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El horario de sueño de Adam se había topado con la pared, era horrible. Su cuerpo se sentía implacable por la noche y no sabía el motivo de su comportamiento repentino.
Adam gimió mientras se movía en la cama, particularmente asqueado cuando sintió una sensación de chapoteo en su ropa interior. Asqueroso, pensó para sí mismo mientras se movía para salir de su cama y la de Lucifer. Eran las tres y media de la madrugada cuando Adam miró la hora y miró a Lucifer, que estaba abrazado a un pato de peluche gigante que tenía una máscara particularmente familiar.
Adam puso los ojos en blanco e hizo un pequeño puchero, quiero abrazar a ese imbécil. Sólo para temblar ante la idea de eso, ¿realmente pensó eso? Bueno, lo que sea que Adam necesitara para ir al baño y cambiarse la ropa interior. Esta estúpida descarga está empezando a resultar molesta.
Mientras buscaba en la cómoda su ropa interior, Adam vio un marco de fotos con Lucifer, Charlie y Lilith...
Adam se mordió el labio antes de cerrar el cajón y dirigirse al baño conectado. Tragó secamente mientras sentía que sus ojos ardían y se hinchaban de lágrimas, ¿por qué la eligió? Mientras caminaba hacia el baño, sus orejas y cola pegadas al suelo casi se arrastraban mientras caminaba.
Adam lo odiaba, odiaba todo acerca de Charlie, especialmente porque ella no era suya. Ella era la hija de Lilith y Lucifer, no suya y de Lucifer, y de alguna manera le dolía el corazón. ¿Por qué no podría ser yo? Lo conocí mucho antes que esa perra.
Cuando estaban en el Edén mucho antes que Lilith, eran él y Lucifer, entonces, ¿por qué Lucifer eligió a esa mujer en lugar de a él? Apretó los dientes, Lilith afirmó ser una víctima suya y, sin embargo, ¿Cómo habría sabido que ella no disfrutaría ver las estrellas con él o compartir su espacio juntos? ¿Cómo supo cuándo ella simplemente se iría sin decir una palabra, dejando a Adam preguntándose adónde huía siempre?
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Cuando Lilith fue creada, ella era la segunda cosa más hermosa que había visto en su vida (la primera fue Lucifer). Sus hermosos ojos morados y agudos y su voz que podía hacerlo sentir a gusto, todo eso solo contribuía a su belleza. Todo era tan extraordinario y, sin embargo, ella nunca lo amó tanto como él la deseaba. Mostrarle sus puntos fuertes y lo genial que era nunca pareció halagar a la mujer tanto como a Lucifer. Era extraño, Lucifer siempre disfrutaría la pequeña demostración de fuerza de Adam. Siempre lo elogiaba por lo genial que era, pero Lilith no parecía interesada y prefería escabullirse a algún lugar que Adam no conociera.
