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El último día de celo de Sunoo comenzó mal desde la madrugada

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El último día de celo de Sunoo comenzó mal desde la madrugada. Ambos se durmieron temprano por lo que a las 6 de la madrugada ya estaban despiertos.

Sunoo sudaba tanto que su frente y cuerpo estaban mojados. Su trasero necesitado, secretaba lubricante en cantidades.

Despertó a Jay en base a besos en su cuello y roces contra su pelvis porque prácticamente había dormido sobre él.

Cuando Jay despertó también estaba sudado por el calor compartido y su pene estaba tan duro bajo el trasero de Sunoo que soltó un jadeo doloroso.

—Sunoo... —susurró deteniendo sus caderas.

—Alfa, estoy listo para ti, soy todo tuyo, por favor tómame.

La lengua de Sunoo se paseaba en su cuello dejando un camino de saliva y pronto comenzó a subir su camiseta.

El alfa de Jay estaba como loco. Jay apenas podía controlarse porque ya estaba excitado y los movimientos de Sunoo sobre su pelvis no cesaban.

—Sunoo, no tengo preservativos, no podemos, mi corazón.

Esa era una pequeña excusa. Jay tenía al menos uno en todo momento porque el peor error de todos sería dejar a Sunoo cargando sus cachorros cuando aún tenían años por delante de carrera, por lo tanto, Sunoo también sabía perfectamente que era mentira.

La casa estaba llena de preservativos como si nada.

Jay no se sorprendió cuando Sunoo se incorporó y de debajo de la almohada sacó un preservativo que puso entre sus dientes. El omega sonrió y balanceo sus caderas sobre Jay sacándole un gruñido de necesidad. Luego, dejó caer el preservativo sobre su abdomen y mordió su carnoso labio inferior, con una mirada provocadora que el alfa no pudo dejar pasar.

Rodó sobre la cama sacándole una risita a su omega y comenzó a besar su cuello sintiendo sus piernas rodear sus caderas.

No pasaba nada. Podía tener sexo con Sunoo siempre y cuando se cuidaran y además que muchas veces lo habían hecho sin estar ninguno necesariamente en celo. Sabían cuidarse y proteger sus carreras.

Su alfa estaba feliz ahora y sabía que el omega de Sunoo también lo estaría. Amaba hacerlo feliz y ahora que estaban en la tranquilidad de su habitación sin ninguno de los chicos levantado y merodeando por casa podían hacerlo tranquilos.

Jay restregó su pelvis contra el trasero de Sunoo, sacándole gemidos suaves. Las manos de su omega lo acariciaban bajo su camiseta por lo que no tardó en deshacerse de esta, así como la de Sunoo también. Bajó sus besos a su pecho, boqueando sobre este y lamiendolo en un camino directo hacia sus pezones que succionó y lamió con la punta de su lengua hasta tenerlos completamente despiertos y erguidos. Luego con sus dientes los tomó delicadamente y tiró de ellos escuchando los suaves y agudos gemidos de Sunoo con satisfacción.

Llevó sus manos al short holgado y ya mojado de Sunoo y lo bajó a través de sus piernas hasta liberar su preciosa erección. Jay no perdió su tiempo tampoco, y se incorporó sobre la cama para bajar sus pantalones. Para Sunoo, su erección era perfecta en tamaño y grosor, estaba lista para llenarlo y cumplir con sus demandas.

𝖠𝖫𝖨𝖡𝖨  ›  𝙀𝙉𝙃𝙔𝙋𝙀𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora