𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆

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Narra Agustina.

Era una día nublado en el Fuerte Apache, eran como las 8 de la mañana y yo había decidido no ir a la escuela porque no tenía ganas, y tampoco estaba de humor como para ir.

Iba a salir a comprar cosas para mi casa ya que era hora de hacer un pedido, luego tenía planeado ir a alguna plaza o cancha porque estar en mi casa no era de lo mejor. Vivir con una adicta no es fácil, y menos cuando la adicta es mi mamá. Ella siempre estaba en el sillón o en su pieza, desde que nos mudamos para acá ella siempre estaba igual.

Antes de dirigirme a la puerta agarré una bolsa y la puse en un bolsillo de mi campera, el kiosco no quedaba tan lejos, así que tranquilamente podía ir.

- ¿Qué onda, veci? ¿Me da un Shampoo y acondicionador, do' paquete de fideo', una coca y una pasta de diente'? - Le dije a la Kiosqueda con una sonrisa.

- Hola Pochi, ya te doy eso que me pediste.

- Joya veci, gracia'.

- ¿Tu mamá cómo anda? Me anduvieron diciendo por ahí que sigue igual e incluso peor que antes, ¿Eso es verdad, bonita?

- ¿Quién le anda diciendo eso? ¿Es alguien del barrio o qué?

- No pochi, lo anda diciendo el hermanito del Jorge ese, y vos sabes como es el barrio, se corre el rumor por todos lados.

- Usted no se preocupe, mi mamá anda bien. No tiene que creer todos esos rumores que dicen.

Yo solo le pasé mi bolsa y puso todos los artículos que le pedí ahí. Me despedí y me fuí sin rumbo alguno.

Me había enterado que el pelotudo de Hernan le había afanado el auto al Kiru y que se lo había hecho bosta, según algunos el Kiru cuando se enteró fué a la casa del Jorge y le rompió la bocha al pibito ese.

Cuando iba caminando me lo encontré al Kiru a lo lejos pero también lo veía a... ¡¿HERNÁN?!

Era obvio que si esos dos se cruzaban iba a pasar algo, y más porque los dos están re locos.

- ¡KIRUUUU! - Grité desgarradamente al ver como caía al piso después de que Hernan le pegara dos tiros.

Rápidamente fuí corriendo pata donde estaba él.

- ¡¿Qué mierda de pasa?! ¡La concha de tu madre! - Le gritaba yo a Hernán

Yo solo saqué mi fierro y le disparé en la pierna a ese pibito, yo solo quería ayudar al Kiru y nada más. Nunca en mi vida tuve miedo, pero en ese momento tuve mucho miedo.

- ¡Kiru despertate! ¡No te me vayas huevon, quedate acá conmigo wacho! - Le decía mientras le agarraba la cabeza.

Llegó el otro tío de Carlos y me ayudó a llevarlo al hospital, el flaco tenía un tiro en la bocha y otro en el abdomen.

(...)

Estábamos Danilo, Carlos, el abuelo de Carlos, Segundo y el tío Chito esperando en un pasillo bastante ancho. Yo estaba sentada en el piso con la mirada perdida, tenía todas las manos y la campera llenas de sangre.

Escuchaba muchas voces que decían mi nombre, pero aunque lo intentará no podía responder ni hablar, estaba como en un laberinto, intentando salir para volver al mundo real, pero era inútil.

Me sentía tan mal por el Kiru, me sentí mal por el hecho de que podría haberlo evitado todo. Podría haber evitado el robo de su auto y así nada de esto hubiese pasado.

¿Y si hubiese ído a comprar en vez de haberle hablado así a Hernán? ¿Y si antes de que lo boletearan le hubiese gritado que tenga cuidado? ¿Y si no hubiese ido al cumpleaños?

𝑻𝒉𝒂𝒕 𝑮𝒊𝒓𝒍 ; D. SanchezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora