Capítulo 1

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—Oye, chico, despierta que ya estamos llegando —dijo el comerciante, dándole un leve empujón.

—¿Eh? ¡Ah, ya era hora! Pareció que pasó un siglo —respondió Bell, estirándose.

—Deje de exagerar, llegamos en tiempo récord. Y ahora me arrepiento de haberte cobrado tan barato por el viaje —dijo el comerciante, sacudiendo la cabeza.

—Un trato es un trato, amigo. Aquí tienes tus 100 valis —dijo Bell, entregándole las monedas.

—Mmm, bueno, suerte en lo que hagas y que no te estafen. Para ellos, eres presa fácil —le aconsejó el comerciante.

—Gracias por el consejo y hasta nunca, amigo —respondió Bell, corriendo hacia la entrada de la ciudad.

En la entrada de Orario

—¡Alto! ¿A qué vienes a Orario? —preguntó el guardia 1, bloqueando su camino.

—Vengo a ser aventurero —respondió Bell con determinación.

—Entendido, pasa —dijo el guardia 1, dejándolo entrar.

—Emm... Gracias.

—Otro que viene para eso, ¿eh? —comentó el guardia 2 con una sonrisa burlona.

—Eso no nos compete. Sigue con tu guardia —le respondió el guardia 1, volviendo a su puesto.

—Bueno, tengo unos 15 mil valis de lo que le robé al viejo. Necesito buscar un lugar para hospedarme —murmuró Bell para sí mismo mientras caminaba.

Hotel

—Hola, estoy buscando información sobre una habitación —dijo Bell al llegar a la recepción.

—Bienvenido. Una semana cuesta 5,000 valis, y la comida se paga aparte —respondió el recepcionista, observando a Bell con curiosidad—. (Este es nuevo en la ciudad).

—Oh, vaya... Pensé que este sería el lugar perfecto. Oí decir que este hotel era conocido por sus tarifas razonables —dijo Bell, con una expresión de decepción.

—¿De verdad? Bueno, es cierto que somos bastante competitivos en cuanto a precios. Pero entiendo si eso no es suficiente para ti —respondió el recepcionista.

—Sí, es una lástima. La competencia me ofreció lo mismo por la mitad del precio. Supongo que no es tan bueno como dicen —dijo Bell, fingiendo desinterés.

—¡Espera un momento! Quizás pueda hacer una excepción en tu caso. Te ofrezco la mitad del precio y el desayuno gratis para que veas lo que realmente ofrecemos aquí —propuso el recepcionista, intentando cerrar el trato.

—Interesante... Parece que este hotel sabe cómo atraer a sus huéspedes. Está bien, aceptaré tu oferta —dijo Bell, sonriendo.

—¡Excelente elección! Aquí tienes la llave de la habitación 7. Disfruta de tu estancia, y no dudes en decirnos si necesitas algo más —dijo el recepcionista, entregándole la llave.

—Gracias —respondió Bell, entrando en la habitación—. Parece que esta vez la suerte estuvo de mi lado...

—Bueno, ahora supongo que debo ir al gremio. Lo malo es que no sé dónde queda. Bueno, ya me las arreglaré, solo debo preguntar a alguien y ya —se dijo a sí mismo, preparándose para salir.

Una hora y media después

—Aun con indicaciones me perdí... Así que este es el gremio, bueno, vamos allá —dijo Bell, entrando al edificio—. Hola, señorita.

Bell y el Inicio de la HechiceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora