al más débil notoriamente afectado.
— Me vuelves a tocar, pecador, y mi-
Se cortó en medio de la oración ¿Qué iba a decir? ¿Iba a decir la palabra con E? Se mordió el labio inferior, alzando su mano lo suficiente para alcanzar un mechón del cabello de Alastor. — ¿Sabés qué, cervatillo? Anda a cagar y cura bien esa tonta herida, desde aquí huelo el metal angelical y óxido comiéndote la sangre y carne.
Sugirió con una amplia sonrisa llena de sorna, jalando el cabello de Alastor para que esté a su altura. —¿O necesitas una ayuda para eso también? Que patético, patético pecador... ¡Bueno! Me retiro, espero verte en una zanja más tarde.
Amplió aún más su sonrisa, entrecerrado los ojos ante la careta de labios cerrados pero forzados a los costados, ojos filosos llenos de veneno que no hacía efecto en su persona y, cómo olvidarlo, las delgadas cejas de Alastor fruncidas con desprecio. Con ello Lucifer se retiró rodeado por magia angelical, satisfecho de molestar por hoy al botones. Antes el tipo lo había agarrado con la guardia baja, sabiendo cosas o acertando teorías de su persona, por ello acertaba cada insulto o insinuación mientras que él, bueno, no tenía mucho que decir del venado, no lo conocía y tampoco había escuchado antes de él.
Tal vez sí escuchó pero se le olvidó, no podía estar al tanto de todos los pecadores en su círculo, apenas tenía en mente la existencia de ¿... Cómo se llamaba este sujeto? Ah, mierda. Posiblemente ya estaba muerto, eso fué hace milenios.
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Matrimonio de Mierda. (AdamsApple)
FanfictionAdán por su desesperación termina arrastrando a Lucifer en un matrimonio-no-matrimonio angelical. ¿Adán su religión? Antes era Lilith y lo disfrutaba, ahora era un religioso que odiaba a su Dios.