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Las manos de Tom subieron su camisa lentamente, acariciando toda la piel que iba siendo expuesta pero sin detenerse en algún punto. Tomó la orilla de la prenda y le indicó a Bill con el mismo tono de voz que llevaba usando.
 
― Muerde.
 
Bill le observó con vergüenza antes de tomar la orilla de su camisa con los dientes, dejando así su pecho en disposición a las morbosidades de su mejor amigo.
 
Tom llevó los labios a su cuello, soplando justo atrás de la oreja de Bill, enviando así una corriente de anticipación por todo su cuerpo. Pegó la boca a su pulso y chupó, chupó con fuerza, era obvio que el muy desgraciado quería hacerle una marca. Pero con lo vulnerable que se sentía en esos momentos, Bill no pudo detenerlo, solo cerró los ojos ante el asalto que pasó a recorrer cada espacio de su blanquecino cuello.
 
Cinco o seis chupetones después, Tom bajó hasta su clavícula. La delineó con los dientes de forma tentativa mientras sus manos acariciaban el estómago tenso de Bill.
 
Llegó a los pectorales. Se quedó mirando los pezones erectos y rosados del menor con una expresión extraña, pero el rubio no tuvo tiempo de taparse cuando la mirada de Tom vagó hasta su barriga, donde empezó a lamer y mordisquear, sacándole uno que otro sonido ahogado. Toda esa zona era un punto erógeno para él, y Tom-el muy maldito lo sabía y lo aprovechaba.
 
Una húmeda lengua se deslizó fuera y dentro de su ombligo, y Bill se sintió temblar ansiosamente, su camisa dejando los jadeos que deseaba soltar atorados.

Ni cuenta se dio cuando los labios de su mejor amigo subieron de nuevo hasta su pectoral izquierdo. Lo notó cuando la punta de la lengua rozó su sensible pezón. Se estremeció, Tom lo rodeó con sus labios y chupó. Empezó a succionar el botón con un morboso sonido húmedo que repercutía en la polla de Bill, sintiendo su pezón dolerle y ponerse hinchado mientras Tom lo estimulaba con su lengua.
 
― ¡Oh, Tom! ―abrió la boca cuando los dedos subieron hasta su otro pezón y lo jalaron sin cuidado. Dolió, dolió mucho. Bill no entendía porqué su polla estaba sacudiéndose dentro de sus pantalones, el no era masoquista.
 
Tom liberó su mojado pezón para mirarle con reproche. Su camisa se había interpuesto entre su boca y el botoncito.
 
― Mal, Bill. ―Negó con la cabeza. Pasó su brazo por debajo de Bill para alzarlo, silenciosamente exigiendo que se quitara la camisa.
 
Bill lo hizo con movimientos torpes, sus dedos no respondían ante las olas de calor paseándose por su sangre. Cuando por fin tuvo su pecho desnudo Tom le ayudó a quitarse los pantalones, quedando sólo en bóxer de Bob esponja.
 
Irónicamente, esto no le apenó ni un poco. Muy al fondo de su nublada mente, él sabía que en esos momentos Tom llevaba ropa interior a juego.
 
Más allá de eso, cuando notó cómo su amigo se sonrojaba por verlo en la prenda amarilla y blanca, se confundió un tanto, terminando por removerse incómodo.
 
― ¿Algo mal? ―Dijo ruborizado.
 
Tom negó y bajó la cabeza de nuevo, tomando el otro pezón entre sus dientes para así tirar suavemente, jugando con el pezón dentro de su boca.

Bill jadeo y aferró una mano en la camiseta de Tom, enterrando sus uñas en la tela para intentar controlarse y no gemir como una puta. Trabajo difícil cuando tu sexy mejor amigo te está mamando el pecho como un jodido bebé hambriento.
 
Cuando el pezón estuvo lo suficientemente duro a opinión de Tom, y todo su pectoral estaba lleno de saliva, lo liberó y subió para besar a Bill en boca, deslizando sus labios lentamente mientras paseaba las manos por sus suaves y tonificados muslos. Bill suspiró y le regresó el beso de esa forma tan atontada que hizo a Tom gruñir y hundirle la lengua en la garganta. Quizás se excedió un poco, ya que Bill sufrió una arcada que lo obligó a separarse.
 
El rostro del pelinegro estaba ardiendo en rubor, y sus ojos desenfocados parecían a punto de desbordar lágrimas mientras jadeaba en busca de borrar el ardor en sus pulmones. Tom se lamió los labios y lamió los de Bill mientras se bajaba los pantalones.
 
Lo sabía, pensó Bill mientras veía su ropa interior con la cara de Patricio en un muslo. Pero no opinó al respecto, de algún modo... le excitó en demasía.
 
Cuando ambos estuvieron desnudos completamente, Tom tomó la polla de Bill y la acarició superficialmente, sólo colocando la palma encima de la base y jugando con sus dedos. Bill apretó las piernas y echó la cabeza hacia atrás.
 
― No deberíamos estar haciendo esto ―farfulló cuando Tom empezó a apretar sus testículos―. Bri-Britney o- tu mamá pueden-pueden llegar.
 
Tom ladeó los labios y se inclinó para hablarle al oído.

estrechez ᝰ.ᐟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora