CAPÍTULO 3 | 𝐌𝐚𝐭𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬.

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Al salir del trabajo fui directo a casa. Me di un baño para aliviar el malestar del cuerpo y ponerme cómodo. Después bajé hasta la cocina para preparar algo de comer para Bill y para mí porque si vamos a hacer algo creo que debemos crear el ambiente.

Como las pelis de amor o algo así aunque siento que Bill es directo, va a lo que va.

Muchas veces por eso ha tenido fracaso con sus anteriores parejas, no le interesa nada más que acostarse con ellas y luego hacerse el estúpido, con decir que también ya tuvo el susto de que iba a ser papá.

Ahí si no sabía dónde meterse...

Lo bueno es que la chica no lo quería.

Ya en la universidad conoció a su actual pareja y llevan mucho tiempo de estar saliendo y mucho de que Bill le ve la cara. A mí en lo personal me da igual. Veo todas las cosas que mi mejor amigo hace y me quedo callado, ¡no es mi problema!

Volteo para agarrar un funda de pasta con salsa de tomate, carne molida y algunos aderezos más. También saqué una botella de vino para ponerle a enfriar y el resto dedicarme a preparar la cena. Estaba un poco nervioso a decir verdad.

— ¡Buenas, buenas! — sentí mi rostro ponerse rojo sin querer al escuchar la voz de Bill. — Ya llegué y si... que rico huele.

— ¿Cómo te fue, Bill?

— Ya se le va a pasar su estúpido berrinche, hay prioridades esta noche. — sonrió caminando hasta donde estaba yo.

Me olvidé que cuando Bill quiere hacer de las suyas siempre le busca una pelea a Thiago para hacerlo sin remordimiento y yo era su presa está noche.

A mí detrás acaricia las nalgas a su antojo, haciendo que mi corazón empiece a latir como un loco.

Favor con favor se paga.

Llevaba repitiendome todo el camino desde el trabajo hasta aquí.

— ¿Ya está la comida? — muerde el lóbulo de mi oreja y baja la mano hacia mi entrepierna para darle unos cuantos toques. Suspiré apagando la cocina y asentí con la cabeza justo en el momento que volteé para encararlo. — Bien porque ya quiero comer... te. — y sonrió como un completo sádico mientras a mi cuerpo le mandaba toda una corriente de calor exagerada. Me agarra de la mano para llevarme hasta el sofá.

Soltó la coleta descuidada de las rastas y me miró con una sonrisa.

— ¿Alguna vez te han dicho que así te vez muy hermoso? — tragué saliva y miré al techo. Gemí por lo bajo al sentir la boca de Bill en mi cuello. — Las rastas sueltas te hacen ver increíble, ¿cuántas personas te han visto así?

— Muy... pocas... — respondí poniéndome a pensar. En realidad solo había sido él, Andreas y su estúpida pareja. Nadie más.
Bill soltó una risita ronca que envió una descarga intensa a mi masculinidad y terminó de ponerlo duro. — Oye, antes de seguir primero me gustaría comer, tomar vino, hablar, no sé...

— ¿En serio? — arqueó una ceja. — ¿Qué te dicen a ti? ¿el mata pasiones?

— Pero...

— No, gatito. — interrumpió con un tono escalofriante. — Esto no es una maldita película romántica como las que sueles ver en la TV, esto es la realidad. Ahora a lo que vamos...  rápido. — Bill se encargó de quitarme la camisa y tirar mi cuerpo hacia el sofá como si fuera cualquier cosa.

— Solo decía.

— Hablas mucho, Tom. — le veo desnudarse hasta quedarse en los boxers. Respiré con dificultad. Mis ojos nunca habían visto el cuerpo de Bill de otro modo y en cierta parte me gustaba. Los tatuajes en su piel iban con él ya. Adicional a ello el maquillaje, su estilo y todo lo que tiene de lindo lo tiene de malo.

•.¸♡ 𝐂𝐨𝐫𝐫𝐨𝐦𝐩𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐚 𝐓𝐨𝐦. ♡¸.• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora