AlessiaLa daga gira entre mis dedos, deslizando su frío acero con precisión. Un movimiento suave, calculado. Cierro los ojos por un segundo, escuchando el sonido de la hoja cortando el aire.
Grey
Su nombre no deja mi mente. Sus palabras, sus amenazas... todo sigue dando vueltas en mi cabeza.
Abro los ojos y sin pensarlo dos veces, lanzo la primera daga con mayor fuerza.
El filo se clava en la pared con un golpe seco, un tiro perfecto, como siempre. No me sorprende. Esto lo he hecho mil veces, decido tomar otra daga.
Juego con ella entre mis manos, girándola suavemente entre mis dedos, evaluando su peso, su balance. Mi mente sigue volviendo a Grey. Maldito sea. ¿De verdad cree que puede intimidarme?
Lanzo la segunda daga. Otra vez, golpe perfecto. La hoja se incrusta en la madera, justo al lado de la primera. Pero por alguna razón, la satisfacción no llega. Algo en mí sigue inquieto, molesto. Grey es un problema que no puedo ignorar.
Te arrepentirás, había dicho, con esa sonrisa arrogante en su rostro.
—Arrepentirme —murmuro con desprecio mientras tiro otra daga. Si algo he aprendido, es que las amenazas de hombres como él son vacías... o al menos, suelen serlo.
Camino hacia la pared, desclavo las dagas una por una.Sus palabras resuena en mi mente una y otra vez ,mientras mi mano vuelve a jugar con el acero afilado. No es solo la amenaza lo que me molesta, es lo que implica. Ese no es como los demás, tiene poder, tiene conexiones. Podría ser un problema, uno que necesito solucionar antes de que sea demasiado tarde.Llevo una daga a mi mano.
Grey tendrá lo que merece, tarde o temprano. Y yo me aseguraré de que sea muy pronto.
Me dirigo a la pequeña mesa ,sacando de un cajón mas dagas y lanzo una, con una furia contenida incrustándose en la pared como si fuera lo más natural.
Mi padre
Alessandro
Grey...
Todos ellos están en mi mente.Saco más dagas. Mi respiración se vuelve más rápida, más profunda. Mis manos ya están en automático, lanzando con una velocidad y fuerza que refleja mi rabia. Otra daga se estrella contra la pared. Perfecta. Pero no es suficiente.
Una última daga. Con un gesto rápido, la arrojo. El impacto suena fuerte, casi violento. —Ya es suficiente.—Me giro y camino hacia el sofá, dejándome caer pesadamente sobre él, cerrando los ojos. —No pienses, solo respira.
El silencio me envuelve,olvidando todo por un momento pero apenas dura unos segundos.
—Para estar tan enojada, estás bastante tranquila
Una voz se burla y no necesito abrir los ojos para saber quién es. Ya era hora que regrese y como siempre, cada vez que esta él, una pequeña sonrisa se asoma en mis labios
—¿Quién te dejó entrar? —pregunto con una calma controlada, sin abrir los ojos.
—No tengo que pedir permiso para entrar a mi casa , Alessia —responde, su tono lleno de ese maldito aire despreocupado que siempre tiene.
Abro los ojos lentamente y, sin pensarlo, tiro la última daga que tenía escondida. La hoja vuela hacia él con rapidez, pero lo esquiva con un movimiento fluido y natural, como si lo hubiera anticipado.
—Estuviste cerca —dice, con una sonrisa que sé que es solo para molestarme.
Me levanto del sofá y lo observo detenidamente. Ha cambiado. Su cabello castaño está más corto ahora, ligeramente despeinado, pero sigue conservando ese aire rebelde. Sus ojos marrones, de un tono profundo y analítico, brillan con esa chispa de astucia que siempre he admirado. Su rostro, marcado por los meses de ausencia, muestra más madurez, aunque su sonrisa sigue siendo la misma, cargada de confianza.
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INSACIABLE +21
RomansaAlessia solo seguirá el juego de su cuñado Alessandro que consiste en dejarse llevar por la pasión ,pero todo esto tendrá que ser oculto sin dañar a su hermana. Solo es un juego Un sucio juego Donde: Los secretos da el toque divertido ...