1

4.4K 309 146
                                    














Es la cuarta vez en la semana que le pregunta a su mamá si puede faltar a la escuela. No, no se siente enfermo ni tiene alguna prueba para la cual no estudió, y obviamente eso su mamá lo sabe, por lo que al igual que las tres veces anteriores, se niega al pedido de su hijo.

Muchos podrían creer que la escuela no le gustaba, pero al contrario, él amaba la escuela. Y quizás esa era la razón de sus problemas; su gusto interminable por los libros de la biblioteca, sus notas perfectas, su primer lugar en la tabla de calificaciones. A Jeongin le gustaba creer que esa era la razón por la que sus compañeros -y el resto del recinto escolar- lo molestaban a diario, quería creer que era eso y no que él tuviese algo malo de por sí que llevaba a todos a odiarlo.

Trataba de no pensarlo, en realidad. Sólo le quedaba un año para terminar sus clases y podría ir a la universidad y quizás conocer gente, que al igual que él, amara estudiar. Podría conocer amigos de su edad y no sólo tener de amigos al grupo de su hermano mayor.

Un poco le avergonzaba ese hecho, que sus únicos amigos en realidad fueran amigos de su hermano, que tuviesen algunos años más que él, que estuviesen en la universidad y no poder verlos a diario. Por otro lado, era un hecho que le encantaba. Los amigos de su hermano eran tan buenos con él, siempre llevándole regalos, invitándolo a salir, tratándolo con amor y cuidado.

Suspiró en el portón de su escuela, agarrándose de las tiras de su mochila y comenzó a caminar a paso lento a sus clases, aún le quedaban quince minutos para ingresar, tenía tiempo de sobra de llegar a acomodar su pupitre y preparar sus lecturas para el día.

No le sorprendió el hecho de encontrar tachones y notas con insultos en su banco, decidió hacer lo que mejor sabía hacer en sus horas de clase: ignorarlos. Sabía que eso los hacía enojar aún más, pero no era fan de la confrontación. Tampoco quería que lo vieran como débil, que encontraran más razones para molestarlo.

Respiró hondo, limpió su banco y se sentó para comenzar con la lección.

Esa paz le gustaba, la que tenía en ese momento en el receso mientras estaba sentado en la biblioteca leyendo un libro de ciencia ficción. Quedaba una clase más y ya podría irse a su casa. Ya tenía ganas de llegar, comer algo y quizás mirar alguna película; sabía que tanto su hermano como sus amigos estaban en época de exámenes en la universidad y al no tener amigos de su edad, no le quedaba otra que pasar sus días solo.

Terminando la última clase, tomó sus pertenencias y salió lo más rápido que pudo, mientras más rápido llegara a su casa y saliera del infierno que era aguantar a sus compañeros, mejor.

En la entrada del colegio, justo a unos metros de la entrada principal, fue inevitable mirar la motocicleta negra que estaba ahí estacionada. Le pareció conocida y supo que estaba en lo cierto cuando el chico que la estaba montando, se bajó y sacó su casco.

—¡Innie! —gritó él con una sonrisa, y Jeongin corrió a su encuentro.

—¡Channie hyung!

Se abrazaron unos segundos, con Jeongin tratando de evitar las miradas curiosas de sus compañeros. Bangchan solía ir a buscarlo algunas veces cuando se juntaban en la casa de alguno de los mayores y Jeongin al día siguiente tenía que aguantar las preguntas en su salón.

¿Quién es ese chico? ¿Tu hermano? ¿Por qué alguien tan guapo vendría a buscarte a tí?

—Sabes que estamos en exámenes y no podíamos juntarnos, pero hoy decidimos comer y ver unas películas en casa de Changbin ¿Quieres venir? —preguntó Bangchan— Tu hermano ya está allá con los demás.

come back to me, please    𔘓̸    [ hyunin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora