XII.

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Último fin de semana en Hogsmeade antes de los exámenes y a pesar de ello, se podía ver a más alumnos en los pasillos, en la biblioteca y en los jardines con los libros abiertos en el regazo que a los que iban de camino a divertirse. Irónicamente, este era mi primera visita a ese lugar.

No tuve que insistir mucho a Pansy y a Nott para que me acompañaran, de hecho, ni siquiera tuve que proponerlo, fueron ellos los que dijeron (después de una sesión inmersiva de estudios en la biblioteca la tarde anterior) de ir a "pensar en algo que no me provoque dolor de cabeza y ganas de aventarme de la torre de astronomía" según Pansy. Nott pensaba lo mismo y los tres nos fuimos a dormir con el plan en mente.

Partíamos en unos minutos, y justo antes de ello, Lupin había mandado a llamarme. Salí de la sala lo más rápido que pude y pronto me hallé frente a su oficina. Ni siquiera había dado el primer golpe a la puerta cuando la voz de profesor me dio el permiso de entrar, quedándome con el brazo extendido en el aire.

—¿Irás a Hogsmeade con Pansy y Teodoro?

—Buenos días por cierto —dije con una ceja alzada —Pero sí, iré a Hogsmeade con Pansy y Theodore —corregí.

—Me alegra que al fin me estés haciendo caso en algo.

—Tampoco es que tuviera elección —murmuré entre dientes.

—¿Cómo dices?

—Preguntaba por qué me mandaste llamar —disimulé con una sonrisa.

Remus me miró por unos segundos antes de indicarme que me acercara a su escritorio. Sobre la madera había un pergamino algo viejo y amarillento con aparentemente nada escrito y doblado casi en forma de acordeón. Sonreí al darme cuenta de lo que era

—¿Es lo que creo que es? —pregunté sin contener mi felicidad.

—Probablemente. ¿Qué es lo que crees que es?

—El mapa del merodeador.

Asintió lentamente con una enorme sonrisa.

—¿Cómo reconoces algo que nunca habías visto antes?

—Porque uno de sus creadores me lo describió con muchos detalles una vez. —dije recordando la anécdota que me había contado con mucha emoción.

—¿Quieres hacer los honores?

—¿De verdad puedo? —pregunté ansiosa.

—Inténtalo.

Tomé mi varita sin pensarlo mucho, me detuve a unos centímetros de tocar el pergamino con ella.

—Siento como si estuviera tocando una reliquia o un vestigio muy importante.

—Tampoco soy tan viejo —reprochó con el ceño fruncido.

—Lo siento.

Mi atención se centró de nuevo en el mapa, la varita tocó el papel...

Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

Y poco a poco, en unos segundos las letras en tinta vieja llenaron el papel. Los nombres de los creadores aparecieron en la portada, lo miraba totalmente fascinada.

Los señores Moony, Wormtail, Padfoot y Prongs presentan el mapa del merodeador —leí casi en un susurro. —Es aún más increíble de lo que imaginé.

Abrí el mapa con delicadeza, como temiendo que fuera a deshacerse en mis manos. Dentro de él, el color marrón de los dibujos de lo que parecían ser los pasillos y las etiquetas que mostraban el nombre de las personas me recibieron.

Snakes' SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora