𝐔𝐌 ┃ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 «09»

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El auditor se arrodilló nuevamente frente a ella, la volteó boca arriba y la abrió de piernas

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El auditor se arrodilló nuevamente frente a ella, la volteó boca arriba y la abrió de piernas. Contempló a su vagina y comenzó a jugar con su lengua alrededor del clítoris de Yuna. Aquella sensación hizo que ella cerrara los ojos mientras enredaba sus dedos en el pelo del ejecutivo. A ella le hubiera gustado estar así eternamente. Mientras lamían su intimidad, Yuna notaba un cosquilleo en el vientre. Nunca le había comido el coño un hombre con camisa y corbata.

Ella ignoraba cómo podría ser su historia, pero eso no importaba; se sentía segura de que lo sabría en cuanto pasarán a la siguiente base, a su lado. Tenía unos años mayor y era arrogante. Lo bastante arrogante para sentir que podía seguir esperando a su musa y a su obra maestra (que sabía llegarían). Yuna que a la edad que tiene Jungkook, uno tiene derecho a ser arrogante; por lo general el tiempo no ha comenzado con sus furtivos y sucios escamoteos. Como dice una popular canción country, se lleva tu pelo y tu destreza, pero en realidad se lleva mucho más que eso. Eso la hace pensar, ¿con cuántas más mayores que ella, ha estado él?

«Solo podía imaginarse —escasamente— con cuarenta años, pero ¿con cincuenta? No. ¿Sesenta? ¡Jamás! Los sesenta estaban fuera de discusión»

El seductor ejecutivo chupó, mordisqueó su chochito mientras ella le apretaba la cabeza entre sus piernas. Jungkook dejó de lamer para tomarla por las piernas y colocárselas sobre los hombros. Rebañó en dos ocasiones su sexo y lubricó su formidable polla con el ungüento de la excitada hembra. Se acercó con cuidado y penetró delicadamente en su gruta. La profesora se sentía muy caliente, húmeda y profunda. Él la tomó después por los tobillos abriéndola de piernas de par en par.

―Con que la señora quiere polla. ―le susurró al oído― Pues mira como te entra toda.

Y volvió a penetrarla, una, otra y otra vez. Ella con los ojos cerrados, sentía que el paraíso se acercaba empujón a empujón. Comenzó a jadear de manera incontrolada, despatarrada y con una polla formidable en su húmedo, caliente coñito y rico. Él era todo un Dios, la estaba follando sin contemplaciones. Yuna no aguantó mucho tiempo aquella tortura, aquella delicia y, tras un grito desgarrador, mojó las sábanas a chorritos. Jungkook supo que Yuna había tenido su orgasmo y entonces sí se puso tras ella. Yuna gritaba con la cara hundida en las sábanas, la boca abierta de par en par, los ojos cerrados con fuerza y sus hermosos senos agitándose en el vacío. Jungkook la montaba al trote, con temple, sin prisa. Yuna estuvo a punto de volver a gritar. No obstante, el ejecutivo tenía una buena polla que dragaba sus flujos íntimos, poniéndolo todo perdido.

―¡Estás chorreando! ―tendido en la cama, alzando la vista hacia ella, asintió con la cabeza. Pese a que eran las cuatro de la madrugada― ¿Sabes lo que significa eso guapa?

Yuna no podía entender cómo ese suplicio se había convertido en placer, pero no importaba. No soltaba su cintura mientras la penetraba con fuertes arremetidas. El ejecutivo empezó a bombear más y más rápido, y eso la acabó de desquiciar. La tenía grande y, aún así, a ella le entraba entera, lo que la hacía sentirse a Yuna extrañamente orgullosa. Jungkook la jodía con todas sus ganas. Llevaba casi cinco minutos follándola, haciendo que sus huevos golpeaban contra su clítoris. Tenía que estar a punto de eyacular.

―¿Te gusta, no? ―musitó, junto a una risa nasal― Fue idiota mi pregunta, es obvio que sí. ¿Cómo no te va a gustar mí polla?

En efecto, Jungkook la montó al galope hasta que ya no pudo contenerse, la empujó tan dentro como pudo y entonces, explotó. Un rato después el ejecutivo evaluó el resultado de sus indagaciones. Yuna no le había dado un nombre, pero sí todo lo demás. Tenía el sexo enrojecido y un grumo de semen se derramabadel interior. El orificio se contrajo, guardando casi todo su deseo en el interior. Jungkook se sintió satisfecho, mientras a la mayoría le gustaba seducir a jovencitas, para él no había nada mejor que una mujer madura.

(...)

―Buenos días… ―desea Yeeun, entrando a la oficina de su superior― Señor Jeon…
―se sintió obligada a añadir. Él suspiró.

Él quería un rato de silencio en lugar de la radio, así que podría decirse que lo sucedido fue culpa suya. Ella quería un rato de aire fresco en lugar del aire acondicionado, así que podría decirse que fue de ella.

―Buenos días, señorita.

Yeeun le había informado de que ya no era señorita sino que era una señora, por qué ella estaba casada. No obstante, el delegado la miró con tal severidad que esta vez no se atrevió a corregirle. Jeon Jungkook estaba visiblemente cansado como si hubiese estado trabajando hasta tarde. Se llevó la mano a la frente, cansado. Son más de las doce de la noche y no ha dejado de revisar papeles desde esta mañana, y ya lleva así varias semanas. Por más que trata de sanear las empresas para evitar que se vayan a pique y se despida a toda esa gente, no sabe cómo hacerlo. Su padre las gestionó muy mal, aparte de explotar a los trabajadores y luego entró en la cárcel, donde acabó sus días. Todo pasó a ser suyo y no sabe cómo encauzarlo. Su mala gestión ya le hizo perder varias empresas en el pasado, y ahora se ve en el lío de intentar salvar las que quedan.

―Tome nota, de cada palabra que salga de mi boca... ―le ordenó, secamente. Se separó de ella y caminó por el pasillo, pero Yeeun le sigue intrigada. Por un momento esta tentado de decirle que se aleje, como si fuera alguna clase de aparición, aunque sé que no lo es. Es real― Hoy. Y con hoy, quiero decir «ahora», irá en persona a visitar a cada director, subdirector, secretario y consejero. Y hará lo siguiente primero les informará de que la compañía asumirá los pagos realizados con esas malditas tarjetas negras. Sin embargo, dichos pagos han generado un fraude con el Sr. Hacienda que no asumiremos. Es decir, las sanciones y recargos derivados de dichas tarjetas serán descontadas en las siguientes tres nóminas. ¿Ha entendido?

―Sí, señor Jeon. ―confirmó ésta.

El delegado le había hablado como lo haría su padre siendo niña. Desde luego, nadie diría que ambos hubiesen tenido un encuentro amoroso el día anterior. Yeeun se dio cuenta de que además de cansado, su superior estaba intentando contener la furia que estaba guardada en su interior. Él levantó una mano sin mirarla. La obligó a callar.

―¡Segundo! ―la mira fijamente― Les solicitará, amablemente, la devolución inmediata de esas tarjetas. A todos, sin excepción. En cualquier caso, informará de que el banco ha procedido a su anulación a las 08:00AM de hoy mismo. ¿Lo tiene todo?

―Así es, señor Jeon. ―respondió Yeeun de modo petulante, indignada por el repentino trato distante y formal que había utilizado Jungkook con ella.

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«𝐔𝐍𝐅𝐀𝐈𝐓𝐇𝐅𝐔𝐋 𝐌𝐀𝐑𝐑𝐈𝐀𝐆𝐄» ➸ ❝𝗣𝗝𝗠, 𝗝𝗝𝗞❞ (+¹8) (✓) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora