❀┃𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋𝐈𝐙𝐀𝐃𝐀(✓)
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❝Yeeun, una joven y eficiente contable, habrá de desenmarañar una trama de corrupción en la empresa para...
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Eso fue lo que dijo el delegado pero Yeeun supo la verdad sólo cinco minutos más tarde. Apurada Yeeun buscó en la cómoda una toalla que estuviera sin estrenar. Tocó a la puerta del baño y, cuando él la abrió, ella suspiró con alivio al ver que Jungkook ocultaba sus partes pudendas con la camiseta. Sin embargo, en cuanto éste vio que estaban solos, la echó al suelo con desdén y ella no pudo evitar echar un vistazo a aquella cosa. El turgente miembro del delegado trazaba una trayectoria curva descendente. En ese momento, nada hacía sospechar la poderosa arma de dominación en que aquel pene flácido podía llegar a convertirse.
Yeeun le tendió la toalla con desconfianza. Era perfectamente consciente de que su futuro jefe podría hacerla entrar en el baño y obligarla a hacer cualquier barbaridad. Varias imágenes se sucedieron en su mente a toda velocidad: ella chupando su miembro, él follándola contra el lavabo, su marido llamando a la puerta justo en el peor momento. No obstante, Jungkook se limitó a tomar la toalla aprovechando eso sí, para dejar algo en la palma de su mano.
―Haz que tu esposo se lo tome sin que se de cuenta. ¿Estamos? Hay que ser cautelosa, así que ten cuidado. ―susurro, haciendo que ella levante la cabeza y se fije en él por primera vez.
Era un comprimido de Valium de 10 mg. Yeeun se quedó durante un largo momento, solo lo mira fijamente, con una expresión inescrutable, pero Jungkook cerró de inmediato la puerta sin darle tiempo para apelar nada. La mujer guardó el comprimido con la sensación de haberse escapado por los pelos de que la follaran. No obstante, cuando iba bajando las escaleras, ella pensó que debería haberle dejado seco con una de sus infalibles mamadas. Al menos así se habría quedado tranquila, se sentaron todos juntos en la terraza a charlar un rato y tomar un pequeño aperitivo. Discutieron sobre la actualidad internacional, tan convulsa en aquellos días cuando sonó el timbre.
«¡Eva! ¡Por fin!», pensó Yeeun con alivio.
Ya podrían empezar a comer. Yeeun no pudo evitar una sonrisa ante el gesto de extrañeza del delegado, nadie le había advertido de que asistía más gente. Tras las presentaciones, Jeon Jungkook no tuvo reparo en preguntar si aún debían esperar a alguien más. A lo que Yeeun respondió raudamente de forma negativa, añadiendo que ya podían pasar al comedor. Para enfado de la anfitriona, fue entonces la rubia quién quiso darse un chapuzón en la piscina antes de comer. Evidentemente Yeeun trató de disuadir. Ella quería que todo acabara lo antes posible pero terminó resignándose cuando todos la miraron como si fuera una aguafiestas.
Para colmo, como su compañera de trabajo no había llevado traje de baño, Yeeun tuvo que prestarle uno de los suyos. A pesar de que Yeeun escoge el que más le apretaba de entre todos sus bikinis a Eva le quedaba bastante suelto dada la gran diferencia de medidas entre las dos. Una vez mojado fue aún peor, las pequeñas tetitas de su amiga amenazaban con escapar por todos lados, y otro tanto debía ocurrirle a la braga. Él no se lo pensó dos veces y, quedándose en calzoncillos, saltó al agua junto a la rubia. Enseguida comenzaron a jugar. Nadaron, bucearon y rieron como si fueran unos niños. Jungkook la lanzaba por los aires como si Eva pesara menos que una pelota de playa. Al poco Jungkook y Eva gritaban y reían con complicidad, demasiada en opinión de Yeeun.
