Reencarnado en Demon Slayer (Con un sistema)

Capitulo 10

Capítulo 10: Emboscada

La perspectiva de Nakamura Himari

Han pasado seis horas desde que atamos a Jubaku, pero no ha hecho ningún mérito para facilitar su liberación.

Aproximadamente la llegada del señor Yamashita y el joven Kamado será dentro de dos días, de no ser así, cumpliré con la última voluntad de mi señor y escaparemos de aquí.

¨Ah...¨

No puedo evitar suspirar con incomodidad al imaginarme un escenario así.

¨Parece que las cosas no salieron como las planeaste. ¨

La voz del cazador no alivio mis nervios, pero de alguna manera era divertido ver como intentaba escapar.

¨Todo sería más fácil para todos si cooperaras un poco. ¨

En respuesta a mis palabras solo recibí una mirada de aburrimiento, mientras que por mi parte hacía lo mismo.

Permanecí mirando por la ventana del comedor en dirección del camino que habían tomado para llegar a la ciudad.

"Me pregunto si todo estará saliendo conforme al plan. "

De alguna manera el señor Yamashita había logrado encontrarse con personas tan competentes ante sus ojos, cuando me entere esperaba ver hombres bien preparados, o por lo menos embajadores.

Gire mi cabeza fijando mi vista en el apresado.

Termine encontrándome con un niño todo flacucho y un jovencito que no puede contra dos mujeres.

Reí por lo bajo al recordar las palabras del señor, mientras sostenía una carta.

¨Valiosos miembros, que tonterías dices...¨

Mi visión se vio humedecida por un momento, pensando en todo lo que estaba mal.

"Y pensar que recibiríamos esta clase de castigo. "

Negue con la cabeza dejando se lado mis pensamientos tan pesimistas. Y mirando por última vez la ventana, deje salir un bostezo, muestra de agotamiento.

¨Sera mejor ir a dormir. ¨

Fin de perspectiva

Atravez del mar de nieve que cubría cielo y tierra, la presencia de nueve personas abrumaba la serenidad de la noche. Guardando en todo momento la intensión de llegar a su próximo destino en unos cuantos minutos, todos teniendo como misión el mismo objetivo.

Sus vestimentas completamente negras, buscando aprovechar el camuflaje natural del bosque, y coronando con unas dagas bien guardadas en cada extremo de sus cinturas, mantenían sus expresiones ajenas a sus pensamientos, sosteniendo en todo momento sus armas blancas.

En un momento dado, a tan solo unos metros de su destino, se escuchó susurrar a uno de ellos.

¨Parece que estamos por llegar. ¨

Los demás asintieron en comprensión, y mantuvieron mayor cuidado del ruido que provocaban sus pisadas.

Mas pronto que tarde, una casa oculta entre los árboles termino opacando su razón.

¨Increíble.¨

El descuidado comentario que se dejó oír entumeció las rodillas de sus acompañantes, y sus miradas acusadoras fueron dirigidas al responsable.

La expresión de culpa que reflejo el enjuiciado logro apaciguar el ambiente en un segundo, y tras pasar lo mencionado se empeñaron en hacer su trabajo. Entre todos rodearon la casa, asegurando el área de cualquier amenaza latente que pudiera sabotearlos.