Estar completamente sola en el jodido fin del mundo, sí que era un asco.
Nyx Dixon deambula por Atlanta en busca de sus hermanos y cuando los encuentra, lo que le esperaba vivir junto a ellos no era para nada lo que imaginaba, pues un sin fin de em...
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SONIDOS DEPUÑOS CHOCANDO CONTRA PIEL se escuchaban en el pequeño y oscuro cobertizo donde los hermanos Dixon torturaban a Randall, el chico que el grupo rescató hace más de un par de días atrás. Su herida había mejorado bastante a comparación de cuando llegó, por lo que de inmediato lo trasladaron al cobertizo para hacerlo hablar.
⸻ ¡Ya les dije! ⸻ gritó el chico con el rostro destrozado, la sangre caía de su boca con cada golpe que el mayor de los Dixon le propinaba. Junto a algunos golpes que ella misma le había proporcionado momentos atrás.
⸻ ¡Nada de ya les dije! ⸻ gritó Nyx esta vez, tomándolo por los hombros para sentarlo recargado a la pared de madera, haciendo que se golpee la cabeza en el proceso.
⸻ Apenas los conocía, ¡los encontré en la carretera! ⸻ siguió hablando pese al dolor.
⸻ ¿Cuántos hay en tu grupo? ⸻ preguntó la castaña de cuclillas, frente a él.
Él se negó a responder y Nyx suspiró, resignada a sacar el cuchillo de caza que tenía escondido en una de sus botas.
⸻ No, no, no, no, no... ⸻ pronunció el chico apenas lo vio ⸻ vamos, amiga ⸻ rogó.
Nyx de inmediato clavó el cuchillo con fuerza en el piso de madera junto a la pierna herida de Randall, quién gritó como si realmente se lo hubiese clavado en la piel ⸻ ¡¿Cuántas malditas personas hay en tu grupo?!
La ira comenzó a acumularse en el cuerpo de la castaña, se estaba cansando de no obtener respuestas y tenían que terminar hoy. Daryl observaba a su hermana con una expresión mezclada con orgullo y escepticismo, pues no querían dañar al chico de muerte.
⸻ ¡Treinta! Eran treinta tipos ⸻ finalmente habló.
Nyx dirigió su mirada hacia su hermano, quién le asintió para que ambos cambien de posición, siendo Daryl ahora quien se encontraba agachado frente al joven.
⸻ ¿Dónde? ⸻ preguntó, más Randall no respondió, de nuevo. Daryl, en respuesta, quitó la gasa que cubría la herida en la pierna y con el cuchillo que su hermana dejó clavado en el suelo comenzó a juguetear con la abertura de su lesión, logrando que este grite con total dolor y miedo.
⸻ ¡No lo sé, lo juro! ⸻ gritó entre dientes ⸻ Jamás nos quedamos más de una noche en un lugar.
⸻ ¿Quieren quedarse por aquí?
⸻ No, ¡no lo sé! ¡me abandonaron!
⸻ ¿Alguna vez te sacaste una costra? ⸻ preguntó Daryl, ganándose una pequeña risa de su hermana, quién los veía desde la puerta.
