69-El primer bañito

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*Dani*

-¿Así?-me preguntó Gavi después de cambiar su primer pañal a Aitana y yo asentí mirándolo embobada.

El sonrió llenando de besos a nuestra niña que tenía la barriguita al aire mientras su padre empezaba a vestirla.

-Ahora papi te va a poner el pijamita tan bonito que te ha comprado el tito Ansu, ya verás vas a estar guapísima mi vida-le dijo a la niña mientras la iba vistiendo con toda la delicadeza del mundo.

Quien lo iba a decir con lo bruto que era para todo.

La escena desde fuera era preciosa, a Gavi se le caía la baba con la niña y a mi con los dos.

-¿Cuando se le caerá?-pregunté señalando el cordón umbilical.

-El médico dijo que en unos días se caerá sólo-me dijo él y yo asentí.

-Que preciosa eres princesa-le dijo a la niña después de vestirla y se sentó en la silla dejándola a ella sobre la cama.

El médico todo a la puerta pasando con una libreta.

-Buenos días familia-dijo amable dándole su mano a Pablo que este apretó en señal de saludo-¿como va esta pequeña?-preguntó mirando a la niña.

-Muy bien doctor-contesté y el asintió sacando unos papeles.

-Vengo a daros el alta a las dos, las pruebas realizadas a la pequeña demuestran que esta completamente sana y también tú, asique podéis volver a casa-nos sonrió a ambos y nosotros ensanchamos nuestra sonrisa aún más.

El doctor nos dio el alta para que lo firmaramos y Pablo me ayudó a vestirme y coger las cosas que teníamos en el hospital.

-¿La coges tú amor?-me preguntó mientras el cogía un bolso con cosas de aseo mías y de la bebé y las bolsas de los regalos de nuestros amigos.

-Yo asentí cogiendo a la bebé entre mis brazos y bajamos al parking de hospital donde estaba nuestro coche.

Pablo guardo todo en el maletero para ayudarme a atar a la niña, que era aun tan pequeñita que la silla parecía enorme para ella y pusimos rumbo a casita, por fin.

********

Nunca había estado tan en paz como lo estuve cuando por fin acomodamos todo en casa.

Aunque Aitana tenía su propia habitación estos primeros meses habíamos puesto una cuna en la nuestra para ella.

Nuestra hija dormía plácidamente en ella mientras nosotros estábamos tumbados en la cama hablando de todo un poco.

Aitana parecía que iba a ser buena, porque estos dos días en el hospital no había dado ruido para algo que no fuese comer.

-Es increíble-me dijo Gavi acariciando mi abdomen que aún estaba algo abultado después del parto- es una sensación tan extraña, creo que jamás en toda mi vida había sido tan feliz-me dijo y yo sonreí asintiendo porque me sentía exactamente igual.

La verdad que después de todo, no había tenido ningún problema en el parto, ni un solo punto ni una sola complicación, y menos mal, porque sino la historia hubiese sido muy diferente.

Aitana lloriqueó un poco llamando nuestra atención y su padre no dudó en levantarse de un salto para ir a buscarla.

-Mi niña buenos días, estamos en casita, ¿tienes hambre verdad princesa?-le preguntó mientras la cogía para dármela- mamí te va a dar tetita amor, no llores papá está aqui-le dijo a la bebé mientras yo me bajaba el tirante de la camiseta.

JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora