Capítulo 15

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"El reino es conocido por ser solitario por la noche, sin embargo aquella ves era diferente, el aire se sentía pesado y la soledad de las calles eran perturbadoras, la idea era permanecer junto a mis escoltar pero hice caso omiso a esa orden y me fui a explorar las calles solo, un error del que me llegue a arrepentir, pues no había tomado en cuenta el hecho de que mis enemigos podrían aprovechar mi descuido para hacerme daño; fui un idiota y eso me a una trampa, cuando caí en cuenta de la situación ya me encontraba en un carruaje rumbo al despiadado reino del este, donde nadie se atrevería a buscarme.

La idea era extorsionar a la corona y llenarse de riquezas para después matarme, algo gracioso, mi padre ama más a su dinero que a sus hijos, por unos meses me "buscaron" y después simplemente me reemplazaron, nombrando a mi hermano el nuevo heredero al trono y dando a conocer mi supuesta muerte.

Mis raptores fueron muy ingenuos, por lo que escapar fue fácil para mí, intenté regresar al reino, pero siempre terminaba en el mismo lugar, además mi padre hará lo posible para ocultar mi regreso y mantener su buena reputación, no tuve más alternativa que vivir años como un mercenario en el reino del este, ideando mi regreso.

Por fin lo he logrado, mi padre está enfermo y mi hermano fue informado de mi paradero, renunció a su derecho al trono anunciando mi regreso, como debes darte cuenta tengo diecinueve años, soy mayor de edad y me es posible cumplir con mi deber como nuevo rey, la muerte de mi padre es inevitable, le dan un máximo de un año y antes de ello debo ser coronado, la única condición para que esto pase, es presentar a la mujer que me acompañará como esposa y reina.

Mi hermosa prometida, esa es la razón de mi carta, en cuento me sea permitido iré por ti, por fin estarás a mi lado y al cumplir tus dieciocho nos cansaremos, espérame un poco más, eres la única persona a la que extrañé todos estos años y no volveré a separarme de ti; mi vida, mi poder y mi reino son tuyos ahora, te pertenezco amada Alice y si me pides destruir el mundo lo haría para demostrarlo.

Quema esta carta después de leerla, nadie debe verla, ya que solo mi reino es consiente de mi regreso y por ahora prefiero que sea así.

Cuídate y no olvides lo mucho que te amo, piensa en mí como yo pienso en ti.

Atentamente, Theodoric Winddane."

Al terminar de leer sus ojos se llenaron de lágrimas, su corazón se sentía aliviado y a la vez culpable al pensar que ya no era la mujer pura que alguna vez conoció, y aun así quizá ser un poco codiciosa, aferrándose al amor mostrado por su prometido un poco más. Como la carta ordenaba la quemó de inmediato y ocultó las cenizas bajo su cama.

Gracias a esta noticia, su plan de escape debía cumplirse ese mismo día, después de todo ya tenía un lugar al que llegar sin ser encontrada.

Es noche esperó pacientemente a su invitado; ya todo estaba preparado, un pequeño pedazo de vidrio bajo su almohada, una puerta de salida, el mapa de los pasadizos secretos del palacio y un transporte que la llevaría al otro lado de bosque. Como de costumbre un hombre llegó al caer la noche, examinó por completo al mismo encontrando rápidamente las llaves que abrían la puerta de la habitación. El hombre se desnudó por completo e hizo lo mismo con Alice, ella con mucho asco acostó al hombre en la cama y casi de inmediato comenzó a masturbarlo, provocando que soltara desagradables gemidos de placer, se obligó a esconder sus ganas de vomitar para no arruinar su escape, muriendo por dentro.

Aprovechando que el hombre dejó de estar alerta ante la joven, tomó con cuidado el vidrio y sin darle la oportunidad de reaccionar lo apuñalo repetidas veces en el pecho y garganta, ahogando sus gritos con su mano, cuando él dejó de moverse se vistió y agarró las llaves de su pantalón, abrió la puerta y corrió directo al pasadizo más cercano.

Corrió lo más rápido que pudo por el laberinto detrás de las paredes que la llevarían a la libertad. Faltaba poco, la luz de la luna ya era visible y el aroma a bosque se volvía más intenso, su plan parecía ser perfecto o hubiera sido así de no ser que confió en la persona equivocada.

   -Alice Elgard, quedas arrestada por el asesinato del conde Artur Midley, serás llevada al calabozo hasta que el rey dicte tu sentencia-

Alice: La Maldición de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora