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Dazai había confirmado sus sospechas, fue una tarde cuando estaba en su departamento, como cualquier otra. Chuuya se encontraba en el baño, dejando su celular desbloqueado sobre la mesa del comedor. Dazai, con un nudo en el estómago y un conflicto interno, se debatía entre respetar la privacidad de su esposo o satisfacer sus sospechas. La curiosidad y el dolor lo empujaron a tomar una decisión. Respiró profundamente y desbloqueó el teléfono de Chuuya.

En la galería, no encontró nada fuera de lo común al principio. Sin embargo, un nombre en la lista de contactos llamó su atención: "TH". Intrigado, abrió el chat correspondiente y comenzó a desplazarse por los mensajes. Lo que descubrió le impacto demaciado.

Los mensajes revelaban una relación íntima y cariñosa entre Chuuya y este misterioso "TH". Expresiones de amor y añoranza llenaban la pantalla, y Dazai sintió que su mundo se desmoronaba ante sus ojos. La realidad se tornó más clara con cada palabra que leía. Chuuya estaba siendo infiel.

El shock inicial se convirtió en una mezcla abrumadora de dolor, traición y rabia. Las manos de Dazai temblaban mientras seguía desplazándose por los mensajes, buscando desesperadamente alguna explicación o justificación. Pero no encontró nada más que pruebas de la traición de su esposo.

Después de seguir investigando quien era "TH". Descubrió que no le era desconocido el nombre. Había escuchado a Chuuya mencionarlo antes y el lo había visto en algunas ocasiones, sus sospechas eran veridicas, Tachihara era algo más que un simple amigo. La confirmación de que Chuuya estaba engañándolo con alguien que conocía lo hirió más profundamente.

Dazai sintió una opresión en el pecho, como si le costara respirar. Un dolor punzante le atravesaba el corazón. Las lágrimas comenzaron a empañar sus ojos mientras la realidad de la situación se hundía en su mente. Se sentía traicionado, desamparado y perdido.

Con el corazón hecho pedazos y una sensación de vacío en el pecho, Dazai cerró el teléfono de Chuuya y lo dejó en la mesa. Salió del departamento sin rumbo fijo, su mente girando en círculos mientras intentaba procesar lo que acababa de descubrir.

Una vez fuera, se encontró en la calle, bajo el cielo oscurecido por nubes de tormenta. La lluvia comenzó a caer, pero Dazai apenas lo notó. Estaba perdido en su propio torbellino de emociones. Se detuvo en la acera, las lágrimas mezclándose con las gotas de lluvia en su rostro.

Entonces, la angustia acumulada encontró una salida. Dazai dejó escapar un grito desgarrador hacia el cielo, una mezcla de dolor, ira y desesperación. Las lágrimas fluían libremente mientras se enfrentaba a la realidad de que el amor de su vida lo había traicionado.

Pasaron unos minutos, aunque para Dazai parecían una eternidad. Se sentía agotado, tanto física como emocionalmente. Sin embargo, la tormenta dentro de él aún no había amainado. Se dio cuenta de que necesitaba espacio, tiempo para procesar lo que había descubierto.

Con pasos vacilantes, se alejó de su departamento y se adentró en la noche lluviosa. La oscuridad de la noche y el sonido de la lluvia le proporcionaban un refugio temporal mientras intentaba recomponerse.

Dazai sabía que este descubrimiento cambiaría todo. La confianza que había depositado en Chuuya se había roto irremediablemente. Ahora, se enfrentaba a la difícil tarea de decidir qué hacer a continuación, cómo enfrentar a Chuuya y cómo seguir adelante después de esta traición devastadora.

Los días habían sido extraños desde que Dazai comenzó a actuar distante. Chuuya se sentía confundido y preocupado Sin embargo, una tarde, cuando menos lo esperaba, Dazai lo sorprendió con una propuesta inesperada.

– Hey, Chuuya, ¿Qué te parece si vamos al parque de atracciones? — dijo Dazai, con una sonrisa que intentaba ocultar algo más.

Chuuya levantó una ceja, sorprendido por la sugerencia. — ¿Al parque de atracciones? ¿En serio?

Dazai asintió. — Sí, hace tanto que no vamos juntos. Creo que sería divertido.

A pesar de sus dudas sobre las intenciones de Dazai, Chuuya no pudo resistirse a la idea de pasar tiempo juntos como solían hacerlo. Asintió con una sonrisa y juntos se dirigieron al parque de atracciones.

El parque estaba lleno de luces brillantes y el sonido de la diversión llenaba el aire. Chuuya sintió cómo la emoción lo invadía mientras observaba a su alrededor.

– ¡Wow, esto es increíble! — exclamó, con los ojos brillantes de emoción.

Dazai le devolvió la sonrisa, aunque su mirada parecía estar en otro lugar. — Sí, lo es. Vamos a divertirnos.

Durante horas, Chuuya y Dazai se sumergieron en la atmósfera festiva del parque, disfrutando de las atracciones y recordando momentos de su juventud juntos. Rieron, se abrazaron y compartieron cariños, como solían hacerlo antes de que las cosas se volvieran complicadas entre ellos.

Por primera vez en mucho tiempo, Chuuya sintió cómo una sonrisa genuina se formaba en su rostro mientras miraba a Dazai. —Creo que esta es una de las mejores citas que hemos tenido. — admitió.

Dazai asintió, aunque su mirada era vacia. — Sí, lo es — respondió con voz suave.

Entonces, Dazai tomó las manos de Chuuya entre las suyas, mirándolo fijamente a los ojos. — Chuuya, eres mi mundo. Te amo más de lo que puedes imaginar, aquella vez en las que pronunciábamos nuestros votos, yo prometí protegerte y cuidarte y se que tu aras lo mismo ¿Verdad? — dijo con sinceridad.

Chuuya se tensó al sentir las palabras de Dazai ¿Por que decia todo eso ahora?, Apesar de las prguntas que tenia no pudo evitar sentir culpabilidad y confusión nublando su mente. Sin embargo, decidió fingir una sonrisa y respondió. —  Lo se, se que nunca me lastimarías al igual que yo, nunca te haría daño, Dazai. Siempre cuidaré de ti.

Se besaron, pero Chuuya sintió que algo no estaba bien. El beso estaba cargado de dolor y angustia, aunque trató de ignorarlo.

Cuando se separaron, Dazai sacó una Dalia Roja de su bolsillo y se la entregó a Chuuya con un gesto gentil. — Para ti. — dijo, con una sonrisa forzada.

Chuuya agradeció el gesto, pero su mente seguía preocupada por lo que realmente estaba pasando con Dazai.

En ese momento, los fuegos artificiales estallaron en el cielo, interrumpiendo el silencio incómodo. Chuuya y Dazai se quedaron mirando el espectáculo de luces, pero la conexión entre ellos parecía haberse desvanecido.

Mientras se tomaban de las manos, Dazai se rompía un poco más por dentro. La noche continuó, pero la sombra del dolor seguía acechando , recordándole que las cosas no podían volver a ser como antes.

Dalias (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora