Capitulo Trece: Nuevo integrante

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Me levante gracias, a que unas manos pasan por mis mejilla, por estas sensaciones, abro los ojos, puede ver como Christopher, esta acostado a mi lado, con uno de sus brazos sosteniendo su cabeza, en ese preciso momento, me pierdo en sus ojos azule...

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Me levante gracias, a que unas manos pasan por mis mejilla, por estas sensaciones, abro los ojos, puede ver como Christopher, esta acostado a mi lado, con uno de sus brazos sosteniendo su cabeza, en ese preciso momento, me pierdo en sus ojos azules, si ustedes viran sus ojos como yo los veo, me entenderán, todo lo que siento cuando veo sus ojos.

El pone su pulgar en mi labio inferior, mis ojos viajan a sus labios a lo cual puede ver como el se muerde su labio inferior, luego miro sus ojos, en ese preciso momento su dedo acaricia mi labio y los baja para dejarlo en el final de mis labios, en eso el sonríe

-me puedo considerar adicto, a tus malditos labios-. Dijo este con esa maldita sonrisa en la cara que a cualquiera puede matar

-Claro como no, tu y tus mentiras-. Dije, para luego ver como crese su sonrisa en mis labios, a lo cual yo quito sus manos de mi cara

-No sigas, sé que lo dices, porque soy un maldito mentiroso, que no se lava la boca-. Dijo el, a lo cual yo solo suelto una risita, pasa su brazo por mi cintura y me abraza

-hazte para allá-. Dije con una sonrisa en la cara, el solo me pega más a su cuerpo, a lo cual puede sentir como su nariz queda en mi oreja

-no-. Dijo en forma de susurro a lo cual yo solo me estremezco a lo cual el suelta una risa

-me tengo que ir, tenemos que ir a la prepa-. Dije a lo cual el suelta una risa, y me suelta a lo cual yo me siento en la cama

-te acompaño-, contesto el, yo lo volteo a ver

-no es necesario-, Hable de un de repente, el separa de la cama para ponerse unas Birkenstock Slippers Boston, de color hueso, yo tengo unas pero las mías son como color chocolate, termine de ver sus sandalias, para subir mi vista a sus pantalones grises, a lo cual me sonrojo y subo mi mirada a su cara

-si te voy a acompañar, no me importa que no quieres, y esto es mañanero-. Dijo el muy serio, al ultimo sonrío, a lo cual yo solo sonrió y niego con la cabeza

-esta bien-. Dije parándome a lo cual el sonríe, ya sabe que gano

-que buena chica-. Dijo caminando a la puerta, yo solo lo seguía, bajamos y caminamos a la puerta, el la abrió y salimos el cerro la puerta y caminamos hasta mi casa, que esta al frente a la cual llegamos rápido, yo saque mis llaves y abrí la puerta, terminado de abrí me volteo a verlo

-gracias, de verdad-. Dije con una sonrisa, puede ver como el sonríe y se acerca un poco a mí

-yo solo que estes bien, no quiero verte sufrir-. Dijo el tomándome de las manos y dándome una sonrisa a lo cual yo sonrió por inercia

-que divino, me salió usted, dejo de ser un orangután, para ser un mono-. Hable, a lo cual el solo sonríe por lo que digo, a lo cual el me suelta una de mis manos y la pone en mi mejilla

-pero soy un simio sexi, que si puede hacerte sudar-. Contesto, pegando mas su cara a la mía, yo solo muerdo mi labio

-claro, cualquiera me puede hacer sudar -. Conteste a su ataque a lo cual puede ver como el pasa saliva, bingo si que este chico es muy celoso o simplemente es muy competitivo

El rojizo peligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora