Capítulo 4

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-Bell se había despertado en un suelo árido, se levantó para revisar dónde estaba el no lo reconocía el lugar, estaba caminando cuando escucho sonidos y ahi lo vio era un mar de sangre. Bell no sabía como describirlos a esos seres, pero el sabia que no eran monstruos eran algo peor, ellos estaban devorando a elfos, pallums, beastmans, enanos y toda clase de seres pero no había ningún rastro humano. Estaba con ganas de vomitar, pero de repente apareció una chica en medio de ese mar de sangre al caminar el suelo árido le crecían unas hermosas flores cada vez que daba pasos. No podía ver su rostro era como si lo estuviese escondiendo, lo que pudo ver era su cabello azul con flequillo y dos mechones a los lados junto con una cola parcialmente trenzada en la parte posterior, llevaba un traje blanco y azul pálido. "Es hermosa" dije mientras ella se acerba a mí, cuando estuvo en frente ella alzó sus manos a mi cuello y de repente me empezó a ahorcarme, quise defenderme pero no pude no tenia fuerza, me estaba faltando el aire y de repente ella me dijo -TODO ES TU CULPA- ella me seguía ahorcando estaba por morir en ese instante me desperté -Bell había liberado la caja de Pandora y nunca seria sellada de nuevo.

Había despertado con una transpiración, era como si me faltara aire en los pulmones.

—¿Bell, estás bien? —preguntó Hestia, la cual se había despertado al oírme transpirar con tanta fuerza.

Al menos escuchar a su diosa hizo que Bell recordara todo lo de ese sueño, todo ese mar de sangre. Fue directo al baño, cerró la puerta y vomitó.

—Bell, ¿Qué pasa? Abre la puerta —decía Hestia, preocupada por su hijo.

Aún escuchándola, Bell no le abrió. Después de liberar todo, se aseó y abrió la puerta. Hestia fue directamente a abrazarlo y le volvió a preguntar qué le pasaba. Él solo dijo que estaba bien, que solo fue una pesadilla. Volvió al mueble, se acostó para dormir deseando no volver a ver esa pesadilla.

—Bell, ¿estás bien? Lo que pasó en la madrugada realmente me preocupó —decía Hestia sirviendo el desayuno, sustentable después de que su hijo recibió ese dineral de parte de la Familia Loki.

—Sí, como dije, Hestia-sama, estoy bien, no se preocupe. Con este desayuno me recuperé del todo.

—Si estás cansado, Bell, puedes no ir hoy a la Dungeon —dijo Hestia.

—Eso no será posible, Hestia-sama. Ya descansé un día y, como le dije, no se preocupe.

Hestia suspiró.

—Está bien, solo cuídate, ¿quieres?

—Sí, lo haré. Nos vemos, Hestia-sama.

Bell salió de la iglesia rumbo al gremio. En una de las calles, sintió una mirada penetrante, como si estuviese mirando todo su ser, en especial su alma. Dio vuelta y vio la torre Babel; sus ojos apuntaron a la parte más alta de la torre.

—Disculpa, ¿estás bien? —dijo una chica de cabello gris vestida de camarera.

—Si me pagaran un vali por cada vez que me hacen esa pregunta... —dije.

La chica me quedó mirando por la contundente respuesta que le di.

—Creo que me pasé. Discúlpame, no quería desquitarme contigo, solo he tenido una mala mañana. Mi nombre es Bell Cranel y me quedé pensando en algo, por eso me detuve aquí.

Miré el letrero "Anfitriona de la Fertilidad". ¿Tendrá que ver con algo de la Familia Freya o Demeter?

—Supongo que trabajas aquí — pregunte,  pero parecía que ella estaba mirándome fijamente—. 

—Yohoo, ¿me estás escuchando? 

—Sí, te escucho. Sí, trabajo aquí. Perdón si te molesté con la pregunta anterior. Mi nombre es Syr Flova, un gusto, Bell-san. Pero ahora, como compensación por hablarle así a una dama, vendrás a cenar esta noche aquí.

Bell y el Inicio de la HechiceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora