Estar completamente sola en el jodido fin del mundo, sí que era un asco.
Nyx Dixon deambula por Atlanta en busca de sus hermanos y cuando los encuentra, lo que le esperaba vivir junto a ellos no era para nada lo que imaginaba, pues un sin fin de em...
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⚝
EL ARTE DE PREPARAR CAFÉ se había vuelto el hábito favorito de Rick por las mañanas antes de ir a la estación, sentir el olor amargo entrando por sus fosas nasales aumentaba su serotonina después de haber discutido con Lori al salir de casa. Suspiró recordando el rostro de su hijo al escuchar todo lo que su madre soltaba en contra de él, Carl no merecía enterarse de los problemas maritales de sus padres. Es sólo un niño. Debía preocuparse por cosas triviales como su tarea o lo que jugaría al salir de la escuela. Pero todo se había complicado en el matrimonio Grimes y Rick no podía parar de pensar en una forma de arreglarlo o simplemente separase de su esposa sin perjudicar a su hijo.
Sumergido en sus pensamientos, Rick colocó la tapa al vaso tan distraídamente que derramó un poco de líquido sobre el mesón, rápidamente tomó un par de servilletas y limpió la superficie mirando hacia los lados para asegurarse de que nadie haya visto su desastre. Sin embargo, en una de sus miradas captó a través del espejo de las cámaras algo inusual, era una chica, vestía gorra logrando tapar casi la mitad de su rostro. Parecía desesperada metiendo algunos artículos dentro de su mochila y por alguna razón desconocida Rick no hizo nada. Es decir, era el sheriff del pueblo. Pudo haberla arrestado ahí mismo... o al menos haberle llamado la atención, pero nada de eso sucedió. Su desesperación por guardar algodones, gasas y alcohol etílico, entre otras cosas, le hizo pensar a Rick que había una razón importante que la llevó a realizar tal acto.
Dio un sorbo a su café y sin preguntar, ni presentarse ante ella, tomó la mochila de la chica y caminó a paso decidido hacia la caja de cobro. Se preguntó a sí mismo por qué hacía eso, por qué estaba pagando los artículos que una chica estaba pensando en robarse hace apenas unos instantes atrás, pero no consiguió respuesta. En cambio, el sonido de la puerta cerrándose contestó.
Se había ido.
Suspiró resignado a tener nuevo botiquín en la estación y cuando salió del establecimiento con la mochila en una de sus manos, ella lo paró en seco pues chocó su cuerpo con el suyo al no haberla notado parada ahí antes. Entonces miró su rostro por primera vez.
― ¿Cuál es tu nombre? ― Rick preguntó con la intriga carcomiéndolo por dentro, había ese algo en ella, que a veces es imposible explicar con palabras. No era porque fuese hermosa ni porque poseía ojos cautivadores... tal vez era porque parecía un libro abierto, podía deducir su vida y sus pensamientos con sólo mirar la expresión en su rostro. Ese vacío que lo arrastró a ella en un solo segundo.
― Nyxia... ― Respondió ella con sequedad unos instantes antes de arrebatarle la mochila de la misma forma que él había hecho y corrió por la acera hacia algún lugar desconocido para el sheriff.
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