La "Realidad": El Misterio De La Serpiente De 7 Cabezas

Extra 6: Danza Macabra

La verdad no sabía si era por el alcohol que tenía en mi sistema o porque la cara de Henry mostraba terror puro y algo más que me alarmaba, pero no dejaría que se fuera a buscar a Luan a quien sabe dónde en ese estado, podría pasar algo muy malo, podía sentirlo. Por suerte y quizás por el mismo alcohol los demás accedieron a ir con nosotros, así que cada quien se fue por su lado a notificar a sus responsables sobre dónde estaríamos, yo solo me fui con Henry y el chicle parlanchín de Ash a ver si su mamá le daba el permiso.

Caminamos en silencio, o bueno yo y Henry estábamos callados mientras Ash tarareaba una canción que no reconocía para nada, no podía evitar fruncir el rostro;estaba claramente irritada por lo que no tuve reparos en chocar con la gente mientras caminaba, no tenía ni una pizca de ánimo para ser educada es más tenía la extraña necesidad de golpear a alguien pero me contuve. Por alguna razón y a pesar de estar técnicamente calmada mi corazón latía como si estuviera corriendo como loca.

Llegamos a dónde estaban los familiares de Hendrick y me quedé unos pasos detrás de él, no me gustaría cruzar palabras con su madre, no por un problema en específico ni siquiera tratabamos mucho, solo no quería decir algo que nos cagara él plan, cuando bebía tendía a ponerme más arisca que de costumbre, así que solo me limité a saludarla con la mano. Aunque si se notaba que Ash le caía mucho mejor que yo, lo que me hizo chasquear la lengua.

Ella y yo nos habíamos hecho amigas desde que compartimos clase con los de su curso, sinceramente ella me llamó la atención, poco a poco nos unimos tanto que incluso iba a dormir a su casa y nos turneabamos los fines de semana para invitar a la otra a almorzar en nuestras casa, me llevaba muy bien con su madre. Incluso Adolfo y ella tenían una muy buena amistad, hasta que todo se volvió un revoltijo, ella me dijo que Adolfo le gustaba y que quería que la ayudará con eso, no salió bien, para nada bien en realidad.

Luego de que la rechazaron de una manera digamos, "sutilmente" evasiva, las cosas entre ambas cambiaron, sobre todo cuando yo terminé con mi novio o lo que sea que haya sido aquello, solo a ella se lo había contado en el momento, y uno de los motivos por los que termine esa relación aparte de la distancia que era una razón de peso, fue porque me gustaba otra persona.

Cuando le conté todo eso, en vez de apoyarme solo me juzgó diciendo que no hacía más que comportarme como una puta perra en celo y que no era justo que yo hiciera eso cuando ella ni siquiera lograba que él chico que le gustaba le prestará atención. Obviamente eso causó una pelea gigantesca y nuestra amistad se volvió polvo, desapareció como si nunca hubiera existido. No la odiaba, pero tampoco la soportaba, sobre todo porque se la pasaba pegada a la persona que más me importaba en ese momento, obviamente a sabiendas de mis sentimientos. ¡Ah, quería retorcerle el cuello!

Estaba a punto de abrir un cráter en el suelo de tanto mover mi pie cuando Henry nos hizo señas para irnos, los tres comenzamos a caminar más rápido, aunque disimulabamos lo apurados que íbamos.

- Que bueno que te dio permiso -Suspiré mientras lo miraba, él no me respondió. Estaba muy pálido y aunque la noche estaba fresca, su frente estaba sudando.

Nadie dijo nada más hasta que llegamos al punto de encuentro a esperar que los demás se juntaran con nosotros, poco a poco fueron llegando todos hasta que estuvimos todos.

- ¿Todos tienen permiso? -Preguntó Henry, seguía pálido ya me estaba comenzando a preocupar que tuviera un ataque de ansiedad. Aunque todos asentimos.

- ¿Cuanto tiempo pasó del mensaje? -Preguntó Adolfo.

- Solo siete minutos.- Yo estaba comenzando a sentir aquel mal presentimiento otra vez, tenía la espalda helada y el corazón me latía como loco y Gabriel no hizo más que decir con palabras lo que yo estaba sintiendo.