II

4.6K 186 15
                                    

Ar-Nueng, podía ser tan mala  pero dejarme con las ganas, de solo pensar en que sería capaz de hacerlo me enoje.

— Te mataría, si haces eso, tú deber como mi ama es cuidar de mí eso incluye hacerme feliz.

Estaba por seguir hablando, cuando sentí sus dientes sobre mi cuello, primero me beso y luego me mordió, por mi cuerpo paso una corriente de electricidad.

La mire unos segundos, pero ella atrapó mis labios para comenzar a besarme, sentí como su dedo se deslizaba más y más dentro de mí.

Me seguía besando dejando mis gemidos ahogados entre nuestros labios, moví mis caderas al ritmo de su dedos dentro de mí, se sentía tan bien que no quería irme nunca de esta cama ni apartarme de esta mujer.

— Eres hermosa ( fueron las palabras que dije al separarme de los labios de la pequeña mujer, mientras movía mis dedos dentro de ella)

Los sonidos de placer que emitía eran una hermosa melodía que solo yo podré escuchar.

A los minutos ella llegó al orgasmo, se tumbo boca abajo mientras respiraba fuertemente para controlar su cuerpo que temblaba gracias a lo buena que era yo.

Le di otra nalgada para después ponerme a su lado — Te deje agotada verdad.

— No, puedo hacer esto por mucho más tiempo así que otra ronda?

— Qué traviesa, pero no, ya es tarde y la señorita tiene que regresar a su departamento.

— ¡No quiero, decidí que dormiría aquí!

— No hagas tanto ruido, tu abuela podría saber que estas aquí.

— Entonces dejame dormir aquí, por favor.

La pequeña mujer repitió esa frase muchas veces que al final me rendí, recordé que la otra vez que lo hicimos había dejado su uniforme así que podía ponérselo y decirle a su abuela que se fue temprano a estudiar y no sospecharia.

— Esta bien, puedes quedarte a dormir, yo dormiré en el sillón y tú aquí en mi cama.

— ¡No!

— Cierra esa bella boca tuya, nos van a descubrir.

— Acabamos de hacerlo por tercera vez, puedes azotarme pero no quieres dormir en la misma cama.

— Tú ganas dormiré contigo, pero no hagas cosas raras.

La pequeña mujer sonrió, luego se apartó de la cama dejándome espacio para recostarme y así lo hice, voltee mi cuerpo dándole la espalda.

— Descansa sexi vecina — rodea el cuerpo de Ar-Nueng formando un abrazo, recuesta su cabeza en la espalda de la mayor.

— Te dije sin hacer cosas raras y esto es raro.

— Solo es un abrazo, esto no hará que te enamores de mí.

— Tienes razón, que descanses.

No pasó mucho tiempo para que las ganas de dormir se apoderen de mí, mis ojos comenzaron a cerrarse siendo mi último pensamiento cuando conocí a mi vecina.

Hace dos meses atrás.

Regresaba de hablar con mi hermana Sam, había organizado un almuerzo para que conozca mejor a su esposa, debo admitir que esas dos suelen ser muy empalagosas y demasiado afectuosas.

Estaba por entrar a mi departamento cuando observe que una chica estaba luchando con una caja al parecer estaba pesada.

Me iba acercar para ayudarle, pero ella tropezó así que por impulso la atrape con mis manos haciendo que perdiera el equilibrio y terminemos ambas en el suelo, ella debajo de mí.

— Hola.

Abri mis ojos y la mire, era muy hermosa, nos quedamos mirando por dos minutos hasta que fui conciente de su mano en mi abdomen — Hola, vecina, podrias levantarte estar en el suelo no es lo mío.

— Perdón, soy algo torpe, encantada de conocerte vecina.

— Dejame ayudarte con esta caja, no quiero que te vuelvas a caer.

— Muchas gracias — que vecina más sexi me ha tocado, y es mayor, la haré mi esposa.

vecina ardiente (𝘉LANK 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘦𝘳𝘪𝘦𝘴) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora