CAP 7

43 14 0
                                    

Dante siguió a Eduard por casi todo su recorrido, detrás suya, como un depredador analizando a la presa. Pero no lo hacía muy bien del todo...

En muchas ocasiones Eduard sospechaba que lo seguían.

Como cuando estaba entrenando en un parque, Dante lo perdió de vista y Eduard estaba casi que por si espalda.

O cuando fue a un restaurante por una simple bebida. Dante casi lo tratan de secuestrador, Eduard casi lo nota.

Y muchas más, parecía que mantener discreción no era lo suyo...

Solo lo seguía con un objetivo, no muy interesante ni inteligente. Ver el porque a Alisson le atraía de cierto modo Eduard. Tal vez solo por curiosidad y algo de rencor, de ahí en fuera no se sabe.

Así estuvo un buen rato, hasta que Dante ya se canso de seguirle, estaba apunto de irse como si nada, pero una llamada lo delató, su teléfono sonanba sin parar, Dante sin mucha opción corrió sin mirar atrás, sintió que alguna pertenencia suya se cayó mientras corría, pero optó por dejarla.

Ya seguro de que Eduard no lo había notado contesto la llamada.

—Si? Claro ahí estaré... No he cambiado de opinión. Si, adiós!—

Dante sentía el corazón en la garganta. Quizás porque corrió más de 2km para estar seguro.

De todas formas no había descubierto nada.

Dante se dirigió a su antiguo departamento y con un último vistazo cerro la puerta. Le entrego las llaves al dueño y se marchó de ahí. Ya era hora de que se despidiera de ese lugar, y se acoplara a su nuevo apartamento.

—Hola! Ya se decidió eh?—

—Si, de todas formas lo iba a hacer.—

—Claro, en fin le hemos ayudado con sus cosas, y no se preocupe por las visitas. Siempre le avisaremos de antemano para que no se incomode.—

—Genial, muchas gracias!— Dante se despidió de la recepcionista.

Al llegar a su cuarto se sintió muy cómodo. El aroma a tierra húmeda del exterior ya ni era un dolor de cabeza para él.

Estuvo ordenando un par de cosas hasta que la hora de ver a sus amigos llegó. Se arregló un poco para verles y se retiró del apartamento.

Ya reunido con sus compañeros fueron a comer. Nada del otro mundo. Disfrutaron de una deliciosa cena y charlaron sobre infinidad de cosas.

Pero algo no le resultaba bien, se sentía mal. Quizás los recuerdos con Alisson, o el que a él lo cambiaron. Muchas cosas en su mente lo seguían deteniendo.

—Dante, sabes que tienes a tus amigos verdad?— Un compañero a su lado lo vio muy decaído por lo que se atrevió a sacarlo de su nube.

—Lo sé... Gracias.—

Los amigos de Dante se acercaron más a él y le sacaron una que otra sonrisa, después de la tormenta viene la calma. Aunque primero está el diluvio.

Ya más tarde todos tomaron sus propios caminos y se fueron, quedándose de ver mañana en clase. Esa noche Dante logro librarse de los problemas.

La mañana comenzó y Dante se sentía bien de nuevo, nada mal con él, hasta se levantó muy sonriente. Cuando llegó a la escuela pensó que todo estaría mejor, aunque para su mala suerte todavía le quedaban muchas cosas más por las que lidiar.

—Hola Dante! Me recuerdas?— La chica con la cual había hablado el otro día se acercó a él.

Dante la recordaba, para conservar su paz y eso tenía planeado decirle el no actuar en la obra en la que también se presentaría Alisson.

—Si oye, respecto a lo de la obra... Yo...— No pasaron ni dos segundos y la chica nuevamente volvió a interrumpirlo.

—Si, escuché los rumores, pero no hay de que preocuparse, actuaras como un enemigo, entonces no tienes el porque hablarle, no es perfecto?—

—Eh? No! Yo tenía pensado no ir!—

—Tu aceptaste no? De hecho te dije, que no podias arrepentirte, no tenemos tantas personas dispuestas a actuar. Solo está vez si? Porfa?—

Dante bajo la guardia aquella vez, y no es alguien que no cumpla con su palabra.

—Bien, pero no quiero problemas...—

—Dicho y hecho! Te veremos luego de clases si? Ahí te entregaré todo! Hasta luego!— Y otra vez Dante siendo ignorado.

<<En fin... Debería acostumbrarme...>> Dante se retiró de ahí a su clase.

Mientras las clases pasaban Dante seguía manteniendo tanta serenidad. Hasta se cambió de puesto para no ver desde la ventana a la que solía ser su amada novia. Después de todo no le veía nada interesante a Eduard, Alisson se lo perdía según él, pero sin dudas escondía el dolor que sentía.

Al finalizar sus clases Dante fue a dónde la chica anteriormente le había informado. Fuera de las clases de danza. Dante se mantuvo distante en esa zona, buscando por ahí se encontró a la chica, un tanto preocupada y alterada corriendo hacia él.

—Ponte ésto!— La chica le entrego un traje y una máscara a Dante. No sabía el por qué tanta preocupación, pero no dudo en ponérselo.

—Eh... Y el guíon..?—

—Solo sígueme e ignora a Alisson, está de malhumor, y creo que te podría matar si te ve, la razón no sé... Te trato de ayudar.— A Dante le intrigaba saber lo que ocurría, pero ya ni era de su incunvencia.

Después de recorrer los pasillos con suma rapidez llegaron al teatro principal. Ahí la chica dejó a Dante con otro grupo de personas disfrazadas. Sin mucha opción se colocó el traje y su máscara.

—Dante?— Alguien toco su hombro. Era un antiguo compañero de clases.

—Si...—

—Te enteraste de lo ocurrido?—

—Qué?—

El chico no pudo soltar lo que diría, de lo que todos se preocupaban, ya que comenzaron a dar instrucciones. Les dieron a entender que estarían dispersados en tres grupos, ellos estaban en el tres. Ellos serían los enemigos del primer grupo, el segundo sería el mediador y así. Una historia más compleja, solo que Dante no volvió a prestar atención. Intento hablar con el otro chico sobre lo que le iba a contar. Dante, entre tanto silencio era el único que hablaba, por lo que...

—Entonces tú chico, eres voluntario?! Excelente!—

—Si... Espera!? Qué?!—

Todos aplaudieron a su alrededor. Puesto que el estaría entre los protagonistas. Vaya suerte tiene.

—Okey, solo falta escoger a los otros dos protagonistas...—

—Yo me ofrezco!— Alisson a lo lejos se ofreció.

<<Mierda...>> Dante no corría con nada de suerte.

Ahora solo faltaba una persona. Nadie estaba dispuesto a hacerlo, hasta que una voz hablo por detrás de Dante.

—Yo puedo!— Ya era obra de alguien que lo odiaba desde el otro lado. Esa voz era la de Eduard.

Dante maldecía desde lo mas profundo de su ser a sí mismo. Las dos personas que le ocasionaron dudas, problemas y demás, ahora actuarían a su lado en la obra de la escuela, donde todo el mundo los vería.

—Bien... Estoy jodido, si me reconocen...— Susurró entre dientes.

Dos tontos enamorados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora