El continuo frío de febrero se colaba entre las calles, abrazando a Mosses con una caricia gélida mientras contemplaba el imponente edificio de apartamentos frente a él.
Era un hombre joven, de alrededor de unos 25 años, con ojos cansados y ojeras pronunciadas, cejas pobladas y una expresión fatigada. A pesar del peso de sus preocupaciones, una chispa de esperanza ardía en lo más profundo de sus ojos mientras se preparaba para trabajar por el futuro que ansiaba.
Una semana había pasado desde que Francis comenzó su trabajo como portero del edificio. Durante esos días, había estado patrullando los pasillos, revisando las cámaras de seguridad y familiarizándose con los residentes. A pesar de la rutina agotadora, seguía dedicado a su labor, consciente de la importancia de mantener la seguridad y el orden en su nuevo entorno.
La obtención del trabajo había sido una dura desición para Francis.
Unos días atrás, había recorrido las calles de la ciudad en busca de empleo, con la esperanza de encontrar una oportunidad que le permitiera alcanzar sus sueños.
Pero el destino parecía burlarse de sus esfuerzos, cerrando oportunidades y dejándolo con un sentimiento de desesperanza que amenazaba con abrumarlo.
Con un suspiro pesado, Francis decidió acercarse al imponente edificio de apartamentos que se alzaba frente a él. Había escuchado que estaban buscando un nuevo portero, y aunque el trabajo no encajaba exactamente con sus aspiraciones, sabía que no podía permitirse ser exigente en su situación actual.
Al cruzar el umbral del edificio, Francis se encontró con el administrador, quien lo recibió con una mirada que evaluaba cada acción que este realizase.
Después de una breve conversación, Francis recibió la noticia de que el trabajo era suyo. Aunque no era el empleo de sus sueños, era una oportunidad para comenzar de nuevo y construir una vida estable tanto para él como para el cumplimiento futuro de su sueño.
Con un nudo en la garganta, Francis aceptó el puesto de portero y se adentró en su nuevo papel con determinación.
Sin embargo, lo que no esperaba era encontrarse con un desafío tan inesperado como aterrador: la presencia de un doppelganger en el edificio.
Según el departamento de detección este ser misterioso parecía moverse entre los residentes con facilidad, adoptando diferentes formas y sembrando la confusión y el caos a su paso.
Además, se le ordenó a Francis que como portero, debía encontrarse en la primera línea de defensa contra aquella amenaza. Contrario a sus deseos de evitar cualquier situación que pusiera en peligro su vida, se vio envuelto en un terrible acontecimiento.
En una noche de penumbra densa, mientras Francis Mosses patrullaba los pasillos del edificio, sus sentidos se agudizaron al tropezar con una escena macabra en una esquina sombría.
A lo lejos, entre destellos de luz tenue, divisó la figura distorsionada de un doppelganger, emanando una aura de oscuridad y malevolencia.
Con el corazón golpeando con fuerza en su pecho, Francis se preparó para enfrentarse al ser maligno, pero su reacción llegó demasiado tarde. El doppelganger se abalanzó sobre él con ferocidad despiadada, desencadenando una ráfaga de violencia y caos en el estrecho pasillo.
Francis luchó con todas sus fuerzas, cada golpe y arañazo infligiendo dolor y sangre. La lucha se convirtió en un frenesí desesperado, mientras el portero se esforzaba por proteger su vida y la de los inocentes residentes del edificio.
Justo cuando parecía que todo estaba perdido, Francis logró zafarse de las garras del doppelganger, corriendo hacia su oficina y sellando la puerta tras él. En su refugio temporal, el joven portero temblaba de agotamiento y miedo, sus pensamientos turbados por la violencia brutal que acababa de presenciar.
Afortunadamente, el Departamento de Detección de Doppelgangers (D.D.D) actuó con rapidez y eficacia, capturando al intruso maligno y poniendo fin a la amenaza que había acechado en los oscuros pasillos del edificio.
A pesar de haber escapado con vida, el encuentro dejó una marca indeleble en la mente de Francis, recordándole la importancia de permanecer vigilante en todo momento.
Aunque sus sueños originales de convertirse en lechero habían sido interrumpidos momentáneamente por circunstancias violentas y aterradoras, estaba decidido a enfrentar los desafíos que el destino le presentara.
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Reflejos entre espejos | Francis Mosses (milkman)
Ficção CientíficaEn un tranquilo pueblo rural, donde las calles adoquinadas parecen susurrar secretos ancestrales, vive Francis Mosses, un apacible vendedor de leche. Sin embargo, la monotonía de su vida se ve sacudida cuando comienza a notar extrañas coincidencias:...