Cap. 4. Lord Lamb... // bonus +18

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- - LORD LAMB - -

A comparación del reino de Lambert, la estética del mundo de Lord Lamb era notablemente distinta. Mientras que el dominio de Lambert rebosaba de colores vivos, naturaleza exuberante y una alegría casi palpable, el reino de Lord Lamb presentaba un contraste sombrío. Los colores predominantes eran oscuros, casi apagados, en gran parte debido a un cielo perpetuamente cubierto por nubes densas y grises. Los árboles que una vez se alzaban majestuosos ahora parecían esqueletos, despojados de sus hojas por el paso implacable del tiempo. Los arbustos que aún sobrevivían estaban cubiertos de espinas, y los rosales que crecían en las sombras ofrecían flores de un negro profundo, una clara manifestación de la oscuridad que parecía habitar en el corazón de su líder.

Los adeptos susurraban entre ellos que el estado actual del reino reflejaba el corazón endurecido de Lord Lamb. Se contaba que, en tiempos antiguos, el paisaje era tan vibrante y fértil como el de Lambert. Pero con el paso de los años, la vitalidad se había desvanecido, reemplazada por una atmósfera opresiva y fría. Sin embargo, a pesar de esta decadencia, Lord Lamb aún mantenía un vínculo especial con la naturaleza. Realizaba rituales de lluvia, y en ocasiones bendecía a los exploradores con una suerte tan extraordinaria que eran capaces de encontrar fuentes de agua en las profundidades de la tierra. Con su corona, Lord Lamb restauraba los pozos y prevenía la sequía que amenazaba constantemente su reino. Aunque este no era un problema urgente en ese momento, la amenaza siempre pendía sobre ellos, un recordatorio constante de lo frágil que era su mundo.

En el presente, el clima no ofrecía consuelo. El cielo permanecía nublado y un frío mordaz se colaba por todos los rincones, anticipando la llegada del invierno. Los únicos lugares donde se podía encontrar un calor reconfortante eran los refugios dispersos por el reino, los puestos de comida y bebida, y, por supuesto, el templo. Era en este templo donde  Mark había sido convocado. Al llegar, se quedó inmóvil frente a la puerta, sus ojos llenos de una mezcla de temor y reverencia. La estructura imponía respeto, y el tiburón no podía evitar sentirse intimidado por lo que le aguardaba dentro.

A su lado izquierdo se encontraba Sebastián, un adepto conocido por su lealtad inquebrantable. Sebastián miraba a la puerta con expresión neutral, aunque sus ojos delataban una ligera inquietud. A la derecha de Mark estaba Narinder, cuya presencia, como siempre, dominaba el espacio. Fue él quien rompió el silencio que se había formado entre los tres.

—Ninguno de ustedes ha respondido a mi pregunta. ¿Por qué el tarado del cordero solo te llamó a ti? Vamos, dime... ¿Eres un criminal? ¿Estás en problemas? —interrogó Narinder, con un tono que no dejaba espacio a dudas sobre su preocupación.

Mark, sintiendo la presión, decidió finalmente responder:

—No lo sé, ¿vale? Esto es nuevo para mí también. Pensé que sería una típica reunión de encargados del sector de misioneros, pero... es extraño que solo me haya llamado a mí. Aun así, gracias por acompañarme, Narinder. Hasta donde recuerdo, no dijo que estuviera prohibido traer a alguien, ¿verdad, señor Sebastián? —preguntó, intentando calmar su creciente ansiedad, aunque su voz delataba su preocupación. A pesar de su gran aprecio y respeto por el gran cordero, no podía evitar sentir un miedo profundo ante la inusual situación. El simple hecho de estar frente a la puerta del templo hacía que un sudor frío recorriera su frente.

Sebastián, con su expresión imperturbable, respondió:

—Solo me dijo que te llamara al templo, pero no mencionó que no podías traer a alguien contigo —mintió con habilidad. Sabía que el cordero planeaba tener una "conversación" a solas con Mark, pero cuando Narinder se ofreció a acompañarlo, no se atrevió a negarse. Quizá la presencia de Narinder cambiaría el destino del joven tiburón—. Pero, antes de entrar... ¿estás seguro de esto, Narinder? —preguntó, recordando que Narinder había dejado claro que no quería saber nada del cordero.

Dos Caras del Mismo Amor  - Lamb x NarinderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora