PRÓLOGO

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—¿Realmente debo ir a esa escuela?—preguntó con voz temerosa el joven.

—Tn, ya lo hemos hablado, debes ir a un lugar de excluidos—respondió la madre—así de paso podrás socializar.

—Pero...

—Nada de peros, ya es hora de afrontar tus miedos—dijo firme la mujer—es por tu propio bien cariño.

El chico agachó la cabeza. Tn era de estatura 1,70, pelo negro y corto, con poderes de sombra que le permitían esconderse con facilidad. Algo que le ayudó a escapar de acosadores. Pero lo que más destacaba de él eran sus ojos color púrpura que algunas chicas consideraban preciosos y les atraía tanto que podrían tirarse largo rato contemplando. Eso ponía nervioso al chico pues siempre se sentía observado.

No tenía amigos ya que debido a su timidez, era difícil socializar. Y la cosa fue a peor cuando todos se enteraron de que tenía poderes, lo dejaban de lado, marginaban o nadie quería sentarse junto a él. El pobre chico solamente deseaba pasar una buena etapa escolar, divertirse, hacer amigos...pero todo eso le fue arrebatado. Se tiraba en su habitación largas horas llorando debido a su soledad. Y con el paso del tiempo aprendió que quizás no era tan mala, algo que evitó completamente hacer amistad.

Una sacudida le despertó, al abrir los ojos vio por la ventana del autobús como iban cayendo las gotas de lluvia. Dio un ligero bostezo, ahora lo recordaba todo. Estaba de camino a Nevermore, una academia para gente como él. Y para fortuna...el único estudiante excluido que viajaba allí era él. Una niña del asiento cercano al mirarle se quedó viendo sus ojos púrpura, esbozando una sonrisa hasta que su madre se percató y le echó una pequeña bronca.

—No le mires a los ojos, puede hechizarte—logró escuchar el chico.

Volteó la mirada al cristal antes de suspirar...de nuevo marginado.

Tenía miedo, estaba asustado, la academia podía ser muy peligrosa a pesar de tener él poderes. Y encima tendría que vivir allí, no tenía casa a la que ir después de clases. Suspiraba al pensarlo y ya los sudores empezaban a resbalar por su rostro, formándose en su frente.

Cuando el autobús finalmente paró, se percató de lo grande que era la academia. Además parecía un enorme castillo de esos de los libros de fantasía. El diseño le gustaba mucho, solamente esperaba que los compañeros fueran igual de buenos con él.

—Academia Nevermore—anunció el hombre.

Tn se levantó, recogió su mochila ante la atenta mirada de todos que parecían clavarse en él hasta que salió del autobús. Se colocó la capucha antes de bajar y tocar el suelo mojado. El conductor cerró las puertas y luego volvió a reanudar su marcha.

—Bueno...he llegado—pensó mientras empezaba a caminar bajo aquella lluvia—un día pasado por agua eh Tn—pensaba.

Le gustaba hacer chistes malos y juego de palabras en su cabeza, a fin de cuentas no tenía amigos, solamente se aguantaba él. No, no estaba loco aunque lo pareciese, solamente un chico sin ninguna amistad.

Caminó deprisa hasta adentrarse en el interior de la academia, cerró la puerta tras de sí y suspiró aliviado de estar bajo techo tras quitarse la capucha.

—Debes de ser Tn—escuchó una voz.

Era una mujer rubia, alta y con una sonrisa en la cara.

—Usted debe ser la directora—dijo casi en voz baja.

—Tu madre me ha hablado de tus problemas a la hora de bueno...socializar—comentó—no te preocupes, encontrarás en este lugar un hogar, te lo garantizo.

Y entonces llegó él-Enid x Tn x MiércolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora