Parte 14

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-¿Por qué los hawaianos no se hospedan?

Momo, que se encontraba doblando la ropita de Yuna, rodo los ojos al escuchar la voz de su esposa hacer esa pregunta, sabía lo que se venía.

-¡Porque se alohan!-concluyo su chiste acompañado de su escandalosa carcajada, bajo la mirada confusa de su omega.
-¡Vamos! Porque se alo-han ¿entendiste?

La bebé que estaba en ese momento sentada en el tapete con algunos juguetes a su alrededor, estaba muy confundida, su mamá siempre decía aquellas cosas extrañas y terminaba riéndose de esa forma que le daba un poquito de miedo.

"La abuela dijo que mamá Sana se le había caído"

-Sanari, por favor-dijo la omega, en tanto acomodaba la ropita en las gavetas de madera.

-Cuando empezamos a salir me dijiste que te gustaban mis chistes-se quejo la alfa siguiendo los pasos de la omega.

-Menti porque me gustabas muchos- confesó la omega, recibiendo una cara de asombro de su esposa.

-¿Viví una mentira todos estos años?-se hizo la ofendida llevando una mano a su pecho, Momo se rió por su mala actuación -¿Entonces ya no te gusto?

La omega se acercó a la alfa, pasando sus brazos alrededor de su cuello, quedando realmente cerca, Sana sonrió por la acción y llevó sus manos a la cintura de su omega.

-Cada día me gustas más-susurro finalizado con un beso que duró más de lo debido-incluyendo tus chistes.

Sana se sintió tan llena en ese momento, nunca pensó en encontrar a alguien que amara cada parte de ella, era guapa, ella lo sabía, por eso jamás le faltaron pretendientes, pero nunca esperaban algo serio con ella, era como si fuera solo eso, una cara bonita, hasta que llegó Momo y le mostro que no era solo una cara, qué tenía muchas cosas para ofrecer que realmente son atractivas y autenticas, por primera vez amó y fue amada.

La alfa apretó su cintura buscando más en los labios de su esposa, profundizando, sin recordar que estaban en el lugar incorrecto, cuando las traviesas manos de Sana fueron bajando desde su cintura recibió un empujón que la dejó desconcentrada.

-¿Qué?-reclamo extrañada por esa acción

-La bebé nos está viendo-señalo hacia el piso, dónde Yuna estaba en el tapete mordiendo uno de sus juguetes.

Sana tomó la muñeca de la omega tirando de ella, sentándose en el sofá y Momo en sus piernas.

-Ella no entiende-respondio la alfa, llevando su mano al mentón de Momo, atrayendola nuevamente en un beso.

"Cuidado dónde dejan sus manitas"

-No podemos traumarla Sanari-Momo nuevamente la empujó y Sana bufó-eres la peor madre.

La alfa simplemente se rió, por supuesto que no iba a llegar demasiado lejos pero no le parecía mal unos cuantos besitos, a final de cuenta la bebé no sabía lo que era eso.

-Esperemos que se duerma-propuso la alfa, sonrojando las mejillas de la preciosa omega en sus piernas, simplemente asintió.

-Dejame darle de comer-dijo está, levantándose, caminando para tomar en brazos a la tranquila y angelical bebita.

"¿Comer? Dime qué es lo que estoy pensando por favor"

Momo se sentó en el sofá y Yuna aplaudió, si mamá se sentaba en el sofá sin ir a la cocina era una buena señal, la omega se rió por la acción de la pequeña, le sorprendía cuan inteligente podría llegar a ser para su corta edad, sin más descubrió su pecho, dejando a la pequeña con todo la libertad de alimentarse.

"Por fin, me tienen castigada, ni siquiera sé que hice mal"

La cachorra acerca su cara a su pecho sabiendo lo que debía hacer exactamente y comenzó alimentarse mientras era envuelta en el aroma maternal de su mami, siendo arrullada, el ambiente perfecto para dormir, con el estaban batallando porque quería seguir tomando de su leche, pero poco a poco sus ojitos se cerraban.

-¿Ya se durmió- pregunto Sana, más alto de lo que debería.

La pequeña Yuna volvió abrir los ojitos.

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