"𝑬𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒓 𝒚 𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 ♡..." (AdamxLute)

🥀Despertar celestial 🥀

𝑷𝒐𝒗'𝒔 ☙𝑨𝒅𝒂𝒎☙

- Mierda - digo con enojo al escuchar por cuarta ocasión mi maldito despertador.

Lo agarro y lo tiro contra la pared para luego levantarme. Igualmente ya estoy despierto, no me gusta levantarme temprano, pero tengo que entrenar a las exorcistas casi todos los días; es parte de mi rutina.

Mi habitación es muy grande, tengo una cama matrimonial con sábanas blancas y una almohada rellena de plumas. Las paredes son blancas, combinadas con tonos grises por el polvo y la mugre que se acumula en ellas, tengo también un gran cuadro colgado en la pared con una foto mía y la frase; "no hay nadie mejor".

Pues es obvio, ¿qué imbécil es mejor que el primer hombre? Poseo un gran armario donde tengo colgadas varias túnicas de diferentes colores y diseños, además de unos cuantos pantalones y camisas. Junto a mi cama está un escritorio de madera y sobre él tengo mi máscara: la cual es mi marca distintiva, una extensión de mi ser. Es de color negro profundo, con cuernos imponentes que se alzan hacia arriba, infundiendo temor en aquellos que se atreven a mirarme. Los ojos y la boca dorados, como fuego líquido, reflejan mis emociones y mi determinación. Es una máscara que oculta y revela a la vez, una herramienta de protección y poder. Cuando la llevo puesta, soy más que un simple individuo; soy Adam, el primero y el más temido en el cielo.

Tomo una tunica blanca con una gran "A" en el pecho y agarro mi máscara del escritorio. nunca pienso mucho en qué ponerme, todo me queda bien a fin de cuentas. Lo único que siempre uso es mi máscara, durante los exterminios la uso para infundir terror, pero en mi vida diaria, la uso para que el maldito sol no me queme los ojos. Me dirijo hacia el baño de la habitación y tomo una ducha rápida; ya es un poco tarde y no quiero escuchar otro de los sermones de Sera acerca de la puntualidad.

El baño tiene baldosas blancas, al igual que las paredes; dispone también de regadera y una bañera.

Salgo del baño y me pongo mi túnica, para luego bajar las escaleras y dirigirme a la cocina; preparo un pan tostado y lo como con mermelada y una cerveza. No me gusta cocinar, siempre tengo la nevera llena de cervezas, golosinas y carne, cualquier cosa que no requiera mucha preparación para comerse.

Me pongo mi máscara y salgo de mi casa rápidamente y empiezo a caminar sin prestar atención a mi alrededor. Conozco el cielo a la perfección y no hay nada que no haya visto antes. El cielo está lleno de brillo. Los edificios, por lo general, son blancos o dorados; el piso es reluciente y la gente es alegre... Cosa de todos los días.

¡Ay no! Allá adelante está Sera, y yo que no quería encontrármela tan temprano.

- Hola y adiós, Sera. Me tengo que ir, nos vemos luego - digo con una sonrisa forzada mientras trato de quitármela de encima.

- ¿A dónde con tanta prisa Adam? - pregunta con seriedad - Espero que todo esté en orden.

- Si, todo está bien. Solamente voy a ver a las nuevas reclutas, ¿tú qué hacías? - digo con frustración al ver que no podré escapar de esta conversación.

- Papeleo, cosas administrativas - aclara la garganta - Por cierto estoy esperando el informe sobre tus actividades anuales.

- Mi informe... Justo estaba haciendo eso antes de venir aquí, te lo enviaré cuando esté listo - obviamente no he hecho una mierda, pero al menos así no me joderá la vida por un buen rato.

- Bien, espero que incluyas el incidente que tuviste - cruza los brazos.

- ¿Qué incidente?, ¿fue una cagada? Porque si fue una puta cagada, entonces no fue mi culpa - trato de recordar que ocurrió, pero no tengo idea de qué habla esta perra.

- Verás... - se acerca a mi oído - Casi te cargas a un demonio que por acuerdos con el infierno es intocable - susurra.

- Ya recuerdo, pero no fue mi culpa. Ese imbécil se atrevió a desafiarme - le reclamo por echarme la culpa - Ese maldito bastardo creyó ser capaz de derrotarme y yo sólo lo puse en su lugar - digo con convicción.

- ¡Es un pecado capital! - alza la voz. Afortunadamente el lugar dónde estamos está vacío - Sabes perfectamente que si los acuerdos se rompen, podría ocasionar un desastre - recobra la calma.

- Pero qué querías que hiciera, como dije el me atacó primero - cruzo mis brazos con molestia.

- Espero una explicación detallada en tu informe - me mira con una expresión de enojo - Definitivamente necesitas a alguien que te guíe en tus labores para que no cometas errores - suspira - Sabes lo delicado que es este penoso asunto.

- Lo sé, lo sé. ¡Cielos Sera! No tienes que reventarme las bolas con eso, yo sé cuál es mi trabajo.

- Bien. Me alegro que lo sepas. Espero no lo olvides y vuelvas a cometer otra acción irresponsable - saca su reloj de bolsillo - Debo irme, tengo una reunión con la corte. Adiós Adam - despliega sus alas y emprende vuelo.

- Adiós - bueno ahora debo darme prisa, si no llegaré más tarde de lo previsto.

Sin darme cuenta he llegado al castillo, uno de los lugares más importantes del cielo. Es un palacio realmente grande, más grande que cualquiera que haya en la tierra.

Entro y comienzo a caminar por los pasillos, al igual que en el exterior todo está reluciente y limpio. Hay varios ventanales, por lo que entra mucha luz solar. Me adentro al salón donde se encuentran las reclutas y observo un cuadro de mi persona colgado en la pared.

Fue hecho cuando morí y ascendí al cielo. Recuerdo ese día como si hubiera sido ayer; fui la primera alma humana en el cielo y por lo mismo realizaron una gran fiesta en mi honor. Me quedo en mis pensamientos por un momento hasta que una voz me interrumpe.

- Buenos días, señor - oigo una voz que me habla con cierto nerviosismo.