vecina ardiente (𝘉LANK 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘦𝘳𝘪𝘦𝘴)

IV

¡¿Por qué hice esto!? Es la frase que se repetia en mi mente, debería estar cambiandome pero un impulso de lujuria me hizo salir para que Ar-Nueng me viera de nuevo pero, la forma de como reaccionó solo me puso nerviosa.

Ella cubrió sus ojos con las manos, luego me pidió que entrará a cambiarme cosa que hice, al cerrar la puerta di un largo respiro para después llevar mi mano hacia mi corazón que latía como loco, esta vez me puse nerviosa pero, yo seré la mujer de Ar-Nueng de eso estoy segura.

Pasaron veinte minutos desde que me puse a esperar a mi vecina en el sillón, cuando ella por fin salió del baño.

— Sigues aquí, deberías ir a ver si tu abuela ya está en tu departamento —se sienta al lado de Nueng.

— En un momento iré, antes de eso quería que sepas sobre porque decidí salir y que me vieras desnuda — levanta la mirada para observar mejor a la mujer mayor.

— Nueng, no hace falta que me des explicaciones ya que no las busco, entre nosotras no puede pasar lo que estas pensando, eres mi vecina y ya.

— No lo acepto, yo seré tu mujer, ya lo decidí y no me rendire hasta lograrlo.

— Eres terca niña, primero me dices que me amas y ahora que serás mi mujer. Mejor deberías ir a dormir nos vemos mañana.

Mi pequeña vecina no dijo nada, solo se acercó a mí dejando un cálido beso en mi mejilla que me dejó confundida.

Cuando se fue, los pensamientos de ella desnuda llegaron, es una línea que no deberíamos cruzar porque somos vecinas y soy mayor que ella.

Pero, será verdaderamente malo si lo hacemos, si es solo deseo estaría bien, si ambas estamos de acuerdo en que sea solo sexo y ella prometa dejar ese tema de que me ama podríamos hacerlo.

Estaba teniendo un conflicto interno por saber si debería hacerlo con ella o no, mejor iré a dormir.

A la mañana siguiente me quedé esperando a Nueng, seguro me saludaria como hace todos los días, pasaron minutos que se volvió una hora, llegué a la conclusión que se habia ido a la escuela muy temprano o me estaba evitando por lo que pasó ayer.

No le di más vueltas al asunto, decidí pintar para despejar mi mente cosa que me funcionó ya que sin darme cuenta era la hora en que Nueng regresa. Salí otra vez para esperarla pero me termine encontrando con su abuela.

— Hola, vecina, déjeme ayudarle con esas maletas.

— No hace falta querida, de hecho estaba por ir a buscarte porque quería pedirte un favor.

— Dígame con gusto le ayudó.

— Pues viajaré por el fin de semana, es un viaje muy importante así que el favor es si pudieras vigilar a mi nieta, ella es mayor pero aún así necesita quien la cuide.

— Agradezco su confianza, claro puede contar conmigo para cuidarla, vaya con cuidado.

— Muchas gracias, no te lo pediría pero mi nieta parece que te quiere mucho y te tiene confianza, cualquier cosa llamame.

Me despedí de la abuela de Nueng, era un poco extraño que siendo una persona que apenas conoce me deje a cargo del cuidado de su nieta pero, seguro noto que Nueng es muy apegada a mí.

— Ar-Nueng qué haces aquí.

— Estaba esperándote, tu abuela me pidió que te vigilara el fin de semana.

— No pude despedirme de ella es una pena, además no necesito que me cuides ya soy mayor.

—  Le dije a tu abuela que lo haría, así que puedes pasar a mi departamento, podemos ver una película o si quieres hacer algo más.

— La película está bien — le entrega su mochila a la mujer mayor.

— Qué pesada está.

Nueng decidio que película veríamos, era una de comedia, me parecio bien y normal ya que ella sería capaz de poner otra cosa.

Cada que reía no podía dejar de verla, tenía una risa muy hermosa, no sé en que momento deje de prestarle atención  a la película para solo concentrarme en mi vecina.

Ella seguro se dio cuenta ya que paro la película y volteo a mirarme.

— No te gusta la película.

Nueng no dejaba de hablar, y yo solo podía ver como sus labios se movían, por impulso me acerque a ella juntando nuestros labios.

A los segundos reaccione y me aleje, ella solo me miraba sorprendida pero lo que hizo después me  término por sorprender a mí.

Se subió en mi regazo mirándome de frente y me besó, yo subi mi mano hasta su nuca queriendo que el beso durará más.

Esta pequeña mujer me había hecho perder el juicio, solo estaba pensando en besarla.