vecina ardiente (𝘉LANK 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘦𝘳𝘪𝘦𝘴)

VIII

Sentía que iba a enloquecer por culpa de está  mujer. Las caricias y besos apasionados se estaban volviendo repetitivos pero, seguían siendo fuente de excitación.

— Tu cuerpo está tan caliente que el hielo se derrite tan rápido — pase mi mano por su entre pierna, sus fluidos estaban esparcidos por todos lados. Introduci dos dedos dentro de ella y en respuesta a mi acción Nueng, solo gemia.

— Ah, ah... Más.

— Lo que me pidas —  me apresure en ir más rápido con mis dedos en su zona, mientras con mi mano libre iba hacia su cuello apretandolo con cuidado de no lastimarla

Yo también soy nueva en todo este mundo, más ahora que hay muchas formas de hacerlo y lo que prefiere esta chica que en cierto modo me gusta pero, no deja de asustarme con que puedo hacerle daño sino tengo el cuidado necesario.

Regrese de mi trance, mire a Nueng que estaba temblando debido a que acaba de tener otro orgasmo.

Esa noche lo hicimos hasta donde me permitió la fuerza que tenía, tener sexo con alguien menor es agotador en cierto modo.

(...)

Deje un lado mis pensamientos de cuando lo hice con ella las primeras veces. Ahora estaba recostada al lado de ella a pesar que dije que no lo haría, sentí los brazos de Nueng rodear mi cuerpo.

— Qué tanto piensas sexi vecina.

— Solo recordaba como llegamos hacerlo por tercera vez.

— No me digas que ya me estas empezando amar, ya sabes de mi parte que te amo desde la primera que te vi, por eso decidí entregarme a ti Ar-Nueng, mi corazón te pertenece.

— Mi hermana, me invitó a un picnic que hará con los trabajadores de su empresa, si quieres puedes acompañarme.

— Eres una mujer única, ignorare que no hayas respondido a mi confesión pero, aceptaré tu invitación.

— Esta bien, ahora duerme ya que tiene clases en unas horas.

— Sí, ya me duermo, descansa Ar-Nueng, sueña conmigo.

Me dolió un poco que no haya respondido nada a lo que le dije a cerca de que yo le pertenecía, quite mis brazos de sus cuerpo para voltearme quedando mirando a la pared.

No pude evitar que algunas lágrimas salgan de mis ojos y se deslizen por mi rostro, puedo soportar todo por ella pero, cuando ignora algo que viene de lo más profundo de mí duele. Me limpie las lágrimas y cerré mis ojos con fuerza esperando que eso me calmara.

Sentí que mi vecina, se movía mucho hasta que sus brazos rodearon mi cintura y su rostro se escondía en mi nuca.

— No tengo un nombre para lo que siento, solo te diré que cuando pienso en sexo, te imagino a ti junto a mí, siendo nosotras dos nada más — aparte un mechón de cabello que me impedía ver mejor la nuca Nueng, le di un beso.

— Yo te voy a esperar, no me rindo así de fácil, haré que me ames mucho.

—  Me gusta la confianza con que lo dices —  acerque mi cuerpo al suyo, siendo su aroma lo último que sienta antes de que el sueño que vaya apoderando de mí.

(...)

Los días pasaron desde que le dije eso a Nueng, ella está más feliz de lo normal desde ese día. Todos los días viene a comer, duerme conmigo, incluso quería meterse a bañar junto a mí pero, eso ya sería mucho.

Estoy esperandola para ir al picnic de mi hermana, se tarda mucho, si se le ocurre dejarme plantada me enojare mucho con ella.

Mis ojos observaron cómo un hermoso auto se acercaba a mí, de el salío un hombre con traje que me saludo, me quedé sorprendida al ver como Nueng bajaba del auto, se acercó al hombre para agarrar la llave y se despidió de él.

— Mi papá, me regalo este auto pero, no sé conducir aún, así que tú me enseñaras.

— Tu papá debe tener dinero, pero es algo imprudente en dartelo si aún no sabes conducir.

— Lo sé, por eso quiero que me enseñes, ahora ya vámonos que se hace tarde — tira las llaves hacia las manos de Ar-Nueng.

— Sube, iremos al picnic, por cierto no salgas con tus cosas raras en frente de mi hermana y su esposa.

— Tranquila, no diré nada.

— Así lo espero de lo contrario te castigare.

— Eso suena excitante.

— Calmate, el castigo será que tú y yo nada de nada, de lo contrario si te castigo de la forma que quieres sería premio para ti.

— Eres tan mala.