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Cuando sus ojos lograron encontrarse con la rubia, Tom sonrió mostrando su sonrisa perfecta y blanquecina hilera de dientes.

Ella enrolló un mechón de su cabello a lo largo de su deseo mientras cruzaba sus largas y blanquecinas piernas. Sus amigas rieron al notar el intercambio de miradas coquetas y empezaron a hacerle señas para que se acercará.

Estuvo dispuesto a hacerlo - joder que a éso había venido-, pero la mano de su amigo lo detuvo, sosteniendo su muñeca con insistencia pasiva.

El de rastas alzó una cena mientras lo miraba. Bill lo había convencido de ir a ese pub para pasar el rato, y Tom había aceptado de buena gana porque, aparte de querer pasar el tiempo con su mejor amigo, hace tiempo (dos días) que no echaba un buen polvo y estaba indispuesto a continuar así. Sus objetivos dejaron de ser objetivos cuando se dio cuenta que Bill también tenía su grupito. Gustav, Gerdad y Aaron, para conversar cosas que a Tom no le interesaban. Así que dejó de ser la noche de amistad y ligues a ser sólo de ligues.

Y no fue difícil. Nunca lo era. Tan pronto echó un vistazo al pub y encontró a la chica clavándole el ojo. Su oportunidad de bajar el libido con una buena follada estaba a unos metros y no podía ir a reclamarla porque Bill lo tenía retenido cómo un perro con una correa.

– ¿En serio qué? –Respondió confundido.

Bill frunció el ceño y apuntó con los ojos a la rubia que seguía con los ojos puestos en Tom.

–Sí, voy a follar ¿y qué? –alzó la barbilla desvergonzado. Bill rodó los ojos y lo soltó, más Tom siguió parado en su lugar exigiendo el por qué de sus señas.

–No creo que debas seguir en esto, hombre. Tienes 19 años y estas en tu mejor forma. ¿Por qué sigues despreciando el tiempo en vez de sentar cabeza?

La lógica de Bill no me causó ni la más mínima impresión a Tom. Su amigo estaba últimamente en la onda de la familia y el matrimonio, incluso si Bill era gay parecía particularmente interesado en que Tom madurada y dejara de tontear con cada fémina que se le atravesará. Y esto para el mayor era completamente estúpido porque él no se veía aún en condición emocional ni mental para buscar formalizarse con alguien.

–¿Por qué sigues con eso? No te veo a tí buscando adoptar un niño o un marido.–se cruzó de brazos. Bill bufó y apoyó un coso en la barra.

–Sabes que no es igual. Mis probabilidades de formalizarme con alguien son mucho menores que las tuyas, que te las pasas en cama en cama–ante la acusación de Bill no dijo nada–. Mira, ¿por qué no le pides una cita a esa chica? Y - espera, déjame terminar. Hablo de una cita formal, un café, ir a caminar. Algo que no incluya follar apenas abras la boca para saludarla.

Tom soltó una risilla incómoda, sí claro.

–Eso es absurdo. Ella no me gusta, ninguna de las chicas con las que me acuesto me han gustado más allá del físico.

–Porque nunca te has permitido conocerlas bien. Esa chica puede ser fan una fan de Pokémon, cocinera con experiencia y tener una risa ridículamente contagiosa y tú nunca lo sabrás porque solo buscaste follartela–Tom le dio un codazo junto con una sonrisa. Bill también sonrió–. Vamos, amigo. Inténtalo.

–joder, Bill. No lo sé. Nunca he tenido una cita... –dijo inseguro, mirando como la rubia comenzaba a aburrirse de esperarlo.

Bill dio un pequeño suspiro.

–Cierto. Pero yo puedo ayudarte con eso, una de nuestras lecciones rápidas. Busca preguntarle sus intereses. Escúchale hablar lo más que a ella le dé la lengua

estrechez ᝰ.ᐟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora