Todos los días que Carlos volvía a la universidad, a la biblioteca encontraba a María. Cada mirada, cada sonrisa y cada palabra que salía de la boca de María, cautivaba a Carlos.
Las mayores conexiones que tenían, era cuando estaban en la biblioteca, estudiando, conversando y riendo.
La biblioteca siempre había sido un lugar de estudio y concentración para Carlos y María. Pero aquella tarde, se convirtió en el escenario de una confesión que cambiaría el curso de su relación.
Carlos había estado luchando con sus sentimientos por María durante semanas. A pesar de su amistad y la cercanía que habían desarrollado, no podía negar la atracción que sentía por ella. Finalmente, decidió que era hora de ser honesto consigo mismo y con María.
—“Creo que es hora de que me declare a María, lo que siento por ella es tan real y fuerte que me hace sentir obligado a hacerlo, pensaba Carlos muy nervioso.
—Aunque, estoy seguro de que no aceptará ser nada más que seguir siendo amigos. Pero lo amo, suspiró, y estoy seguro de que es mejor saber si tengo una oportunidad de estar con ella, a seguir perdidamente enamorado de ella.
—Oh, Dios!!! ¿Por qué llegué a amarlo tanto?
—Siento que mi corazón deja de latir cada vez que quiero decirle lo que siento. ¿Acaso hay algo mágico en ella que me pone tan nervioso?
—No!, tengo que dejarme de juegos y de seguir pensando que es imposible. Voy a decirle todo, cueste lo que cueste. Ya esperé demasiado, me muero por saber su respuesta.
Todo era un dilema para Carlos, pero estaba listo para decirle todo lo que sentía a María, y no seguir con dudas en su cabeza.
Al día siguiente, se encontraron en la biblioteca como de costumbre, cada uno absorto en sus estudios. Carlos, sin embargo, estaba más concentrado en las palabras que quería decir que en las palabras escritas en su libro de texto.
Finalmente, reunió el valor para hablar. “María”, comenzó, su voz llena de nerviosismo. “Hay algo que necesito decirte”.
María levantó la vista de su libro, sorprendida por la seriedad en la voz de Carlos. “¿Qué sucede, Carlos?”, preguntó, su corazón latiendo con anticipación.
—María, quería aprovechar este momento para decirte todo lo que siento por ti. No encontraba el momento adecuado para hacerlo, pero creo que hoy es el día.
Carlos tomó una profunda respiración y miró a María a los ojos. “María, estoy enamorado de ti”, confesó, sus palabras llenando el silencio de la biblioteca.
— “Desde que te conocí, mi vida ha cambiado por completo. Tu presencia ilumina mi día y me hace sentir una felicidad que nunca antes había experimentado.”
—“Cada vez que estoy contigo, siento una conexión especial, como si nuestros corazones estuvieran en sintonía. Tu sonrisa y tu risa tienen el poder de alegrar incluso los días más difíciles.”
—“Admiro la forma en que te enfrentas a los desafíos de la vida con valentía y determinación. Tu fuerza y tu espíritu inspirador me motivan a ser una mejor versión de mí mismo.”
—“Me encanta cada pequeño detalle de ti, desde la forma en que hablas hasta la manera en que te preocupas por los demás. Tu bondad y compasión son cualidades que admiro profundamente.”
—“No puedo evitar enamorarme de ti cada día más. Tu belleza interior y exterior me cautivan de una manera única y especial.”
—“Quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer todo lo posible para hacerte feliz. Quiero ser tu apoyo incondicional, tu compañero en las buenas y en las malas.”
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EL AMOR EN EL EXAMEN FINAL
RomanceEn las aulas de la Universidad Nacional de Trujillo , donde los sueños y las ambiciones se entrelazan con la realidad y la rutina, surge una historia de amor inesperada. Una historia que desafía las leyes de la física, la química y todas las ciencia...