XI

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───Insolente. ───Murmuró Jungkook sin prestar atención al omega que yacía a sus pies, como el repugnante ser que ahora era. Ciertamente Byul había sido de ayuda durante un largo tiempo, cuando el jóven príncipe no le interesaba estar atado. A ver, ahora no era diferente, aunque JiMin estuviera en su mente casi todo el tiempo.

¿Acaso estaba enamorado? Negó, era imposible. Pero había algo en aquél omega que lo ponía como un cachorro necesitado meneando la cola por una dosis de atención. Casi sonrió inconsciente deseando acabar con la charla para volver a sus aposentos, dónde sabia que JiMin aún estaría esperando su regreso.

Miró a Byul. ───Hiciste una absoluta tonteria aquél día y pagarás por ello, agradece que aún te tengo algo de cariño. ───Hizo una pausa. ───Podría matarte aquí y nadie se enteraría, ¿Lo sabes? ───Byul tragó saliva, JungKook era casi un tirano, el había sido participe de algunas atrocidades que el Alfa había hecho por estar enfadado. ───Pero como dijiste antes tú estuviste para mí... Así que lo justo es que puedas seguir viviendo, así que sin más, no te vuelvas acercar a JiMin. ───Su voz era amenzante, sí alguien tocaba aunque fuese únicamente una hebra de su precioso cabello lo encadenaría por siempre, o incluso haría rodar su cabeza por los pasillos de Palacio. Un chasquido bastó para que Byul volviera a su celda con la compañia del silencio y una pequeña antorcha pegada a la pared.

Por ahora ese sería el único hogar del omega, al menos hasta estar seguro de que dejaría de ser una amenaza para JiMin. Sin más preámbulos lanzó una última advertencia visual a Byul para terminar perdiéndose al querer volver al Palacio.

Mientras tanto JiMin seguía en los aposentos del mayor, dedicadose a observar cada esquina de aquel lujoso dormitorio. Era todo tan diferente y tan bien decorado para alguien proveniente de la realeza. El dormitorio contaba incluso con un baño que hacia dos de su propia pequeña casa, cosa increíble, pensó.

La cama era inmensa, con las mantas más cálidas y suaves que alguien de su estatus podía imaginarse. A cada lado una mensilla, con una vela cada una y un retrato de la familia real. ───Oh. ───Sus luceros se habian posado en aquella fotografía, dónde se veía un JungKook sonriendo junto a sus padres. ───Que bonito. ───JiMin replicó tomando asiento en la cama y viendo cada facción del pequeño heredero. Se veía bastante pequeño, de unos cuatro o cinco años como máximo. Se veían realmente feliz, sosteniendo ambas manos de sus padres y dando un salto que había sido capturado bastante bien en la cinta.

Estuvo así unos minutos, imaginandose la vida del Alfa  durante su niñez aunque por supuesto terminó dejando el marco sobre la mesilla y se dió el privilegio de tumbarse sobre la cama, quedándose dormido.

JungKook viajaba por los pasillos en compañía de NamJoon, quién jugaba con las llaves haciendo un sonido molesto para quién tuviera poca paciencia. ───Quiero que lo vigileis. ───Exclamó, acariciando su sien cansado, tantos problemas no eran buenos. El tema de Byul, el harem y su madre quién aún le molestaba cada cierto tiempo con el tema de ya engendrar al futuro príncipe.  ¿Quién puso aquella maldita normal?

"Sólo serás rey sí logras tener un hijo." Vaya gilipollez.

Un hijo en estos momentos sólo sería un lastre, un montículo de ropa sucia que estorba en el dormitorio, la mitad de capítulos irrelevantes de Naruto, la verdura que le obligaban a tomar desde pequeño. Simplemente una molestia.

───Últimamente se te ve más cansado de lo normal, jk... ¿Y sí te vas de viaje al sur? Podrías descansar de todo y no sé, traerme algo bonito. ───JungKook arqueó una ceja tras la proposición de su fiel amigo.

𓂃命  El omega del rey " [ kookmin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora