𝐔𝐌 ┃ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 «08»

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Jungkook no contestó

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Jungkook no contestó. Las uñas se le entierran en las palmas por la fuerza con la que cierra los puños.

―¡Vaya pistolón! ―exclamó Yuna, la vergüenza enciende sus mejillas y se obligó a pararse derecha, hace una mueca de pesar cuando la temperatura en el cuarto sube de golpe― ¡Con eso asustaría a más de una!

Unos ojos negros llenos de preocupación le miran mientras las manos fuertes la toman por los hombros.

―No te creas. ―contestó él, le miró de arriba abajo, observando la amplitud de la túnica color beige con cinturón y los pantalones que eligió esta mañana― Las mujeres ya no son tan remilgadas como antes. Ahora todas quieren que las dejen bien folladas.

Esa afirmación dibujó una sonrisa en el rostro de Yuna, hacía poco había surgido el tema en el grupo de amigas y vecinas con quién salía a caminar. Ella se había propuesto hacer que el muchacho se corriese rápidamente, pero el miembro de aquel chico resistía más de lo previsto. Sin embargo, de pronto el muchacho la tomó del pelo y, con un golpe de cadera, la dejó sin respiración. Al sentir que se ahogaba, Yuna clavó sus uñas en el vientre del chico hasta hacer apartarse a aquel matador. Se miraron a los ojos, los de ella de enfado, los de él de satisfacción. Muy cabreada, la señora cogió al muchacho por los huevos, y le advirtió:

―¡No vuelvas a hacer eso!

Otro hombre no había tenido tanta suerte. Una Nochevieja, cuando un bruto la folló la boca hasta hacer que se le saltasen las lágrimas, ella no dudo en arrearle un puñetazo en los huevos. A Yuna no le importaba sentirse sometida, lo que no soportaba era que la forzaran. De hecho, si a ella le daba la gana, era capaz de tragarse casi cualquier cosa. Aquellos advenedizos se colocaron entonces uno a cada costado y comenzaron a lamer sus tetas al mismo tiempo, sus pezones, su cuello. El ejecutivo no tardó en frotar con ímpetu la vagina por encima de la perjudicada braguita. Yuna se sentía muy bien atendida por aquellos caballeros tan bien dispuestos a satisfacer las necesidades de una dama. Cayó en la cuenta de que nunca se la había chupado a dos tíos a la vez, y no se iba a quedar con las ganas. No dejaría escapar esa oportunidad. Exultante, agarró un miembro con cada mano.

―Dos es mejor que una. ―bromeó el ejecutivo.

Yuna giró la cabeza en busca de la dura polla de Jungkook aquella sí era de las grandes. El ejecutivo se ladeó para facilitarle la labor y la limpiadora se puso labios a la obra. Ella no tardó en percibir algo raro y, aunque al principio no pudo decir lo que era, enseguida identificó el característico sabor del esperma. Aquel hombre debía haber eyaculado justo antes de acudir al hotel. Jungkook creyó que la boca de la mujer se había transformado en un cálido y suave labios vaginales. Ya no sabía si sus labios mamaban su miembro viril o si, por el contrario, era él quién le follaba la boca. Mientras se la chupaba, Yuna se deleitaba con los jadeos del hombre a quien le habían encargado vigilar.

La hábil mujer notaba cómo el ejecutivo movía inconscientemente las caderas y pronto equilibró el ritmo de su boca con aquellas renuentes embestidas. Poco a poco su ariete fue ganando profundidad. Prescindiendo de inútiles ceremonias, Jungkook amasó sus pechos. Inclinándose a un lado, le besó apasionadamente el culo sobre la fina tela de su braguita. Yuna estaba exultante con aquellas dos pollas sólo para ella. La sensación de menear dos vergas, una en cada mano, la dejó absorta, pensativa. Iba a superarse a sí misma, nunca le había puesto a su marido unos cuernos tan grandes. Ella era excepcional. Disfruta y hace disfrutar a aquellos dos rabos simultáneamente. Aunque siempre había uno de ellos esperando con impaciencia, ambas pollas se fueron relevando en su boca ordenadamente.

―La chupa bien, ¿eh, hombre? ―fanfarronear el ejecutivo coqueto.

Entonces se produjo el número estrella de la noche. Yuna chupaba, lamía, succionaba. Sobraba de aquellos rabos y cambiaba de uno a otro. Comenzaron a formarse hilos de saliva que, como puentes colgantes, unían los labios de la mujer a aquellas columnas. Ninguno de los presentes había contemplado algo así. Aunque parecía una actriz porno, Yuna era mucho más que eso, era madre abnegada, una esposa cariñosa y una excelente profesora de matemáticas. Tras casi cinco minutos chupando la polla, el recepcionista había tenido que retirarse en un par de ocasiones para no eyacular.

En cambio, el ejecutivo se mostraba imperturbable. Incluso se entretenía pasándole la mano por la entrepierna cuando no se la estaba chupando. El cerco de humedad abarcaba ya todo el ancho de la braga. Jungkook frotó en sus dedos el pringoso líquido que los había manchado y pronto estuvo detrás de ella. Sobó con una mano las nalgas de la mujer mientras con la otra meneaba su rabo para que no perdiese un ápice de dureza. Con ayuda de sus dedos, él hizo que Yuna subiera un nuevo peldaño en la escalera del placer. Si bien Yuna estaba encantada con su polla, no le seducía nada la idea de que ambas la penetraran a la vez. Eso implicaba que una de ellas lo hiciera por el culo.

Anticipando el inminente ataque a su retaguardia, la virtuosa señora recordó que la mejor defensa es un buen ataque. Comenzó a mamar como loca al muchacho. Luego se puso a menear aquel rabo, con la boca tan abierta como si estuviera en el dentista. Yuna esperaba que el chico la rociara de semen. Sin embargo, el muchacho tenía en mente otra cosa. La hizo tragar su verga y comenzó a bombear a toda velocidad. Era obvio que él quería vaciarse dentro de su boca y, frunciendo los labios, Yuna rodeó de forma estanca su palpitante estaca. Unos segundos después el muchacho emitió un gruñido.

―¡Ummm! ―emitió, Yuna sobrecogida.

Los gemidos del recepcionista anunciaron cada uno de los chorros de esperma que lanzó en el interior de la boca de la investigadora. Yuna gimoteó en cinco o seis ocasiones y, al igual que una pequeña abeja, extrae todo el néctar de aquel joven capullo.

―¡Trágatelo, zorra! ¡Vamos! ―ordenó el chico.

Si él no hubiese dicho nada, Yoana lo habría hecho. El esperma no era algo que le desagradara. Sin embargo, el agravio del joven la animó a esparcirlo por sus grandes pechos.

―Es que no te enseñó tu mamá que escupir es de mala educación. ¿Uhm? ―suelta un resoplido burlón, Jungkook.

Uno de ellos siseó agresivamente, y Jungkook se rió, sus ojos café de gacela grandes en su carita.

―Que yo sepa mi mamá siempre se tragó la leche de papá... y la del tío... y la de su jefe... Así que no sé a quién habré salido yo.

―Por cierto, aún no sé cómo te llamas. ―inquirió el ejecutivo.

―Yuna.

Jungkook fue entonces hacia su maletín y extrajo un folio del interior, pero le hizo un gesto para que se quedara quieta.

―Tenga, Yuna. ―apunta, en voz baja― Usted, ya ha cumplido.

Yuna le echó un fugaz vistazo y, con indiferencia, lo dejó caer sobre la cama.

―Pues tú no. ―le reprendió y, separando las rodillas, le mostró al ejecutivo el lamentable estado de su entrepierna― ¿No pensarás dejarme así?

 ―le reprendió y, separando las rodillas, le mostró al ejecutivo el lamentable estado de su entrepierna― ¿No pensarás dejarme así?

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«𝐔𝐍𝐅𝐀𝐈𝐓𝐇𝐅𝐔𝐋 𝐌𝐀𝐑𝐑𝐈𝐀𝐆𝐄» ➸ ❝𝗣𝗝𝗠, 𝗝𝗝𝗞❞ (+¹8) (✓) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora