CAPITULO IX

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NARRA MACA...

Los días había pasado normal. Cada vez se acercaba más la fecha de irme a Milán y la de la velada del Año.

Había platicado con Ibai al respecto y al parecer puede que me toque pasar por la alfombra pero me negaba en absoluto a hacerlo.

Carre ya me había dicho que todos pasarían juntos incluyendo a Meg así que tal vez acceda.

Ya había encontrado quien me hiciera mi vestuario para ese día y era simplemente hermoso y muy adecuado para la ocasión.

En cuanto a Milán, Fede ya me había dicho sobre donde nos quedaríamos y todo lo que haríamos durante esos días. Iba a ser una noche perfecta.

-¿Cenamos?- me pregunta mi novio mientras yo termino de acomodar unos papeles.

-¿Sabes de qué tengo antojo? De ti- le dije y me miró fijamente.

Era demasiado sexy ese hombre. Me encantaba de pies a cabeza y para mí maldita suerte no habíamos tenido sexo aún.

Y no era que no habíamos querido, simplemente no se había dado la ocasión. Pero especialmente hoy estoy ovulando así que si no hago algo al respecto, voy a explotar.

-Me temo, nena que eso tendrá que esperar. Yo tengo mi anillo de castidad bien puesto- sabía que lo que decía era juego pero claro que planeaba seguir con eso.

Me puse de pie y lo dirigí a su oficina. Agradecía que había puesto las paredes blancas y ya no se veía para afuera más que la vista de su oficina. Pero no importaba, era el penúltimo piso, desde ahí nadie nos veía.

-Pero no romperías tu castidad ni por mi- dije haciendo puchero.

-Tal vez, dame una sola razón para hacerlo- me tomó de la cintura y me subió a su escritorio quedando frente de mi.

-Bueno, la primera es que soy tu novia, la segunda es que creo que no eres el único que lo desea- dije señalando con la mirada a su pantalón- y tercero, tengo ganas de que me tomes aquí y ahora en este lindo escritorio.

Dicho esto tomó mi rostro entre sus manos y me dio un beso de esos que te hacen volar por un momento.

Colocó rápidamente mis manos en su cuello atrayéndolo a mi. Amaba ovular cuando tenía a alguien disponible para mi.

Sus labios no abandonaban los míos y eso me encantaba. Sabía a menta, siempre sabía a menta. Mientras mis manos jugueteaban con su camiseta blanca tan bien planchada las de él levantaban mi falda para así poder romper las mallas de red que traía puestas.

Me pareció tan salvaje y eso me éxito aún más. Entre la torpeza de mis manos y los montones de papeles que había en su escritorio no todo lucia perfecto.

Mientras su lengua se apoderaba de mi boca, su mano dominaba mi cuerpo por completo. Sobaba lentamente mi intimidad sobre mi calzón y yo me derretía en sus brazos. Ya estaba harta de usar mi succionador, necesitaba acción de verdad.

Con la misma intensidad que movía la mano yo decidí desabrocharle el pantalón para ahora apoderarme yo de él y no se movió ni un centímetro en el momento que me bajé del pedazo de madera oscura y me hinqué frente a él.

Era bastante generoso de tamaño y estaba brilloso como una bola de cristal. No dudé dos veces antes de empezar a probarlo como paleta de hielo. Sus ojos lo decían todo y la manera en que tomaba mi cabeza para empujar más me lo confirmaba. Soy buena en esto.

-Te ves bellísima desde aquí- me dice mientras yo sigo haciendo mi magia.

Después de al rededor de cinco minutos escucho salir de su boca un gemido que me volvió loca.

In love with my forbidden || Spreen || PARTE 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora