Capítulo XIV: "Masaje".

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―¿Estás seguro que no olvidas nada?

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―¿Estás seguro que no olvidas nada?

Draco apretó los labios. Era la décima vez que su madre le preguntaba lo mismo. Sin embargo, se obligó a controlar su ahora casi diario malhumor. Era la mañana de su partida anual a Hogwarts, después de todo y, si todo salía mal (Como posiblemente sería), quizá también sería la última vez que estuviera junto a ella.

―Sí, madre, no te preocupes. Revisé todo dos veces.

Narcissa Malfoy respondió con una breve sonrisa y, poco después, el pitido del tren la hizo respingar. El expreso de Hogwarts anunciaba su primer llamado.

Draco aprovechó el momento para recorrer la estación con la mirada.

Era aterradoramente asombrosa la facilidad con la que uno cambiaba de perspectivas dependiendo de las circunstancias. Un año atrás, él y su padre habían estado en ese mismo lugar, esperando por el abordaje del alumnado al tren. En ese entonces, los magos y brujas que pasaron junto a ellos no cesaron de saludarles, o de incluso iniciar alguna breve charla, otros tantos los miraron con temor o incluso con envidia.

Lo usual, lo que debía ser.

Pero, ¿Ahora?, ahora todos les evitaban. No los miraban y, si lo hacían, era con burla para luego alejarse cuchicheando. Ni uno de aquellos zalameros se había dignado a rendirle alguna cortesía a su madre, cuando en otros tiempos se habrían desvivido porque ella siquiera los mirara.

¿Molestaba? ¡Claro! Pero era tolerable. O eso se decía Draco para no explotar. Después de todo, con su padre en Azkaban o no, ellos todavía tenían al menos la mitad del oro de toda la comunidad mágica en sus bóvedas intangibles en Gringotts. Su madre y él, aunque a muchos no les gustara, seguían siendo Malfoys y eso todavía pesaba. ¡A la mierda los demás!, ¡A la mierda!

Pronto todo volvería a la normalidad, porque así debía ser. Él ya había dado el pago inicial para ello.

―Ignórala―dijo Narcissa, rompiendo el silencio. Había pillado a Draco cuando se disponía a tocar su brazo izquierdo―. Si lo haces, los demás no se percatarán. No puedes llamar la atención de nadie este año, Draco, lo sabes.

Él regresó sus brazos a sus respectivos costados.

―Un desliz―murmuró.

―Por supuesto―respondió Narcissa―. He ordenado la fabricación de un bálsamo especial para ti. Herbolarios en Francia se están haciendo cargo, en cuanto lo tenga, te lo enviaré al colegio con un surtido de los pasteles que tanto te gustan.

―No soy más un niño, madre―protestó Draco y Narcissa lo miró, firme.

―Lo eres―sentenció, regresando sus ojos hacia el punto fijo al frente casi al instante.

Luego apretó sus enguantadas manos sobre su bajo vientre.

―Me gustaría saber de ti mientras estás fuera―le dijo―. Pero dadas las circunstancias, lo mejor será que sólo contestes las cartas que yo te envíe este año. Notas cortas, nada de más, ¿Lo entiendes?

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⏰ Última actualización: Mar 23 ⏰

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