Capítulo 3

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No necesitamos estorbos, vuelve cuando tengas dinero, no necesitamos más bocas que alimentar. Esas y otras oraciones le decían a Bell algo que lo lastimó un poco, pues a pesar de tener 16 años, era la primera vez que lo trataban así. Pero aun así, serían palabras de las cuales ellos se arrepentirían, pues después de todo, estarían en la presencia de la persona que se volvería una de las más fuertes del mundo a su debido tiempo.

Bell: Vamos, por favor, ¿qué tengo de malo? Soy alguien apuesto, soy débil, es verdad, pero acabo de descubrir algo muy importante —dijo esto susurrando—. Pero bueno, aún no me rendiré, tengo que encontrar una familia pronto.

—Oye tú, el de cabello blanco largo, ¿estás bien? ¿Qué haces hablando solo por estos lugares? Es peligroso, aparte, si alguien te viese así pensaría que estás loco.

Bell: Pues no estarían del todo equivocados, pero respondiendo a tu pregunta, estoy buscando una familia para volverme un aventurero.

—¿En serio? Pues estás de suerte. Soy la diosa Hestia y puedes unirte a mi familia si quieres.

Bell: ¿La diosa Hestia? Pues bien, acepto.

Hestia: Ya veo, perdón por la mo... espera, ¿de verdad quieres unirte a mi familia?

Bell: Pues sí, eso digo, después de todo, si la misma diosa te lo pide es porque debe estar necesitando personal, ¿verdad?

Hestia: ¿Se notó tanto?

Bell: Sí, soy Bell Cranel, un gusto, Hestia-sama —haciendo una venia—. Estaré a su servicio.

Hestia: Eh... —está sonrojada—, no es necesario tanta educación. Ahora vamos a ponerte el falna, sígueme.

Bell: ¿A dónde estamos yendo?

Hestia: Pues a una biblioteca de un conocido para ponerte mi falna...

Bell: ¿Y por qué no vamos a su casa?

Hestia: Ugh, mi casa está un poco lejos y no quiero que nadie te tome —excusándose.

Bell: Umm bueno, entonces es aquí -mirando la pequeña biblioteca-

Hestia: Si, andando, -mirandolo- se que sonará mal pero quitate la parte superior de la ropa

Bell: Pues bien -sacandose su buso negro- mostrando un cuerpo semi definido, ya esta.

Hestia: —sonrojada— ¡¿P-Porque no te avergonzaste?!

Bell: ¿Cree que tengo 5 años?.
No provengo de Orario pero ya he investigado sobre esto y se que necesita mi espalda para poner su bendicion allí, al poner una gota de su sangre en mi espalda no me voy a avergonzar por algo así.

Hestia: (este niño...) , bien date vuelta

Bell: okay, adelante -siento una gota tocar mi espalda- esto...-mirando la aura azul en todo mi cuerpo- es todo.

Hestia: Sii!! Eso sería todo aún que no se nada de esa aura azul que salió de ti, aún así Bell Cranel bienvenido a la Familia Hestia -saltando para irme a abrazarme- ehh que pasa -la de detuve a unis pocos centímetros antes de que llegue a mi-

Bell: Primero déjeme ponerme el buso -me puse el buso rápidamente- y segundo solo llámeme Bell, como dijo no son tan necesarias las formalidades.
Y al ver su reacción, supongo que soy su primer integrante de su familia.
Hestia: Sí, lo eres...

Bell: Bueno, así comienza nuestra historia, Hestia-sama.

Hestia: Pero dijiste que nada de formalidades.

Bell: Es diferente, usted es una Diosa y yo soy un humano, merece respeto.

Hestia: ¿Y ahora qué hacemos?

Bell y el Inicio de la HechiceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora