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El día transcurría con la monotonía de siempre en la complicada relación entre la pareja. Dazai, sintiéndose cada vez más distante de su esposo, había revisado un mensaje de Chuuya informándole que esa noche no llegaría a casa debido a su abrumadora carga de trabajo. Era una excusa que Dazai ya no podía creer, sumergido en un mar de desconfianza y decepción hacia su pareja.

Suspirando con resignación, Dazai se encontraba en su escritorio cuando Atsushi, su joven subordinado, notó su semblante sombrío y se acercó con preocupación. —¿Pasa algo, Dazai-san?— preguntó Atsushi con voz suave, notando la evidente angustia en la expresión de su superior.

Dazai, tratando de mantener las apariencias, forzó una sonrisa y respondió — No te preocupes, Atsushi-kun, solo estoy un poco cansado. — sin embargo, Atsushi no estaba convencido por la respuesta superficial de Dazai, pero optó por no presionar más y simplemente asintió en silencio, mostrando su apoyo.

El resto de la tarde transcurrió en una nebulosa para Dazai, quien se encontraba atrapado en un torbellino de pensamientos sobre su relación con Chuuya. Después de mucho tiempo  su jornada laboral finalizo, pero cuando estuvo a punto de marcharse, Atsushi lo detuvo.

– Atsushi-kun, ¿Hay algo más? — preguntó Dazai.

Atsushi asintió con entusiasmo.— ¡Sí, Dazai-san! Quería preguntarle si podría acompañarme a la nueva pastelería que abrió en el centro. ¡Dicen que sus pasteles son increíbles!.

Dazai consideró la idea por un momento. Aunque no tenía la intención inicial de comprar algo, la idea de distraerse un poco sonaba tentadora. Asintió finalmente y acompañó a Atsushi a la pastelería, dejando momentáneamente de lado sus preocupaciones sobre Chuuya.

Al llegar al lugar, quedó impresionado por la elegancia y el encanto de la pastelería. El aroma tentador de los pasteles recién horneados llenaba el aire, y Dazai se sintió momentáneamente transportado a un mundo de dulces delicias. A pesar de su estado de ánimo sombrío, no pudo evitar sentirse atraído por la belleza del lugar.

Mientras Atsushi se emocionaba al explorar las diferentes opciones de pasteles, Dazai vagaba por el local, perdido en sus pensamientos. Finalmente, se detuvo frente a un mostrador lleno de pasteles exquisitamente decorados. Uno en particular llamó su atención: un pastel de frutas frescas con una presentación impecable.

Decidió comprar el pastel, más por impulso que por deseo real de saborearlo. Era como si necesitara algo tangible para aferrarse en medio de la incertidumbre que rodeaba su relación con Chuuya.

Con el pastel en la mano, Dazai se reunió con Atsushi, quien estaba emocionado por sus propias selecciones. Juntos, salieron de la pastelería, y Dazai se sintió momentáneamente aliviado por el pequeño paréntesis que había proporcionado la salida.

El ambiente entre Dazai y Atsushi era ligero y jovial mientras caminaban hacia casa. Las risas y bromas llenaban el aire, haciendo que el trayecto fuera mucho más llevadero.

Sin embargo, la atmósfera cambió cuando Atsushi se detuvo de repente, atrayendo la atención de Dazai. Siguiendo la mirada de su compañero, Dazai notó la figura de Akutagawa acercándose hacia ellos.

Akutagawa saludó a Dazai con un gesto educado, pero su actitud era más bien reservada, como siempre. Sin embargo, la situación tomó un giro inesperado cuando Dazai decidió jugar un poco con los dos jóvenes.

– Buenas noches, Akutagawa-kun. — saludó Dazai con una sonrisa traviesa. — ¿ Estabas buscando a  Atsushi-kun? Ultimamante parecen llevarse muy bien

Atsushi se sonrojó ligeramente ante la insinuación de Dazai, mientras que Akutagawa parecía muy avergonzado con la situación.

Akutagawa, trató de desviar la conversación. — Dazai-san, no diga eso. Es tarde sera mejor que  vaya a casa. Chuuya-san debe  estás esperandolo.

Sin embargo, la respuesta de Akutagawa desconcertó a Dazai. — ¿Chuuya? Pero él me envió un mensaje diciendo que tenía mucho trabajo hoy. —  respondió Dazai ¿Otra mentira? Vaya sorpresa

Akutagawa se sorprendió ante la revelación de Dazai. — Hace horas, qur me encontre con el y dijo que había terminado su trabajo. — dijo, con una expresión confusa en su rostro.

Tratando de ocultar su incomididad, Dazai simplemente sonrió y trató de disimular. — Bueno, supongo que Chuuya tiene una sorpresa preparada para mí. Gracias por la información, Akutagawa-kun. — respondió, tratando de sonar lo más tranquilo posible.

Atsushi, intervino con una sonrisa. — ¡Sí, seguro que es eso! Tal vez Chuuya-san está planeando algo especial para Dazai-san. ¡Sería genial!.

Agradecido por el intento de Atsushi de animarlo, Dazai le devolvió la sonrisa. — Sí, tal vez sea eso. Bueno, creo que es hora de que me vaya, disfruten de su cita. ¡Nos vemos luego, chicos!.

Se despidio de ambos jovenes dejandolos aun mas avergonzados. Dazai continuó su camino hacia casa, aunque su mente estaba llena de preguntas sin respuesta. ¿Por qué Chuuya le había mentido? ¿Y qué significaba todo esto para su relación?

Al llegar a casa, Dazai esperaba encontrar a Chuuya, pero al entrar no se sorprendió al ver que la casa estaba vacía y en silencio. Ya era muy común las ultimas semanas.

Mientras tanto Chuuya yacía en la cama de un hotel, compartiendo el espacio con Tachihara, quien dormía plácidamente a su lado. La habitación estaba envuelta en un silencio pesado, solo roto por el suave murmullo de la noche. Chuuya, sin embargo, no podía encontrar paz en su propio descanso. Sus pensamientos lo atormentaban, aguijoneándolo con la culpa y el remordimiento.

Miró a Tachihara, con quien había compartido momentos íntimos, pero ahora la sensación de conexión que  había sentido hace un momento parecía desvanecerse. En su lugar el vacío llenó su pecho, reemplazando el fuego de la pasión con la fría realidad de la traición.

– ¿Cómo llegamos a esto?. —  se preguntó en silencio, sin encontrar respuestas claras. El no saber si aún amaba a Dazai, lo confundia y en vez de arreglar las cosas, se deja caer en los brazos de otro, era un conflicto que lo consumía. Sabía que su corazón aún pertenecía a Dazai, pero también había desarrollado un vínculo con Tachihara que no podía ignorar.

La mañana siguiente, Chuuya se levantó temprano, dejando a Tachihara dormido en la cama del hotel. Un sentimiento de inquietud lo acompañaba mientras se vestía y se preparaba para partir. Sabía que tenía que enfrentar las consecuencias de sus acciones y regresar a su hogar, donde Dazai lo esperaba.

Al llegar a casa, la ausencia de Dazai lo golpeó con fuerza. Buscó a su esposo en cada rincón del apartamento, pero no lo encontró. La mesa del centro atrajo su atención, donde descansaba una única Dalia roja, una flor tan hermosa como simbólica. Una nota escrita a mano yacía junto a ella:   " Chuuya duerme un poco, debes estar cansado por trabajar demasiado."

Chuuya tomó la nota entre sus manos, sintiendo un torbellino de emociones. La preocupación y el arrepentimiento se mezclaban en su mente, creando una tormenta de sentimientos. Guardó la Dalia junto con las demás flores, un recordatorio constante de la fragilidad de su relación y sus propias acciones.

Con un suspiro pesado, Chuuya se dirigió a su habitación, sintiéndose abrumado por el peso de sus decisiones. Se dejó caer en la cama, y trato de dormir tal vez esto le ayude a olvidar un rato sus pensamientos tormentosos.





Dalias (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora