❀┃𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋𝐈𝐙𝐀𝐃𝐀(✓)
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❝Yeeun, una joven y eficiente contable, habrá de desenmarañar una trama de corrupción en la empresa para...
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Aunque lo primero era el trabajo y a él no le hacía falta que se lo recordaran, Jungkook no pensaba dejar escapar a la contable con sólo una mamada, apenas un trocito de ese rico chocolate coreano. Ni hablar. Había sido muchísimo mejor que la habitual felación exprés de una secretaria o de una de sus arrogantes compañeras. Había estado genial a Jungkook se le hacía la boca agua pensando en el segundo plato y el postre que aquella mujer casada le podría ofrecer. Al día siguiente tendría que llamarla para que le pusiese al día de las novedades y de sus otras destrezas.
Jeon Jungkook llegó a su hotel y encaminó sus pasos hacia la recepción para pedir la llave. Nada más verle, el chico de recepción dejó de estudiar francés para entregársela. Tras darle las buenas noches, le entregó la llave sin preguntarle el número. «Buena memoria», pensó él. Mientras se dirigía hacia el ascensor. Esa noche el muchacho no había intentado entablar conversación, eso sí era nuevo. Tuvo que esperar delante de la puerta metálica y volvió a mirarlo de reojo. En lugar de volver a sus ejercicios de gramática el joven marcó un número de celular.
―Termina con eso. Necesito que bajes al comedor.
A Jungkook le extrañó que hubiera gente de servicio a aquellas horas, pero ciertamente se cruzó a la limpiadora por el pasillo. Aquella señora llevaba el pelo teñido de un estridente color amarillo llamativo. Él abrió la puerta, y desde allí mismo gritó:
―¡Señorita, no han cambiado las sábanas! ¡Avisé esta mañana! ¡Qué falta de profesionalismo!
La limpiadora dio un respingo del susto. La puerta del ascensor se abrió.
―Lo siento, caballero. Me han dicho que vaya al comedor. Subiré en cuanto pueda.
―¡Se va! Pues esperé que vaya con usted. ―exigió malhumorado con un rostro de pocos amigos― Hablaré con recepción. Me pareció una falta de respeto todo esto.
Jungkook tiró del pomo y cerró de un portazo, pero esa súbita reacción por su parte hizo que la limpiadora cambiarse rápidamente de idea.
―No hace falta, caballero. No era mi intención... Voy enseguida. ―se excusó la mujer recogiendo apresuradamente un juego de sábanas del carrito.
―Se lo agradezco, pero me temo que me he dejado la llave en el interruptor. ―se excusó él.
―No se preocupe, tengo una llave maestra. ―le tranquilizó ella.
Dentro de la habitación, mientras la limpiadora comenzaba a cambiar las sábanas, Jungkook descolgó el auricular y marcó el 000.
―Hola, buenas noches. Necesito algo urgentemente… ―respondió― De la 515, le importaría subir un momento... Gracias.
A Jungkook le habían sobrado tres décimas de segundo para darse cuenta de que alguien había usado su ordenador. Desde que se le rompió el adaptador de corriente, siempre lo dejaba desenchufado. Lo tocó y estaba caliente. Él no sabía si era así de valiente, o así de imbécil. El caso es que instintivamente se dispuso a hacerle frente a aquella mujer sin pensar en que ésta pudiera esconder una pistola bajo el delantal.