>Aquél hombre<

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Mi vida es completamente normal e igual a la de un niño promedio de 17 años, mi rutina diaria es despertarme a las 6 de la mañana, vestirme para ir al colegio, desayunar y luego de eso salir camino a mi escuela. Para ello debo caminar unos diez minutos hacia el paradero, luego esperar la micro, y después irme en ella hasta llegar a mi destino.

Mi rutina no se vio afectada, eran las 7:20, ya estaba en el paradero esperando esa micro de todos los días, pero entonces vi aquello.

Una mujer se bajó de un auto, traía moretones en los brazos y en su cara, salió corriendo, pasó cerca mío, yo la miré impactado, aquél hombre que conducía el vehículo se bajó, dejando su auto en medio de la calle, ese sujeto impartió un camino buscando a esa mujer, la chica gritó auxilio y yo no pude reaccionar a más que solo mirar, el hombre la abofeteo.

-te lo advertí, estúpida! .- dijo el sujeto y le dio un golpe en el estómago.

La mujer calló de rodillas al piso, tal fue el impacto que escupió un poco de sangre, en ese instante yo atine a tomar mi celular y llamar a la policía, pero antes de que yo pudiera si quiera teclear un numero el extraño hombre saco una pistola y a punto a la chica.

-piedad! .-grito ésta, fue un grito desgarrador y dudo que salga de mi cabeza, me hizo sentir aún más inútil, desbloquee mi celular y comencé a marcar.

El hombre disparó, justo en la cabeza de aquella mujer, entonces llego mi micro, no podía dejar de mirar la escena, pero de igual forma me adentre a aquél transporte público, seguí mirando al hombre que ahora reía a carcajadas, entonces pude percatarme de que yo y solo yo sabía lo que había ocurrido, luego me miro. Ese hombre que minutos antes había asesinado a una chica, se percató de mi presencia, me miro de una forma aterradora, y estoy seguro que esa mirada no la podre olvidar jamás, tenía un ojo blanco y el otro café, su mirada hubiese intimidado hasta al más grande luchador, entonces aquél sujeto tomó su pistola que hace poco descansaba en el piso, y me apuntó. En un estúpido intento de esquivar aquella bala que vendría hacia mí me agache, y al sentir el vidrio de la micro romperse tome mi mochila y la puse sobre mi cabeza.

Entonces la micro partió, comenzó a andar más rápido de lo normal, sentí un alivio inmenso ya que no volvería a ver a aquél hombre en persona nuevamente.

Era libre.

O eso pensé, hasta que recordé que por el colegio debíamos llevar una tarjeta con nuestro nombre en el pecho. Y temí por mí vida, si aquél sujeto se dio cuenta de esto no llegare a los 18.

Me senté en el piso de la micro, tome con mis manos mis rodillas, apoyé mi cabeza en estas mismas, y comencé a llorar, soy una nena por no haber llamado a la policía, y por estar llorando en estos momentos, estoy seguro que en todo el bus se escuchaban mis sollozos, entonces la micro paró.

-Todos deben bajar, no puedo conducir con una ventana rota.- informo el conductor.

Todos obedecieron, yo me levante del piso y mire por la ventana rota, luego observé hacia atrás, solo habíamos avanzado dos paraderos.

Todo el temor se apodero de mi cuerpo, no quería bajar de aquel bus, si salgo ahora quizás muera.

Miré al conductor con una cara de súplica, intentando decirle que me deje quedar en la micro.

-Bájate de una vez.- dijo con voz ronca y su ceño fruncido, luego se sentó en el asiento de conductor.

Y bajé.

Al menos unas 50 personas descendieron de aquél autobús, comencé a sentirme más relajado ya que quizás no me reconocería.

Mi celular vibró, lentamente fui bajando mis manos hacia el bolsillo de mi pantalón, al tomar mi celular este comenzó a vibrar nuevamente. Levante el aparato, lo puse en frente de mis ojos, lo desbloquee y lo revise, habían dos mensajes, con temor abrí el primero.

Re: Desconocido.

"fue demasiado fácil encontrarte mocoso, prepárate que pronto no podrás contar todo lo que viste."

Entonces una lágrima salió de mis ojos. Apreté el segundo mensaje.

Re: Mamá

"Hijo te espero hoy, tengo una noticia muy importante que decirte, llega puntual a la casa, No te pases a ningún lado ehh!, te amo, que te vaya bien en el colegio"

Luego de leer aquél mensaje mis lágrimas comenzaron a salir una a una sin control alguno, "mamá no poder verte nunca más" pensé.

"Claudia siempre me gustaste" confesé a mí mismo

"Daniel te dejo mis cosas, cuídalas hermano" solloce.

Me seque las lágrimas, aún estaba vivo, no veía rastros de aquel hombre.

Parecía un mafioso ese sujeto.

Todo este tiempo no hice nada de mi vida, soy un estúpido vago, mi vida no vale nada, y moriré a los 17 años.

Soy un cobarde por no haber confesado mis sentimientos a la chica que me gusta, por no haber llamado a la policía cuando tuve la oportunidad, soy un estúpido por no haber hecho nada de mi vida.

Llego otro transporte público, y comencé a tener esperanzas.

"Viviré" pensé alegre.

Todas las personas subieron al bus azul, al igual que yo.

La micro comenzó a avanzar y yo estaba casi celebrando un triunfo.

Entonces se escucharon dos balazos, la micro paro en seco, luego abrió sus puertas, baje rápidamente y me fije que esos dos balazos fueron a parar en dos ruedas de aquél autobús.

Deje de cantar victoria, miré hacia un lado, ahí estaba el, apuntándome con su pistola.


Minicuentos ^-^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora