Born again [Sukufushi]

Mi verdadero yo.

Capitulo 5:

Aquél sentimiento que se plantó dentro de mi corazón. No lo entendí al principio. No podría culparme por eso.

Seguía siendo un niño que no sabía lo que era el amor.

Y sin saberlo termine hundiendo a los que amaba en una gran desesperación.

Por el bien del nacimiento de mi espíritu.

Mi verdadero yo.

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Sintió que sus pies hormigeaban. Otra vez le ocurrió. Esto comenzaba a ser realmente molesto la mayoría de las veces.

Ahora pensaba en que conectar sus collares era una mala idea. Lo dejaba totalmente dormido y adolorido. Su celo poco a poco disminuía con la luz del sol entrando por la ventana.

Otra vez en las sábanas. Se sintió menos intranquilo. Aunque en un principio se sintió terrible. Ya la sensación había comenzado a desaparecer.

Miro su cuerpo con curiosidad. Las marcas rojas no se iban por completo. Aquella sensación de ser probado de esa forma lo hizo sentir super avergonzado.

Aunque no pensó que aquello le afectaría de la buena forma. Era su primera vez con una persona, y aunque hubiese deseado estar más consciente de su alrededor. No puede decir que se sintió mal. Y aquello le preocupaba.

¿Acaso era muy fácil?

No, había algo distinto. Su forma de actuar. Como si lo conociera desde siempre le daba una seguridad que no era capaz de entender.

O solo...

Era muy ingenuo.

Creo que debería conformarme con el hecho de que no me tiró por la ventana luego de usarme.

Megumi escucho un ruido al lado de la puerta. Se levantó con cuidado y se puso contra la puerta.

—Uraume.

—¿Si?

Megumi abrió la boca en respuesta. ¿Por que estaba detrás de la puerta? Conocía la cultura. Aunque Megumi no estaba de acuerdo con que siempre estuvieran alli. Era como demasiado.

Espera..¿siempre estuvo allí?

Megumi se puso rojo como un tomate. Y trago antes de preguntar.

—¿Y...y Sukuna?

—El amo Sukuna ha salido a hablar con unos visitantes. No tarda.

Megumi se sentó pegado de la puerta. Jugo con sus dedos. Quería sacar una conversación amena. No sabía cómo. Aunque cuando le hablo por primera vez todo pareció fluir ahora que las cosas habían escalado de una forma tan rara y rápida lo hacía más difícil.

—¿Y...puedo salir?

—No tengo autorización de dejarlo salir de la habitación.

Megumi volvió a jugar con sus dedos nervioso.

—Pero tengo hambre...