Epílogo

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La recuperación de Freen se había dado más rápido de lo esperado, y la primera cosa que hizo una vez que pudo andar por su cuenta, fue invitar a Becky a una cita.

Becky se había reído por el hecho de ver a su menor cumplir su promesa sobre invitarla a salir, pero aceptó sin dudarlo, curiosa de lo que la contraria tenía pensado hacer. Aquella noche decidió arreglarse, buscando sus mejores prendas y tratando de acomodar el desorden de su cabello para la cita.

No tuvo éxito, porque la última mirada en su espejo le confirmó que su cabello se había levantado de la parte de atrás, y un par de mechones cubrían su frente como de costumbre. Sin perder el tiempo, decidió colocarse una de sus gorras y, subiendo las gafas sobre el puente de su nariz, se dirigió a la puerta.

Recibió un mensaje en ese momento, una fotografía de Freen tomada por ella misma, avisándole que ya estaba de camino al punto donde se iban a ver. Sonriendo a la pantalla, tecleó una respuesta breve sobre que había salido de su departamento, ansiosa por verse.

Freen palmeó sus manos sobre la mezclilla de sus pantalones, sintiéndose levemente nerviosa por ver al castaña. Sabía lo que tenía que hacer, y la confesión de sus sentimientos no era nada nuevo para las dos, no cuando ya habían sido claros en el hospital y los días en que se encontraron tonteando y escondiéndose de sus amigos como si de sus padres se tratara. Intuía que Nam comenzaba a sospechar, no era común en ella decir que saldría un viernes por la noche para ver a Becky, así que esperaba que al llegar al departamento una tormenta de preguntas cayera sobre ella.

Observó el pequeño quiosco que había reservado, tratando de acomodar un par de luces que estaban en la dirección contraria. No preparó algo tan ostentoso como le hubiera gustado, pero se había esforzado por hacer algo que valiera la pena esa noche, consiguiendo ayuda gracias a un par de compañeros de clase. Mirando a su alrededor, quedó satisfecha al ver todo en su lugar, solo faltaba la presencia de Becky y estaría todo listo.

No tuvo que esperar mucho cuando recibió un mensaje en su celular, alertándola de que se encontraba cerca de la zona. Dando una última mirada, decidió encontrarla de camino para guiarla por un pequeño sendero que daba dirección al quiosco.

Tan pronto como la reconoció, se acercó en su dirección y le sonrió feliz por verla. —Buenas noches, Becbec

—Oh, hola Freen. —Sonriendo de vuelta, observó a su alrededor. —¿Qué haremos hoy?

—Ven, te guiaré a nuestro destino. —Ofreciendo su brazo, se sintió emocionada cuando la castaña lo envolvió con el suyo. —No es muy lejos de aquí.

—Te ves bien sin el yeso.

—Me siento demasiado bien sin todos esos yesos, ya no recordaba lo que era moverme sin usar muletas o la ayuda de alguien. —Confesó, negando divertida

—Me alegra que por fin estés recuperada. —Comentó con cierto tono feliz, dándole un suave apretón en el brazo que la envolvía.

—Gracias, pero lo logré por la bonita enfermera que me atendió en mi recuperación.

—Ah, la enfermera no está contenta, se fue sin que le pagaras por todo el servicio que hizo por ti. —Se quejó con un leve rubor, siguiendo su juego.

—¿En verdad no le pague? Eso es muy descortés de mi parte, ¿Cómo podría recompensarlo? —Terminando el pequeño sendero, se posicionó delante de ella antes de llegar al lugar.

—¿Qué es lo que tienes planeado?

—¿Qué tal un poco de pollo picante y calamares? —Recordando la orden que siempre pedía por teléfono, provocó que Becky riera.

Delivery girl「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora