Una extraña mestiza amnésica

Cap. 6: ¿Es una especie de broma?

Percy Jackson y los dioses del Olimpo pertenece a Rick Riordan.

Una extraña Mestiza amnésica.

(Penelope/Penny)
Luego de vencer a Equidna y Quimera, Artemisa insistió en quedarnos en el área y acampar, pues sentía a otro monstruo, en los alrededores.

—No es el monstruo que he sentido aquí. —dijo Artemisa —Tendremos que quedarnos en Connecticut, más tiempo, para poderlo cazar.

Bianca suspiró, mientras recogía su cabello en una moña. —Pues solo espero, que esto no sea igual, que lo ocurrido en la misión a Otris. Pude verlo todo, incluso desde la recepción de Caronte: Buscan al destructor del Olimpo y resultó ser un animal tierno y probablemente, ni siquiera usted misma, Lady Artemisa, conocía su identidad.

—Esta vez, estoy segura de aquello a lo cual nos enfrentamos, Bianca. —dijo Artemisa con seguridad, mientras que las Cazadoras, veían incrédulas y con la boca abierta a una de sus hermanas, hablándole a su Señora de esa forma y no ser regañada o castigada de ninguna forma.

Seguimos avanzando por Connecticut, siguiendo a Artemisa y a Phoebe, al ser esta última, también una especialista en seguir rastros.

—Esto no luce para nada bien, mi Lady —dijo Phoebe nerviosa. Estaba tensa, algo asustada. Sus piernas y espalda estaban tensas, agarraba el arco con muchísima fuerza y eso podría representar un verdadero desafío, si es que necesitaba atacar a algún enemigo, empuñando el arco.

Escuchamos un rugido y la tierra bajo nuestros pies, comenzó a retumbar. Gruñendo, golpeé el suelo con mi pie derecho, luego me arrojé al suelo y enterré los dedos en la tierra, causando que dejara de retumbar.

Eran gigantes.

De la forma más literal, que tengo para decirlo. Eran como Polifemo, pero varias cabezas más altos que él, eran diez y tenían armas de acuerdo a su tamaño. Al vernos, comenzaron a rugir de la risa, asegurando que iban a destruirnos, mientras compartían información con nosotras, que no le das a tu enemigo: Como que Gaia no había despertado, debido a la desaparición de mi versión masculina y que, como Jason Grace, jamás perdió sus recuerdos, ni fue enviados al Campamento Mestizo, al mismo tiempo que mi versión masculina estaba desaparecida y nunca llegó al Campamento Júpiter, entonces Gaia no podía resucitar.

Ahora, estábamos muy seguras de habernos topado al monstruo en Connecticut, escuchamos a Bianca soltar una maldición, al tiempo que hacía un rápido Viaje Sombra, esquivando el garrote de un gigante y manipuló la sombra del gigante y el garrote, para correr a su alrededor, se fundió en las sombras, escaló por la espalda de otro gigante, llegó a su hombro y le cortó el cuello, saltó desde el cuello, empuñó el arco y desenfundó flechas, que comenzó a disparar contra otro gigante.

Golpeando el suelo, primero con un pie y luego con el otro, causé un temblor, que incluso trajo grietas y el suelo se desmoronó, bajo los pies de los gigantes, enterrándolos hasta la cintura.

Thalía llamó relámpagos, las Cazadoras dispararon flechas de plomo y antes de que los relámpagos llegarán a los gigantes, yo traje hasta seis olas marinas, mojándolos y provocando que los relámpagos fueran aún peores, para los gigantes.

Pero ellos, solo cayeron ante el Bronce Celestial de mi espada o ante la Plata Olímpica de los cuchillos de las Cazadoras, volviéndose lentamente polvo dorado.

Pero esos no eran todos los gigantes y escuchamos un grito de felicidad y reconocí a una de las personas, que estaba cabalgando sobre uno de aquellos Pegasos: Cabello negro y largo, atado en una larga trenza: Era esa chica del Spa de C.C... ¿Reyna o algo así?

Saltando de su Pegaso, un chico de cabello rubio y ojos azules, lanzándose sobre los gigantes y cortando el cuello de uno de ellos.

Thalía miraba al chico, con un rostro desencajado por la sorpresa. Yo me apresuré a su lado y le toqué el hombro. —Él... él es... mi... hermano Jason. Jason Grace, pero él desapareció... mamá lo dijo.

—Jason es entonces hijo de Júpiter, si es que los relámpagos y le viento nos dan una pista. —Artemisa cambio físicamente y un escalofrío me recorrió la espalda, cuando ella agarró mi mano, un nombre apareció en mi mente: Diana. —El Campamento Júpiter es a donde van los Mestizos de padre o madre Romanos.