Capítulo Dos: Un ángel caído del cielo

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La música era mucho más alta dentro, tanto que me tapé los oídos velozmente ya que resultaba molestoso el ruido tan fuerte

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La música era mucho más alta dentro, tanto que me tapé los oídos velozmente ya que resultaba molestoso el ruido tan fuerte.

Miré a mi alrededor viendo si el anfitrión de la fiesta estaba cerca, pero la escasa luz y el montón de gente que había allí me impedía buscar a dicho chico. Caminé con pasos cortos e inseguros, eran demasiadas personas en un mismo lugar que llegaban a incomodarme, tenerlas tan cerca... oh Dios, podía morir asfixiado en ese momento, tenía que empujar suavemente a los que me impedían el paso, para abrirme paso y dirigirme a... un momento, ¿a dónde carajos estaba yendo?

Todos gritaban contentos y empezaban a bailar de una manera tan erótica y vulgar que los miraba con asombro, ¿dónde has terminado a parar, Rigel? Me pregunté si sería capaz de soportar el ambiente nuevo, pero todos ya conocíamos esa respuesta: no.

—¡Rigel!

Me di la vuelta para ver de quién se trataba. ¿Cómo era capaz de reconocerme entre todo ese gentío? Mi sorpresa fue bastante notable al descubrir al chico de la invitación, ay que maravilla. Me acerqué a él y lo saludé con la mano.

—Hola —alzo mi voz para que pueda escucharme en todo este lío.

—¿Que tal? —me responde entre gritos, puedo notar que se tambalea constantemente, probablemente estaba borracho—, ¿te está gustando la fiesta?

—Oh, sí —miento y sonrío para verme creíble.

—¡Cool! ¿Quieres? —extiende hacia mí un vasito con un líquido amarillo.

—¿Qué es?

—¡Cerveza!

—Ah, no gracias, no tomo —necesito escapar urgentemente de aquí.

—¡No seas amargado! Necesitas tomar aunque sea dos vasos. Te daré éste y tú tendrás que buscar el segundo.

Sin darme oportunidad de quejarme coloca el vaso de cerveza en mi mano, me insta a tomarlo y y para que no se sienta mal lo hago. Le doy un pequeño trago y su sabor me parece horrible, siento como el líquido quema mi garganta y pecho, hago una mueca de asco y él solo ríe por mi reacción.

—¡Ja, ja, ja! ¡Tienes que ver tu cara! —farfulla y me pega a él, enseguida mi incomodidad aumenta y él, borracho acerca su boca a mi oído—, la primera vez suele ser así, en el segundo vaso te darás cuenta que es lo mejor que vas a probar en tu vida.

Se agacha, vuelve a reír y desaparece tan rápido como apareció. Confundido me giro en su búsqueda pero mejor recapacito la posibilidad de escapar.

Claro que es un plan perfecto si yo tomara seguido o fuese más tolerable al alcohol.

La cerveza no tarda mucho en reaccionar en mi cuerpo, por lo que siento torpeza en cada uno de mis movimientos. Intento convencerme de no ser tan débil e ir a la salida, pero cada baile tan brusco de los que se encuentran a mi alrededor me van llevando al otro lado de la casa.

Una Noche Para AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora